En la región del
estado Zulia, conocida como La Guajira, la deserción de menores alcanza el 80%
Prensa. Diario
Las Américas.
La
Guajira venezolana es un enorme cascarón vacío. Guerra entre bandas, hospitales
sin atención médica ni medicinas, días enteros de apagones, desempleo total,
hambre y miseria son los rasgos característicos de esta región. La población
indígena wayuu vive el peor deterioro de su historia desde la llegada de Alonso
de Ojeda [navegante y conquistador español de los tiempos de la conquista de
las Américas], lo que obliga a sus habitantes a abandonar conucos, pueblos y
caseríos en busca esencialmente de comida. El entorno luce fantasmal, en el
recorrido solo destacan casas muertas de toda presencia humana.
Cientos
de niños y jóvenes de las regiones fronterizas de Guana, Carretal, Caujarito y
Guarero abandonaron las escuelas por falta de alimentos. Los maestros se
unieron al éxodo en feroz huida no solo por el deterioro generalizado de la
calidad de vida que sufre el país, sino porque no existen las mínimas
condiciones de supervivencia. Los habitantes se quejan de que hay más tiroteos
que comida por la guerra entre bandas que prevalece en la frontera por el
contrabando, así como la presencia de civiles armados en los pueblos
fronterizos.
Los
habitantes saben que la situación de violencia es cada vez más grave. Las
bandas armadas controlan las zonas por contrabando de alimentos y combustible
en la zona, quien transite debe pagar la vacuna que ellos pidan. En Guarero hay
toque de queda desde el pasado 20 de mayo cuando se produjeron más de 30 bajas
por la confrontación entre bandas. Los habitantes que no quieren ser
identificados lo describen: “No son militares, son grupos armados, secuelas de
la guerrilla que se apoderaron de la zona”.
Pueblos
a punto de desaparecer
Heriberto
López, pescador de Caño Sawa, dice que cada día hay menos gente en su pueblo,
simplemente la gente se va y se queda en Colombia. El costo de los alimentos es
mucho mayor en los alejados pueblos de la árida frontera que en cualquier otra
entidad del país, lo que obliga a decidir entre trabajar para el sector
informal del crimen organizado a través del contrabando, o ser indigente en
busca de cualquier trabajo en los poblados fronterizos de Colombia.
“Aquí
lo que hay es hambre y nadie hace nada para resolver este grave problema”,
suelta el pescador.
Dice
que en su casa vive una familia integrada por 10 personas, comen una vez al
día, una ración de medio kilo de arroz que acompañan con algún pescadito que
desmenuzan en fibras para que alcance para todos. Comen bocados con las manos y
es lo único con lo que pasan el día y también la noche.
José
David González, presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos
de La Guajira, señaló que en los últimos meses la población wayúu comenzó a
movilizarse y engrosar fuertemente las estadísticas de la diáspora venezolana.
“Huyen
hacia Río Hacha, Manaure, Uribia, para realizar labores de limpieza en empresas
y hogares, para lavar y planchar, desmembrando familias y comunidades
indígenas, acotó.
Denunció
que en la alta Guajira hay más de 4 escuelas cerradas por ausencia total de
maestros y niños. Cifras del Comité de los Derechos Humanos de La Guajira
confirman un 80% de deserción escolar en escuelas rurales venezolanas. Los
niños de Paraguaipoa, Caño Sawa, Los Filuos, Sinamaica, se están yendo para comunidades
indígenas en Colombia como Caujarito, porque desde allí facilitan un transporte
escolar para que los niños y jóvenes no solo reciban educación en horario
vespertino sino un almuerzo y hasta becas. Es una cruda realidad, pero es lo
que está pasando.
Venezolanos
sin papeles
La
activista de los derechos humanos y periodista, Sailyn Fernández, señala que
estos jóvenes que están asistiendo a las escuelas en Colombia lo hacen por
recibir un sustento al día, no pueden graduarse porque el gobierno venezolano
ni siquiera los ha provisto de cédula de identidad o cualquier otro documento,
violando así sus derechos a la identidad.
Los
wayúu salen por la frontera de Paraguachón hacia Colombia porque no pueden con
el costo de la comida y de las medicinas. El drama de la hiperinflación acaba
con toda supervivencia en el país.
Jesús
Urbina, director del capítulo zuliano de Transparencia Venezuela, informó que
escuelas modelos pilotos como Fe y Alegría en Paraguaipoa, se encuentran
completamente abandonadas por falta de atención y recursos. “La mengua de la
asistencia a clases es cada vez más alarmante. Los estudiantes están desertando
a pequeñas poblaciones de Paraguachón y Maicao”, acotó Urbina.
2.000
venezolanos diarios por La Raya
No
solo los estudiantes abandonan las escuelas, los adultos abandonan sus puestos
de trabajo y hogares. Migración Colombia contabiliza un flujo de 2.000 personas
que pasan a diario la frontera denominada “La Raya”, mientras se prevé otro
tanto sin documentación que se desplazan por las trochas o caminos irregulares.
Jesús
Urbina refiere que el tercio venezolano de La Guajira se ha venido
desvaneciendo por un tema de seguridad, soberanía y de carácter humanitario,
porque la gente se desplaza para buscar su comida, mejor supervivencia y
trabajo, dejando un vacío y un ambiente de soledad en las comunidades indígenas
como consecuencia del éxodo.
“En
La Guajira las únicas fuentes de empleo son las mafias y el gobierno y ya
sabemos que ningún ser viviente podría osar sobrevivir con un sueldo de la
administración pública venezolana”. Solo queda sumarse a los circuitos
informales que maneja la delincuencia organizada para la venta de productos
protegidos en Venezuela desde el contrabando. Los wayúu que deciden no
participar solo pueden irse como peones u obreros hasta ciudades o poblaciones
colombianas. “Si te quedas en Venezuela debes trabajar para las mafias, además
de enfrentar el hambre, las enfermedades y la falta de oportunidades”.
El
periodista y corresponsal desde La Guajira, Algimiro Montiel, señala que cada
vez hay menos niños en el eje indígena regional. “Incluso cuando están enfermos
los padres se lo llevan a Colombia porque saben que en Maracaibo se van a
morir, porque no existe ningún tipo de asistencia médica en Venezuela. La mayoría
de los niños que salen de Venezuela buscando ayuda en el hermano país mueren de
todas maneras en Colombia y quedan registrados en las estadísticas de muerte en
el país vecino”.
En
Colombia hay datos de muertes por desnutrición de niños wayúu, pero la mayoría
provienen de Venezuela. 19 niños han muerto por desnutrición en lo que va de
año, según la Defensoría del Pueblo en La Guajira. En Venezuela no existen
cifras.
@damasojimenez