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Tan
increíble como suena, un arrozal podría alguna vez producir una manera
económica para prevenir el VIH. Un equipo internacional de científicos se ha
figurado la manera de colocar en la semilla común del arroz tres proteínas que
bloquean el VIH, que puede convertirse en un ungüento para evitar las
infecciones.
Las
semillas pueden ser simplemente molidas y mezcladas con agua para crear una
crema que las mujeres en los países en desarrollo pueden aplicarse diariamente
para su protección, dice Evangelia Vamvaka, la investigadora líder.
“Esta
innovadora estrategia es realistamente la única manera con que se pueden
fabricar cócteles microbicidas a un costo suficientemente bajo para el mundo en
desarrollo”, informaron los 15 científicos (en inglés) en la publicación
Registros de la Academia Nacional de Ciencias (Proceedings of the National
Academies of Sciences).
“No
se trata de algo mágico”, dice Vamvaka, profesora en el Centro Agrotécnico de
la Universidad de Lleida en España, que actualmente dirige la investigación en
la Universidad de California. Pero sí puede permitir a las mujeres de los
países en desarrollo “una manera de tomar control y protegerse” si sus parejas
rehúsan usar preservativo.
Los
científicos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el Colegio
Imperial de Londres, el Instituto IrsiCaixa del SIDA en Barcelona (España), y
otras instituciones llevaron a cabo las investigaciones que se basan en
estudios previos en tres continentes con plantas de tabaco, soya y maíz.
Barry
O’Keefe, titular de la rama del Instituto Nacional del Cáncer que elabora
posibles tratamientos contra el cáncer a base a productos naturales, dijo que
la proteína más poderosa en este experimento procede del alga marina roja de
Nueva Zelanda, que fue la que primero mostró en 2005 que podía trabajar como
microbicida, un agente que mata microbios como virus o bacterias, contra el
VIH.
Para
sorpresa de los científicos la combinación de las tres proteínas del arroz que
neutralizan el VIH aumentaron su capacidad para bloquear el virus. El SIDA ya
ha cobrado 35 millones de vidas y casi 37 millones de personas viven con la infección,
A pesar de los adelantos en el tratamiento y la prevención, en el año 2017 se
registraron 1,8 millones de personas nuevamente infectadas, la mayor parte en
países de bajos ingresos en África, según informa la Organización Mundial de la
Salud.
Muchos
de los infectados con el virus reciben medicamentos antiretrovirales, gracias
al Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR, en
inglés) y a otras iniciativas humanitarias. Pero en el mundo quedan otros 16
millones de personas que no reciben tratamiento.
Vamvaka
afirmó que si se encuentra financiamiento suficiente para profundizar la
investigación, la prevención del VIH puede hacerse realidad entre cinco y siete
años. Antes debe demostrarse que da resultados en estudios con animales y en
pruebas con personas. Sin embargo, un
centro médico de Nueva York ya ha comenzado a realizar pruebas clínicas con un
microbicida que las mujeres podrían utilizar para protegerse de enfermedades
sexualmente contagiosas, incluyendo el VIH, dice O’Keefe.