CRÓNICA: El Naufragio del Vapor Masparro: ¿REMOLINO O BRUJERIA? Por ALJER. - SenderosdeApure.Net

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jueves, 29 de septiembre de 2016

CRÓNICA: El Naufragio del Vapor Masparro: ¿REMOLINO O BRUJERIA? Por ALJER.

Crónica. ALJER.
Compañía Anónima de Navegación Fluvial y Costanera de Venezuela (CAVN). Con este nombre se conoció a la empresa constituida el 04 de julio 1.909, con un capital de 3 millones de bolívares, cuya  Junta Directiva estaba presidida por Román Delgado Chalbaud y Roberto Henderson en calidad de vicepresidente. Siendo accionista principal de la misma el  presidente de la república Juan Vicente Gómez, lo que da una idea del monopolio privilegiado que controlaba buena parte del transporte fluvial y marítimo del país para la época. La función y objeto principal de esta sociedad era la navegación por los ríos de Apure, Barinas y la Orinoquia venezolana. Hecho que realizaban los recordados steams-boats (barcos de vapor), embarcaciones estas; que se desplazaban entre 8 y 10 millas, y; que eran impulsadas por chapaletas o ruedas con palas en la popa o costados, que a su vez eran movidas por la fuerza del vapor que generaban las calderas alimentadas con fuego de leña o carbón.

Gracias a los escribientes de la historia contemporánea se conocen muchos aspectos  de aquellas embarcaciones, que marcaron un hito en el antes y después de la navegación moderna venezolana. El Arauca, El Amparo, El Apure, El Uribante y El Masparro, eran los cognomentos bautismales de un grupo naves de agua dulce que señorearon (aunque por poco tiempo) el cabotaje fluvial del estado Apure y estados vecinos. El último en mención (El Masparro) tiene su historia particular, vinculada la misma de una forma u otra a los inicios del Guasdualito nuevo.

Según el conocido historiador y profesor Oldman Botello: “El steam-boat “Masparro” o vapor de chapaletas fue construido por la empresa norteamericana Mathison U. S. of Columbia y fue botado al agua en 1891, año en que comenzó a prestar servicios en comercio de cabotaje, fundamentalmente entre los ríos Orinoco, Arauca, Meta y otros ríos menores. Desplazaba 20 toneladas de carga y alcanzaba una velocidad de 10 millas. No era propiamente un barco grande, sino un steam-boat, con un cuerpo superior o toldilla. Una nave de desplazamiento ligero, apropiada para conducir fuerzas militares en breve tiempo… (Sic)

Algunas fuentes señalan que, había comenzado a navegar por el Orinoco y sus afluentes en la última década del siglo XIX, bajo la responsabilidad de la Compañía de Vapores del Orinoco, luego de la Compañía Estrella Roja. Veintitrés años de pacifica navegación constituyeron al Vapor El Masparro como el orgullo de aquella flota monopólica  que surcaba sin mayores contratiempos los cauces de los ríos llaneros. En cuanto a la visita de esta importante embarcación a Guasdualito, Exer Fulco señala en su último libro,  lo siguiente: “…en cambio el Masparro nos visita (02) veces pero transportando militares, su capacidad era de 22 toneladas”. Esto da una idea de la confiabilidad y el prestigio de este Steam Boat para las fuerzas gubernamentales, que tenían en él un aliado estratégico en la lucha por neutralizar las montoneras caudillistas en la parte suroccidental del estado Apure.
    
El protagonismo de El Masparro se incrementa por un acto de insubordinación liderado iniciando el mes de junio de 1914 por  Pedro Pérez Delgado, militar portugueseño, quien ya venía amasando la idea de  enfrentar al dictador andino, y es a  partir de este hecho, en el que decide convertirse en un perenne contrincante en armas contra la dictadura despótica gomecista. Al entonces coronel Delgado se le encomienda sofocar sin miramientos, una invasión planificada desde Arauca (Colombia) por el general Alfredo Franco, a quien en vez de enfrentar, termina uniéndose en el utópico cometido de derrocar a las modernas fuerzas oficialista, sin ni siquiera contar con un digno uniforme el menguado y animoso ejército insurrecto. En su no poca descabellada planificación militar ambos jefes acuerdan tomar la plaza de San Fernando de Apure, no logrando sus objetivos se trasladan en El Masparro hasta Puerto Nutrias, en donde abandonarían a la suerte a la embarcación. El cronista del estado Apure, Argenis Méndez Echenique, otra autoridad en la materia refiere acerca de esto:
    
