Prensa. ipsnoticias.ne
“No es lo que una diga lo que los provoca, es
el hecho de que lo esté diciendo”, observó Mary Beard, profesora de la
británica universidad de Cambridge, acerca de la acción contra las mujeres
periodistas de los trols, personas cuyo objetivo es provocar, molestar o buscar
controversias en Internet con otros usuarios.
“Si
te aventuras en el territorio masculino tradicional, el abuso se produce de
todos modos. Son las muchas maneras en que los hombres han silenciado a las
mujeres extrovertidas desde los tiempos de los antiguos”, explicó la profesora
de filología clásica.
"Humillar
y dañar a las mujeres es una práctica milenaria, excepto que el intercambio de
información en tiempo real a través de la tecnología hace que el alcance sea
mucho mayor y el daño enorme": Dilrukshi Handunnetti. El número de mujeres
profesionales en las salas de redacción aumentó en muchos países de la región
de Asia y el Pacífico, según un estudio, pero aun equivale a solo 30 por ciento
del personal en el sector de las noticias.
Incluso
con esta baja representación ya irrumpieron en el bastión masculino de las
noticias consideradas serias, como la política, la corrupción, la guerra, la
gobernanza y el ambiente, con confianza e impacto.
Dicen
lo que piensan, expresan su opinión y debaten con conocimiento y vigor con las
y los lectores sobre cuestiones de importancia en las plataformas de los medios
sociales. No obstante, la imagen de las mujeres que perdura en la sociedad
sigue siendo en gran medida conservadora. Shammi Haque, una bloguera de Daca,
recibió amenazas de muerte y violación y un correo electrónico de un grupo
extremista islámico que se responsabilizó del asesinato de seis blogueros de
Bangladesh.
“Dado
que la ley islámica considera un delito
punible que las mujeres trabajen fuera de sus casas sin la cabeza cubierta, sus
empleadores son culpables en el mismo grado. Exhortamos a los medios de
comunicación a que liberen a las mujeres de sus empleos”, manifestaba el
mensaje. En India, como parte de una campaña del diario Hindustan Times de
lucha contra el troleo, los periodistas Harry Stevens y Piyush Aggarwal se
propusieron en abril mostrar lo difícil que es ser una mujer sin pelos en la
lengua en la red social Twitter. Para eso recabaron una semana de tuits
enviados a cuatro destacadas periodistas.
Del
total, Barkha Dutt, una veterana comunicadora de la televisión, recibió 3.020
tuits abusivos, y Rana Ayyub, una musulmana, recibió 2.580, a menudo teñidos de
islamofobia. Los trols de Internet gozan
de amplia libertad en la región desde hace al menos seis años. Las mujeres
periodistas que respondieron a los comentarios abusivos en las redes sociales
ignorando o bloqueando a los usuarios más persistentes, ahora encuentran que el
acoso y las amenazas directas de ataque se incrementaron, obligándolas a
recurrir a la vía legal o la protección policial. “La seguridad de los periodistas es una
condición previa para la libertad de expresión y los medios de comunicación
libres”, señala la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa
(OSCE).
“Los
medios de comunicación en línea hoy en día permiten el rápido flujo de la
información y la participación activa del público en el intercambio de ideas,
noticias y conocimientos. Una Internet abierta, libre y segura es esencial para
el debate público y el libre flujo de información y, por lo tanto, debe ser
debidamente protegida”, añade la OSCE.
Las
mujeres periodistas, las blogueras y otras actoras de los medios de
comunicación sufren más que los hombres las amenazas, el hostigamiento y la
intimidación relacionados con el género en Internet, lo cual repercute
directamente en su seguridad y sus actividades en la red mundial.
“Voy
a cortarte la cabeza y violarla” fue una de las amenazas que recibió la
sexagenaria Mary Beard en Twitter.
“¿Por
qué nadie se cuestiona los matrimonios, divorcios y amoríos de mis colegas
masculinos? ¿Por qué la fijación con mi vida privada? Porque el escrutinio
público sobre las mujeres – y especialmente de las que estamos orgullosas de
nuestra ambición y somos ferozmente independientes – es muy diferente al de los
estándares usados para medir a los hombres. Y el subtexto siempre es sexual”,
se quejó la periodista televisiva Dutt.
“Los
agresores cibernéticos son los mismos que los matones que amenazan en la vida
real”, sostiene el psiquiatra Samir Parikh.
El abuso personalizado que las periodistas reciben en Internet por hacer
su trabajo profesional “pueden hacer que se sientan traumatizadas, indefensas,
enojadas y muy frustradas”, subraya.
“En
algunas puede incluso causar problemas de autoestima, afectar la vida social y
conducir a síntomas de depresión, ansiedad y ataques de pánico. Para las
mujeres, el abuso y las amenazas de violencia suelen ser abiertamente sexistas
y sexuales, lo que las hace más difíciles de abordar”, agregó el psiquiatra.
Internet
permite “encubrir la identidad y atacar a las personas de la manera más
antiética y dañina”, expresó Dilrukshi Handunnetti, una editora en Colombo.
“Humillar y dañar a las mujeres es una práctica milenaria, excepto que el
intercambio de información en tiempo real a través de la tecnología hace que el
alcance sea mucho mayor y el daño enorme”, razonó.
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El
troleo se relaciona con la psicopatía, el sadismo y el maquiavelismo, según un
estudio sobre personalidad realizado en 2014. Otros estudios concluyen que el
aburrimiento, la búsqueda de atención, venganza y placer, y el deseo de causar
daño a la comunidad se encuentran entre las motivaciones de los trols.
Sin
embargo, algunos trols entrevistados manifiestan que sus comentarios en
Internet no son un acoso, sino un contrapeso necesario para las opiniones y
noticias que consideran erradas, según el Comité para la Protección de los
Periodistas.
A
medida que las amenazas se vuelven demasiado peligrosas para ignorarlas, las
periodistas se ven obligadas a recurrir a la ley, a pesar de sus dudas acerca
de si las autoridades competentes podrán garantizarles una investigación rápida
y sensible.
Una
Política contra el Acoso en los Medios Sociales en Internet, redactada en marzo
de 2016 por la Federación Internacional de Periodistas, establece una hoja de
ruta para que las empresas de comunicación protejan a sus empleados, creen
espacios seguros en línea para el debate abierto y respetuoso y respondan al
abuso y el acoso que padecen particularmente las periodistas.
Entre
los mecanismos para garantizar la seguridad digital y la ausencia de
hostigamiento, la hoja de ruta propone una división cibernética especial en las
empresas que equipe especialmente a las mujeres periodistas con conocimientos y
recursos legales. Cuando el acoso es extremo, las medidas también deben incluir
la seguridad física, el acompañamiento legal y el apoyo para realizar denuncias
policiales, además de ayuda psicológica.
Mientras
tanto, algunos consejos prácticos para las periodistas que son víctimas de
acoso electrónico son ignorar, filtrar, bloquear y denunciar a los trols. Si
las cosas empeoran, denunciar al culpable a los cuatro vientos y nunca
olvidarse de recopilar y documentar el abuso sufrido.
Traducido
por Álvaro Queiruga