Opinión
Lidia Solórzano. Los últimos 7
días han debilitado al presidente saliente enormemente. A él que le encanta
hablar de boxeo y decir que ganará por "knockout", esta semana se ha
traducido políticamente para él en una cantidad de golpes al cuerpo de los
cuales no es nada fácil recuperarse.
Todo comenzó con su llanto en Apure en el cual le pidió
al Todopoderoso que le diera fuerzas para caminar de nuevo por la sabana. En
uno de sus actos más "emotivos" de esta campaña, las palabras que
acompañaron las lágrimas dejaron para la imaginación muchas cosas para sus
seguidores. ¿Por qué esta confesión para pedir fuerza? ¿Por qué le pide a Dios
unos meses más? ¿Por qué usar la chaqueta con un calor insoportable? En
términos de boxeo digamos que esto fue un buen jab.
Después del llanto y la tormenta vino la calma y la
ausencia, pues el acto que tenía en Los Teques para el domingo finalmente no
contó con su presencia. Esto podría pasarse por alto si el recibimiento en
Catia hubiese sido diferente, pero lamentablemente para él no lo fue. Catia que
tradicionalmente había sido un bastión rojo hoy le da la espalda al mandatario.
Catia ha sufrido un sin número de atropellos gubernamentales en los últimos
años y las expropiaciones de comercios de hace par de meses dejaron una
cicatriz profunda en la población. Tan poca fue la movilización en Caracas que
el candidato saliente no se dirigió a sus seguidores. Si a esto le sumamos la
discusión entre el canciller Maduro y el ministro Izarra grabada por Univisión
(en la cual se deja claro que la tarima era una...) y la metida de pata de
Freddy Bernal, podemos decir que ambos días se tradujeron en un buen golpe recto
al cuerpo.
La agenda del candidato saliente para finalizar la
semana estuvo sin pena ni gloria ya que contó con una suspensión de un acto en
Portuguesa, un acto en el Poliedro con los jóvenes (el cual fue bastante corto)
y una cadena de radio y televisión para transmitir un consejo de ministros.
Esta escueta agenda quedó opacada por el contexto del país y por los actos de
Capriles, los cuales al unirse le han causado un gran malestar al candidato
rojo.
El incendio en la refinería de El Palito y el anuncio
de la visita al pueblo número 260 en la campaña de Henrique Capriles esta
semana fue el inicio del ataque, pero lo que de verdad produjo el gancho al
hígado en términos de boxeo, fue la reunión de Henrique Capriles con el
presidente Santos de Colombia. Para aquellos que no conocen de boxeo, este
golpe produce un fuerte dolor y prácticamente paraliza al oponente por unos
minutos.
Este debe haber sido el efecto que produjo en
Miraflores pues ambos, Capriles y Santos, parecen 2 grandes jefes de Estado
democráticos. Pero hay que ver más allá, el gesto de Santos con Capriles es un
buen indicador de que las cosas se están haciendo bien, de que las
posibilidades de ganar son cada vez más grandes y que próximas reuniones con
líderes de la región se pueden efectuar.
El incansable Capriles sigue dándolo dolores de cabeza
al presidente saliente y a tan sólo 2 semanas para terminar la campaña no nos
podemos dejar de preguntar: ¿será que Hugo va a terminar tirando la toalla?