Prensa.
elestimulo.com
Pese a las sanciones impuestas al
vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, ministros, jefes de
servicios de inteligencia, generales de la Fuerza Armada, parlamentarios,
gobernadores de estado y ocho magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Washington
es el primer comprador de crudo venezolano por un valor diario de 32,2 millones
de dólares, reseña El País de España.
Sharon Hymes desconoce que la gasolina
que está descargando desde su camión cisterna procede muy probablemente de
Venezuela. Acude una vez a la semana a la gasolinera de Citgo en la calle 9, en
el noreste de Washington. Llena su camión en una planta a las afueras de la
ciudad, adonde llega el combustible en un oleoducto procedente de Alabama. “No
tenía ni idea”, responde Hymes, de 50 años, cuando se le pregunta si sabía que
Citgo es propiedad de Pdvsa, la petrolera estatal de Venezuela.
El trabajo de esta conductora supone el
eslabón final de la cadena detrás del millonario negocio petrolero de Venezuela
con Estados Unidos. Los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump han impuesto
en los últimos años sanciones —las últimas el pasado 18 de mayo— contra el
entorno de Nicolás Maduro por la deriva autoritaria del presidente venezolano
en el empobrecido país caribeño. Maduro acusa a EEUU de orquestar un plan para
derrocarle y Trump asegura que Venezuela es un “desastre”. Pero detrás de esa
retórica y bajo la amenaza de nuevas penalizaciones de Washington, se mantiene
el comercio petrolero.
Estados Unidos es el primer destino de
las exportaciones petroleras de Venezuela, que es el tercer suministrador para
EEUU. Caracas vendió el año pasado 741.000 barriles de crudo al día a
Washington, según el registro del Departamento de Energía estadounidense.
Teniendo en cuenta el precio de referencia del año pasado, equivale a un
negocio de 32,2 millones de dólares al día. Citgo, controlada desde los años
ochenta por Pdvsa, es el principal comprador de combustible venezolano en EEUU.
Washington solo ha impuesto sanciones
individuales a Caracas, bloqueando los bienes en EEUU de políticos con altos
cargos. Pero ante el declive democrático en Venezuela, acentuado en las últimas
semanas por la convocatoria de Maduro para una Asamblea Nacional Constituyente,
ha crecido la especulación sobre si el gobierno de Trump se atrevería a adoptar
penalizaciones sectoriales. Cualquier paso en esa dirección afectaría a la
industria petrolera. El crudo es el sustento de la paupérrima economía
venezolana y su único lazo comercial relevante con EEUU.
Un embargo al petróleo venezolano, como
el que impusieron EEUU y la Unión Europea a Irán hasta la implementación del
acuerdo nuclear, sería catastrófico para Caracas. “Venezuela necesita a EEUU
mucho más de lo que EEUU necesita a Venezuela”, dice en una entrevista
telefónica Mara Roberts, analista energética en Nueva York de la consultora BMI
Research.