Prosa. Luis Borges.
Te sentí dentro de mí como aquel erizo frío,
ese erizo que reviste a quien ama sin pensar.
Avanzando de improvisto, sin anuncio ni permiso,
corazón de ágil latido, mirandina que ha de izar.
Te sentí venir al paso, siempre firme, siempre
erguido,
aguerrida siempre has sido, patria amada, mi
inmortal.
En ti siento que me hallo, heme aquí todo imbuido,
junto a ti espero mi muerte, vaya sublime final.
Y aunque no escogí tu cielo, vuelo raudo,
inalcanzable,
y aunque no escogí tu suelo y en él he de caminar.
Yo no escogí tu aire y mi aliento está en su
ensamble.
Yo no he escogido amarte, y he de amarte hasta el final.
Será el final tan sólo mío pues tú nunca morirás,
existiendo en las centurias, más allá de este
mortal.
Eres luz de quien te ama, sibarita al suspirar,
razón de aquel al que inspiras, razón de morir en
paz.
Te sentí al ver cada rostro barnizado de piedad,
reflejado en quien clamaba por tu justa libertad.
Te sentí en el rostro aquel, quien lloró tu
humillación.
Te sentí en cada silencio, sin libertad de
expresión.
No sé cuando fui consciente de cuán grande es este
amor.
Es amar a lo intangible, impaciente mi fulgor.
Ay! dolor que hoy sí me embarga, hoy al verte sufrir
más.
Maldito ha de ser mil veces quien tu sangre hizo
brotar.
Contén Dios mi alma bravía, pues estalla sin pensar,
queriendo ser aquel Aquiles, mirmidón al batallar.
Más, oscuras son mis noches al oír tu voz llamar,
pues se baten los olivos y sus hojas, sin cesar.
El compás del redoblante anunciando tempestad,
estremecen los olivos de paz y de libertad.
Y en tus suelos, yo mi olivo, he de dispuesto
cultivar,
evocando en cada hoja al caído en este andar.
Y así como yo de niño sentí amarte desde ya,
siento cerca la tormenta, oh! mi amada, mi inmortal.
El nombre de los que temen, los años olvidarán,
del que teme y sigue en lucha, de su nombre se
hablará.
Si pudiese dar mi vida al liberarte del tirano,
se que Dios no dejará a mi nombre abandonado.
Se tú, grande. Se tú, eterna. Cobra voz, tu
libertad.
Se mi patria y campo santo, sin mordaza, sin callar.
— con Rodrigo Diamanti Vidaurre, Sayo Rosales Alvarado, Kelly Natacha
Maldonado, Kelly Thamara Fernandez, Anabel Navarro Camero, Carlyana Arriechi,
Verónica Ruiz U, Daniel Pineda, Fatima Rios, Jesus Guache, Marieva Zamora
Irazabal, Eduardo Galindo Peña, Carlota Fernandez y Aura Sofia Dominguez
Perassi.
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