Prensa. EFE
Los
ecuatorianos viven un período de reflexión, durante el cual están prohibidos
los actos proselitistas, después de que el jueves terminara la campaña
electoral.
Los primeros votos por anticipado
entraron hoy en las urnas en Ecuador, donde Rafael Correa buscará una victoria
el próximo domingo que le puede convertir en el presidente con el mandato
ininterrumpido más largo de la historia del país, frente a una oposición
dividida.
Abrieron
este viernes los comicios presidenciales y legislativos los detenidos en
prisión preventiva, que votaron hoy en los penales del país, antes de que el
domingo lo hagan unos 11,6 millones de ecuatorianos dentro y fuera de la
pequeña nación suramericana.
Los ecuatorianos viven un período
de reflexión, durante el cual están prohibidos los actos proselitistas, después
de que el jueves terminara la campaña electoral, corta y sin debates entre
todos los candidatos porque Correa se negó a participar.
Dijo que lo haría en una segunda vuelta, si es que llega a celebrarse.
Además de Correa a la Presidencia
se presentan el exbanquero Guillermo Lasso, el expresidente Lucio Gutiérrez, el
exministro Alberto Acosta, el empresario bananero Álvaro Noboa, el pastor
evangélico Nelson Zavala, el izquierdista Norman Wray y el independiente
Mauricio Rodas.
El 7 de febrero, el último día en
que se publicaron encuestas en Ecuador, el mandatario aventajaba al segundo
clasificado, Guillermo Lasso, con entre 38 y 51 puntos porcentuales en
intención de voto, dependiendo de la metodología del sondeo.
Para no ir a una segunda vuelta, Correa necesita más del 50 % de los votos o el
40 % con una ventaja de diez puntos porcentuales frente al segundo.
El mandatario ha mantenido un
alto nivel de popularidad durante todo su mandato, principalmente debido al
buen desempeño de la economía, apuntalada por el alto gasto e inversión
públicos, según los analistas.
Correa, un economista de
izquierda aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, ocupa desde 2007 el
Palacio de Carondelet, la sede presidencial en el centro colonial de Quito.
En 2009 los electores lo
refrendaron en el cargo, en unos comicios realizados bajo las reglas de una
nueva Constitución, impulsada por el propio Correa.
De ser elegido este domingo,
Correa puede batir el récord de permanencia en el poder, ostentado por ahora
por el militar Ignacio de Veintemilla, que presidió Ecuador por siete años a
finales del siglo XIX, según dijo a Efe Gonzalo Ortiz, miembro de la Academia
Nacional de la Historia de Ecuador.
Correa, de 49 años y educado en
Bélgica y Estados Unidos, llegó a la Presidencia a la cabeza de una coalición
heterogénea de grupos de izquierda e indígenas después de una década en la que
cuatro presidentes fueron derrocados.
Superar esa inestabilidad y dar
"continuidad administrativa, de proyectos e inversión" ha sido uno de
sus principales logros, opinó Ortiz.
No obstante, la reelección
también tiene sus peligros, como demuestra la "gran desigualdad"
entre él y los otros siete contendientes a la Presidencia durante la campaña,
aseveró.
La oposición se ha quejado del
supuesto uso en la campaña de Correa -quien goza de licencia por la campaña
electoral- de recursos públicos, como vehículos, seguridad y logística.
Ortiz también destacó las visitas
del canciller, Ricardo Patiño, a Estados Unidos y España, en teoría para
atender las preocupaciones de los emigrantes, pero que en su opinión fueron
parte de la campaña electoral en pro de Correa.
Franklin Ramírez, profesor de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera la
introducción de la reelección en Ecuador como "una especie mimética de
reforma constitucional a nivel regional".
En su opinión el
"presidencialismo" se ha enraizado en países como Venezuela, Bolivia
y Brasil en los últimos años, y ahora en Ecuador.
A finales de los noventa, explicó, la izquierda ecuatoriana se quejaba de que
el poder excesivo del presidente permitió la aplicación del modelo neoliberal y
propugnaba un fortalecimiento de la Legislatura.
Sin embargo, cuando llegó al
poder con la figura de Correa abandonó esas propuestas, dijo. Precisamente las
críticas al "hiperpresidencialismo" del mandatario han sido una de
las letanías principales de sus rivales, tanto de derecha como de izquierda.
Le acusan de colocar a personas
afines en otras funciones del Estado para controlarlas, como el sistema
judicial y el propio Consejo Nacional Electoral. Esas críticas no han hecho mella en Correa, que niega haber violado la
independencia de poderes. "Ni un paso atrás", ha repetido en la
campaña, una de sus frases preferidas.