Prensa.
El Nuevo Herald.
La crisis del gobierno de Nicolás Maduro en
Venezuela supone un riesgo político para Rusia, que podría perder a su
principal aliado en América Latina, pero también económico por sus importantes
inversiones en el sector petrolero.
Rusia, igual que China y Turquía, dio su apoyo al
presidente Maduro, frente a la decisión de Estados Unidos y otros países del
mundo de reconocer el jefe parlamentario Juan Guaidó como presidente interino.
Si Maduro tuviera que dejar el poder, Rusia podría
perder una alianza que empezó con el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) y le
convirtió en su principal aliado en la región. Desde entonces el país también
se ha convertido en el segundo acreedor de Caracas, por detrás de China.
Rusia “corre el riesgo que todas las relaciones
cultivadas durante mucho tiempo pierdan su valor”, dijo Nikolái Petrov,
profesor de la Escuela Superior de Economía de Moscú.
Si Maduro cae, “los riesgos de perder sus
inversiones aumentarán seriamente”, apunta por su parte Daniel Rozental,un
especialista de Venezuela en la Academia de Ciencias rusas.
En diciembre, durante una visita de Maduro a Moscú, Rusia
prometió invertir 6,000 millones de dólares en el sector petrolero y minero del
país.
- Kaláshnikov y petrodólares -
“Al principio los acuerdos con Rusia eran sobre todo
militares, con grandes pedidos de tanques, de fusiles kaláshnikov y de aviones
Sujói. Rusia acordó préstamos para financiar estas compras militares. Y luego
se crearon relaciones en el sector del petróleo”, explica Serge Ollivier, un
historiador especialista de Venezuela, profesor e investigador en la
universidad Panthéon-Sorbonne.
Desde 2005, Venezuela compró un total de 11,000
millones de dólares en armas rusas, según los cálculos de varios medios del país,
lo que convierte a Moscú en el primer proveedor de armas del país sudamericano.
Algunos medios afirman que varias compañías privadas
rusas están en Venezuela para apoyar al presidente Maduro, algo que el Kremlin
niega.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov,
advirtió que Moscú haría “todo los posible” para apoyar a Maduro, mientras el
Kremlin aseguró que quería “defender sus intereses en el marco del derecho
internacional”.
“Rusia luchará por sus contratos y por sus deudas”,
asegura Vladimir Rouvinski, especialista de relaciones entre Rusia y América
Latina en la universidad colombiana de Cali.
Pero “el Kremlin admitió que también podría
conversar con otras fuerzas en Venezuela a condición de que la transferencia de
poder sea legítima”.
En el sector petrolero, Rusia invirtió miles de
millones de dólares, principalmente a través de la petrolera semipública
Rosneft, dirigida por el influyente Igor Sechin, muy cercano a Vladimir Putin,
que visita Caracas con frecuencia.
Rosneft participa en varios proyectos de exploración
y de producción de petróleo y gas en Venezuela junta a la petrolera nacional
venezolana PDVSA, ahora bajo sanciones de Washington.
Una parte de la deuda de Venezuela con Rusia se
reembolsa con hidrocarburos en virtud de acuerdos entre PDVSA y Rosneft. Rusia
aceptó además reestructurar esa deuda en varias ocasiones.
Acuerdos arriesgados -
“Al cerrar el acceso de Caracas a Wall Street en
2017, Trump llevó al gobierno a acercarse más a Moscú y Pekín para buscar
financiación. Maduro no tuvo otra opción que pedir más a Rusia, que lo
aprovechó para obtener acuerdos interesantes pero muy arriesgados”, afirma
Serge Ollivier.
“Los rusos se aprovecharon de la vulnerabilidad de
Caracas”, según este historiador, “pero no consiguen cobrar como esperaban” a
causa del “estado catastrófico de las infraestructuras petroleras del país y de
la decadencia de de PDVSA”.
“En las negociaciones internacionales futuras, la
única posibilidad de que Rusia acepte una transición política en Venezuela
sería obtener garantías sobre sus activos”, añade Ollivier.
En la televisión pública rusa, la crisis de Caracas
fue comparada a la revolución en Ucrania de 2014, que hizo caer al presidente
prorruso, provocando la cólera de Moscú.
Sin embargo, según Daniel Rozental, “el pragmatismo
prevalece en Rusia”, incluso si llegara la oposición al poder. “Pelearse con
Rusia no es racional” para Venezuela, apunta.