Prensa. Diario El Nacional.
El gobernador analizó ayer los costos políticos de una posible
derrota electoral y de rechazar el ofrecimiento de la MUD
ALEX VÁSQUEZ S.
Henrique
Capriles Radonski decidió ser el candidato de la oposición para los comicios
presidenciales. Con una rueda de prensa frenó los rumores de que no se
inscribiría. En realidad, la decisión estaba tomada, y lo que se definió ayer,
luego de muchas horas de reuniones, fue la manera en que se encarará una
campaña inmersa en la nueva realidad política que vive el país tras la muerte
del presidente Hugo Chávez. Extraoficialmente se conoció que hoy lo inscribirá
ante el CNE Ramón Guillermo Aveledo.
Las dudas
sobre si aceptaría “el ofrecimiento” de la Mesa de la Unidad Democrática se
sembraron con declaraciones del oficialismo, en las que aseguraba que la
oposición no tendría un abanderado. Lo cierto es que Capriles es el candidato
tácito desde hace mucho y, si no se había oficializado, fue por petición de
Primero Justicia, que pedía respeto por la situación de salud que atravesaba el
mandatario y, luego, por su muerte.
Esas
dudas no sólo se impulsaron desde el Gobierno. Dirigentes de varios partidos de
la Mesa confesaron que hasta ayer no estaban seguros de si Capriles aceptaría
la candidatura. El gobernador tampoco contribuyó a despejarlas. Luego de que se
anunció la fecha de los comicios y Ramón Guillermo Aveledo le “ofreciera” la
candidatura, Capriles respondió de forma ambigua por Twitter: agradeció a los
partidos y dijo que estaba analizando las declaraciones de la presidente del
Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena. “En las próximas horas le hablaré
al país sobre mi decisión”.
Ayer en
la mañana volvió a escribir en Twitter algo que aumentó la incertidumbre:
“Muchas gracias por los miles de mensajes, los valoro todos, esta noche le
hablaré al país sobre mi decisión, que Dios los bendiga”.
Las dudas
que sintió el candidato –de acuerdo con fuentes políticas– tenían que ver,
principalmente, con las condiciones electorales. Capriles aceptó, con la
exigencia de que se haga todo lo necesario para que los comicios sean
equilibrados, porque no se podría participar con las mismas condiciones de
ventajismo que caracterizaron los comicios de octubre.
“Hubo
un momento en que afirmó que si no se exigían condiciones al CNE para frenar
ese ventajismo, no se podría participar”, agregó la fuente.
En la
oposición también se analizó el efecto que las emociones por la muerte del
Presidente tendrán en la campaña de Maduro. Pero la discusión más importante
entre Capriles y los dirigentes tuvo que ver con el análisis del costo
político. Había dos visiones: si acepta la candidatura y pierde, viviría su
segunda derrota electoral, algo que podría afectar su carrera política. Sin
embargo, si le sacaba el cuerpo al ofrecimiento de la Mesa, correría el riesgo
de ser rechazado por los militantes de la oposición y, por consiguiente, su
carrera política también se vería afectada.
Al final,
Capriles no quiso defraudar a sus seguidores y aceptó la candidatura por la
“responsabilidad histórica” que tiene en este momento. En la oposición opinan
que no existe otro dirigente que tenga alguna posibilidad de vencer a Maduro en
una contienda electoral, mientras que el gobernador de Miranda cuenta con el
aval de los más de 6 millones de votos que obtuvo el 7-O.
Una
fuente política contó que algunos dirigentes propusieron un plan b, en caso de
que el gobernador de Miranda no aceptara la oferta y se mencionó, de nuevo, a
Eduardo Fernández como un posible candidato. “El silencio de Capriles generó
mucha incertidumbre”, explicó.
La otra
disyuntiva que se analizó es la nueva realidad política, pues la oposición se
siente obligada a radicalizar su discurso ante los “abusos” del Gobierno. Esa
disyuntiva afecta al gobernador. Su campaña para el 7-O se caracterizó por ser
inclusiva, sus discursos iban a todos los venezolanos, sin importar su
preferencia política. Fue criticado por no confrontar lo suficiente al
contendor, pero su estrategia buscaba ganarse al chavismo descontento. Ahora,
se ha visto obligado a encarar al Gobierno. Rechazó la devaluación de forma
tajante, advirtió incluso acciones de calle. También apareció el viernes para
rechazar la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que permitió que Nicolás
Maduro sea presidente encargado y candidato al mismo tiempo.
“Otro
tema que preocupó fueron las declaraciones en las que el ministro de la Defensa
(Diego Molero Bellavia) pidió votar por Maduro”, dijo la fuente. Existe ahora
un acuerdo de no dejar pasar ese tipo de declaraciones por debajo de la mesa.
“Si el momento electoral comienza así, no habrá igualdad de condiciones en toda
la campaña”, agregó la fuente.
El actuar
de Henrique Capriles Radonski en los últimos días aportó suficientes pistas
para saber que sería candidato. El gobernador se mostró presidenciable al
manejar motos de agua en operativos de seguridad, al rechazar la devaluación
del bolívar, mostrar sus propuestas y adelantar que recorrería el país para
“poner orden” en la oposición.
Las dos
señales más claras ocurrieron luego de la muerte del Presidente. Fue quien leyó
el mensaje al país en nombre de la oposición. Se decidió en una reunión, en la
que se le preguntó si aceptaba el reto de ser el candidato y dijo que sí.
Extraoficialmente, se conoció que en esa misma reunión se nombró a Henri Falcón
como jefe de campaña.