Prensa. venezuelaawareness.com
Si bien las medidas en materia
migratoria que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, prometió
durante la campaña apuntan a la población latina en condición ilegal, es
inevitable que la incertidumbre se extienda a quienes tienen sus trámites en
proceso de regularización o tiene planes de emigrar. Aunque los mexicanos
representan la mayor población latina en la potencia norteamericana, la
migración de venezolanos ha aumentado 28% en los últimos cinco años, según
cifras oficiales del Instituto de
Políticas de Migración de Estados Unidos.
Entre 2010 y 2015, los venezolanos en
Estados Unidos han pasado de 184 mil a 256 mil; sin embargo, solo ha subido de
ser 0,5% a 0,6% del total de inmigrantes. En 1990, ese número se ubicaba en 42
mil, representando 0,2%, y revisando mucho más atrás, en 1960, en pleno auge de
la Venezuela Saudita, solo siete mil
venezolanos vivían en Estados Unidos, equivalente a tan solo 0,1% del total de
inmigrantes.
El Instituto de Políticas de Migración
indica que la mitad de los venezolanos viven en el estado de la Florida, en su
mayoría en el condado de Miami-Dade, seguido por los estados de Texas, Nueva
York y California; y en menor medida en Nueva Jersey, Georgia, Virginia,
Carolina del Norte, Illinois y Ohio, donde el número de venezolanos en cada
estado es menor a 10 mil.
Los venezolanos en Estados Unidos
cuentan con un perfil privilegiado, en comparación con el resto de los latinos,
ya que encabezan la lista en nivel educativo (52% graduados de alguna
universidad), son los primeros en contar con seguro de salud privado (65%),
también son los primeros en obtener la tan codiciada Green-card por gestiones
de su empleador (31%), además lideran la lista de mejores empleos en áreas
administrativas, negocios, ciencia y artes (45%) por encima de argentinos,
brasileros y chilenos, mientras que otras nacionalidades como ecuatorianos, por
ejemplo, son empleados en su mayoría en áreas de mantenimiento y construcción.
Sin embargo, no todo es color de rosa.
La Oficina de Servicios de Ciudadanía e Inmigración ha registrado entre febrero
de 2014 y noviembre de 2015 un incremento de 600% en solicitudes de protección
en calidad de asilados o refugiados y, aún sin Donald Trump haber tomado
posesión de la Casa Blanca, las políticas migratorias se han tornado más
estrictas e incluso hostiles hacia los venezolanos, según denunció el pasado
mes de septiembre al Diario de Las Américas Helena Villalonga, presidenta de la
Asociación de Mujeres y Madres Venezolanas en el Exterior.