“ante la imposibilidad de sostenerse allí, regresaron en el Masparro, para luego de unos pocos kilómetros, dejarlo abandonado en una orilla, luego de quitarles las chapaletas. De allí fue remolcado el día 14 de junio por el vapor Apure hasta San Fernando para su reparación. La primera salida que hace esta nave, precisamente después de su remozamiento, se da el día 15 de julio, cuando salió con un contingente militar al mando del General Ramón Garrido –quien pereció en dicho accidente-hacia Guasdualito, con el fin de sofocar algunos alzamientos en la zona” (Méndez Echenique, A. 1985:89)

El Naufragio
Una vez restaurado el vapor, se comisiona al general Ramón Garrido (hijo), experimentado militar con experiencia pacificadora, como encargado  de llevar personal de reemplazo a los poblados y villas del Alto Apure, donde un mes antes habían disuelto tras incesante persecución a las fuerzas del ya general Pedro Pérez Delgado, y las del recordado coronel Ojeda. En su telegrama de las primeras horas del 15 de julio Garrido expresa: “Salgo hoy con el coronel Olivieri para Nutrias y Periquera (Guasdualito) a entregar Guarnición de dichos puntos”.

Lo que ocurriría después, dio paso a muchas especulaciones y folklorismos. Serían las 6 de la mañana del 15 de julio de 1914, cuando partieron de San Fernando; quedando  encargado de la Guarnición de la capital llanera el coronel Silvestre Castellanos. Las minutas y relatos posteriores afirman que, todo transcurrió sin novedad en el viaje, salvo algunas paradas para el apreterchamiento de algunos víveres en algunas zonas ribereñas. Por órdenes expresas del general Garrido, acampan para pasar la noche en un sitio llamado Lagunota, a la margen sur del río Apure, al noreste de Achaguas, unos 45 kilómetros de dicho pueblo. Cuando todos dormían, cerca de la media noche se desató una tempestad con vientos rachados que hicieron soltar las amarras del barco. Quienes estaban a la intemperie abordaron la nave rápidamente para no mojarse situándose todos en la parte de El Masparro que daba al río, ocasionando con esta acción  un desbalance sin retorno, agravado con el peso de la carga y el fuerte viento, haciendo que el barco se fuera de lado quedando con la cubierta hacia abajo, no dando tiempo a nadie de saltar salvo unos pocos. Al final fueron aplastados por el Masparro que los impelió en el naufragio.

Este accidente naval fue pródigamente conocido en su tiempo, siendo noticia pólvora en los medios impresos que contaban y añadían el  hecho. Incluso hubo muchos que especularon sobre el Titanic de Apure, en alusión al famoso transatlántico británico RSM, engullido un año antes en una noche helada por las aguas del océano Atlántico, pero en este caso por las turbias aguas del río Apure en su cauce medio bajo.

Ahora bien, el anterior corolario conforma la versión lógica de la historia convencional, y la referida mayormente en los libros y ensayos sobre el naufragio del otrora barco de chapaletas. Días después surgieron varias dicciones que fueron dando pie a imaginaciones y especulaciones colectivas. Una de ellas refiere que la causa del naufragio se originó  en el centro del río, en donde se formaba un peligroso remolino. Pero aquí surge una apreciativa hipótesis o suposición sensata: si el remolino estaba en el centro del río, tiene que entenderse que la tripulación  tendría conocimiento del mismo, por lo que optaron atracar lo más retirado, y lo más posible en la orilla; como en efecto hicieron. Suposición técnica es la que el Masparro era un barco sin quilla, tipo chalana, y  que esa sería la causa de su desgracia, ya que la quilla no permitía que la embarcación se fuera de lado o se deslizara lateralmente.

Otra suposición -pero popular- que raya en lo creíble y paradójico recuenta: que la causa del naufragio se debió a la maldición de un grupo de brujas a la tripulación de El Masparro, ante la negativa de los mismos de subirlas a bordo por temor a la apariencia de las extrañas féminas, que pedían el abordaje  para trasladarse a un sitio más retirado. Lo que sería: darles un aventón. Incluso, a más de cien años del suceso esta versión de leyenda aún se mantiene, siendo que la zona de Lagunota fue por un largo tiempo escenario de fenómenos paranormales, en la que muchos pobladores afirmaron ver a las inquisitivas brujas en reuniones y festines secretos (aquelarres). Lo realmente cierto fue, que el Masparro como el famoso Titacnic, naufragó, pero en las misteriosas aguas del río Apure. Para el año 2010, en plena sequia motivada por el fenómeno atmosférico “El Niño” los restos  de El Masparro fueron exhumados de forma natural, mostrando no vida, ni morocotas, ni fusiles, sino un esqueleto inerte de lo que fue y nunca será. Como dato curioso: El Titanic fue propiedad de la naviera White Star Line, (Linea Estrella Blanca) mientras que El Masparro de La Compañía Estrella Roja.

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