Prensa. Diario Lider.
Álex Cabrera se quitó un peso
de encima. Luego de siete juegos y 29 turnos sin sacarla del parque, conectó su
jonrón número 21, con el que quebró la marca de 20 bambinazos impuesta por
Baudilio Díaz hace 33 temporadas.
Fue exactamente en el último
juego que disputaba antes de su cumpleaños número 42, a celebrarse mañana. El
marco era el siguiente: domingo familiar en el estadio Universitario, que fue
visitado por 6 mil 240 fanáticos.
Antes del encuentro, Alfredo
Pedrique advertía que al “Samurái” lo retarían sin temor.
El mánager de Caribes de
Anzoátegui padeció en carne viva, los cuadrangulares 20, tanto de Díaz como de
Cabrera. “Siempre ordenamos lanzarle. Los últimos juegos fueron televisados y
se puede comprobar que lo hicimos”, dijo el estratega, que el viernes pasado
había cruzado palabras con el slugger.
El abridor indígena, Daryl
Thompson, arrancó la primera entrada inconsistentemente. En un abrir y cerrar
de ojos llenó las bases, con boleto a Jamie Romak y sencillos consecutivos de
Carlos Sánchez y Salvador Pérez. Era un nuevo llamado a la historia para el
oriental.
“Cuando iba caminando a tomar
el turno, luego de haber visto que pararon al corredor en tercera y quedaron
los tres en base, me preguntaba: ‘¿Será que el jonrón 21 será un grand slam?’.
Pero eso lo pensé en un momento muy rápido”, explicó Cabrera.
En las sillas muchos
encendieron sus celulares; en los bleachers, nadie se quedó sentado. Todos a la
espera de la hazaña. Strike, bola y foul precedieron aquel envío del
norteamericano que aterrizó a mitad de gradas, por la izquierda. “Ya en el
home, Dios me dio la fuerza para pensar. Solo esperaba que me lanzara el
slider. Sabía que lo iba a soltar. Quería llevarla hacia al right field”,
explicó el monaguense. “Cuando di el batazo, dije: ‘por fin se me dio la
dicha’. Es una sensación increíble. No sabía qué hacer, si brincar, quedarme
parado o soltar el bate. Parecía un gato erizado”, continuó el slugger.
Cabrera recorrió el cuadro bajo
el coro de “Álex, Álex, Álex”. Al llegar al home, sus compañeros lo abrazaron y
felicitaron, uno por uno. La fiesta en Los Chaguaramos se había encendido.
Para el “Samurái” fue un
alivio. Desde hace días esperaba este momento. “Ya boté la gran presión que
tenía seis juegos atrás por dar el jonrón y hacerle swing a todos los pitcheos.
Ahora será más suave. Ojalá pueda extender este récord”, agregó.
El histórico batazo significó la única
producción en el juego para los Tiburones, que terminaron venciendo a los
Caribes, 4 rayitas por 3, guiados también por el lanzador Henderson Álvarez,
quien solo permitió una rayita en seis innings, en el triunfo 30 de los
escualos, ahora más cerca del round robin. “Ya rompí el mito de Baudilio Díaz y
ahora será el de Álex Cabrera. Vamos pa’ encima. Ahora nos toca clasificar y
llevar al equipo a la postemporada”, concluyó.