Columna. Marlani
Sánchez. @marlanisanchez
Caluroso,
pero sobre todo calórico. Mi carnaval. Lo que no comí en diciembre, me lo
tragué carnestolendamente, y eso sin contar los no menos de tres litros de
tizana que me mandé. Resfresco también tomé, dos vasitos de café, grande, del
café que venden en la panadería como grande, pero de refresco, pero eso nomás,
las dos tortas de cumpleaños tampoco cuentan porque imagínense solo Sasha
Fitness no se come la torta de su cumpleaños, salvo que sea de berenjena y
acelgas, pero las mías; profiteroles. Acuario, sí, acuario. Respeté la Ley Seca
y conseguí cabillas a 390. Vi cruzar una lagunota a nado, algo que los apureños
estaremos muy acostumbrados a ver y hacer, pero que en más de 15 años a mí, de
pana, no deja de impactarme, una hazaña que solo hombres como los de aquí
hacen, y que nadie me refute eso, ¿Trina Omaira? Ah no, no tiene rival. Comí
carne "calderiá" esa, ¡Ah vaina pá buena! "calderiá", jamás
la "caldereada" tendrá la misma sazón que la "calderiá",
hey, pero jamás. Apure, puro Apure.
El
monte, me fui pál monte con su contexto de esos hermosos paisajes que solo este
Apure puede regalarnos. Deleité la
pupila; buenísimas fotografías, buenísimas ellas también. El gran anaranjado
"sol de los venados". Sí, a mí también me "salaron",
imposible escaparse, corrí durísimo, pero que va...solo me concedieron el deseo
de que "con las gomas no", tan considerados ellos. Claro que antes
celebré el Día de Los Enamorados y Las Enamoradas, claro. Nahh, no hice
ejercicios, el entrenador me ha quitado el habla. No hice cola para echar
gasolina; mujer precavida vale por dos. No vi televisión. Embarrialé mis Under
Armour. Me eché bloqueador, del fino, sí.
Ya
eliminé esa foto de instagram, dejen el estrés, ¿No se la pasan mandando la
cadenita esa de que si la vida es como un lápiz que trae borrador pá echarle
borra a los errores o algo así? Bueno, ¡la eliminé! Un saludo a los que le
hicieron capture y a los que no, se la perdieron. El miércoles después del asueto
llegué antes de las 8 al trabajo. Ese mismo miércoles cumplió años una
compañera y no comí torta. Me parece que Michelle Lewin está aumentando de peso
un poco más de la cuenta, en serio. Lo juro. Me parece. Sí, bellísima, pero me
parece. En serio. Lo juro. Sí, bellísima, solo que como que se nos está
normalizando. Jugué pote y perdí. Tomé sopa a leña. Vi un Cedazo en vivo y
directo; lo agarré de la planta, que tengo que remojarlo dicen.
Me
salió una de esas cositas en la piel, esas que le salen a uno cuando aguanta
mucho sol, y a mí a pesar de los galones de Umbrella, ¿Cómo es que se llaman,
doctora? Vi un culto en una gallera, y viceversa. Abracé a mi madre y le he
dicho que la quiero. Es casi Semana Santa y escribo del carnaval. La casa sola.
El "ahora no se puede dejar las casas solas", el "no, yo no pude
viajar, ahorita no se pueden dejar las casas solas, se están metiendo en todos
lados", el "esa gente de El Tamarindo (o Serafín Cedeño, o Llano
Alto, o La Trinidad, o la que usted escoja), dejaron la casa sola una madrugada
(o solo tres horas) y los mudaron, hasta la nevera les llevaron", el
"y lo que cuesta ahorita un aire acondicionado", el "eso no se
veía antes", el "chica tú que eres periodista haz un llamado para que
hagan algo"...lo aguafiestas del carnaval. La bomba congelada en la
frente.
El
huevo podrido en la ropa. El tema de conversación recurrente. El miedo. El
hasta cuándo. El ya está bueno. El amárrense los pantalones. Que nadie quiere
dejar las casas solas. Que los que lo hacen se arrepienten. Que los malandros
no reparan en si la casa está sola o no. Que los amarran. Que cualquier
cantidad de denuncias. Que todo el mundo lo sabe. Que si no hay para comprar un
aire, menos para contratar un guachimán. Que hay gente cuya única tarea es
cuidarnos. Que ejecuten pues. Que haga un llamado. Que por favor. Un llamado.
Por favor.