Prensa. Diario El Nacional.
Venezuela empató ayer contra Argentina y cerró el mejor Suramericano de su
historia en el segundo lugar
Fiel a su esencia, Venezuela cayó anoche dando pelea. Enfrentando las
adversidades de terminar el partido con dos jugadores menos y luchando ante un
equipo y un estadio repleto. La Argentina del hijo de uno de los hombres más
poderosos del fútbol suramericano tuvo que apretarse el pantalón para empatarle
a esta Vinotinto Sub 17 (2-2), un equipo digno de la medalla de plata que se
colgó ayer en el pecho.
Fue en las manos de Xavier Cevallos que comenzó el camino de Venezuela en
este Suramericano. Entre sus guantes, el portero ecuatoriano no pudo controlar
el remate de cabeza de Franko Díaz y le permitió a Andrés Ponce la posibilidad
de rematar a gol el rebote. Era el partido de los nervios, la primera gran
prueba para unos muchachos que ni siquiera tienen aún el derecho de votar y
aquel gol del zuliano le permitió al equipo de Rafael Dudamel comenzar con buen
pie en la competencia.
Mientras se subía el telón, el conjunto venezolano había dejado destellos
de buen juego, especialmente con un puñado de paredes entre sus volantes como
La Mantía, Benítez y Salzman, o con unas gambetas de Peña o de Caraballo. En la segunda fecha, el examen fue más teórico que práctico. La Argentina
de Julio Grondona -el hijo de Humberto Grondona, uno de los personajes más
poderosos del fútbol suramericano-, estaba en peligro y a su rescate acudió el
peruano Diego Haro, el árbitro que anuló un gol legal a Ponce y dejó de pitar
un penal, ayudando a la albiceleste. La situación consolidó la personalidad de
un equipo que evitó comprometerse con alguna expulsión en ese juego y que luego
fue capaz de sacarle un par de empates a Colombia y Paraguay, que sellaron la
clasificación.
Siguiente paso. Venezuela avanzó al hexagonal con apenas un gol a favor, por lo que Dudamel
centró su atención en mejorar ese aspecto. En el debut contra el combinado
paraguayo, el arquero Beycker Velázquez comenzó a tomar protagonismo al detener
un penal a Sanabria. Casi de inmediato, un gran pase de Peña le marcó el camino
del gol a Ponce. El inicio volvía a ser esperanzador y el Mundial ya se
comenzaba a ver más allá de la almohada.
No obstante, la situación tomó otro color cuando Brasil, la gran favorita,
terminó viendo como la Vinotinto le remontó el partido de la segunda fecha con
un penal que convirtió Ponce. Las matemáticas comenzaban a dar. Dudamel entendió que el siguiente partido contra Perú sería determinante.
Su equipo mantenía la serenidad que había mostrado desde aquel partido contra
Argentina y a nivel futbolístico estaba creciendo cada día.
Tras la expulsión del capitán Díaz contra Paraguay, entre Marrufo y Tineo
se las arreglaron para reacomodar la defensa sin mayores apuros. Sin embargo,
el regreso del barquisimetano ayudó a definir el partido contra el combinado
peruano, en el que la Vinotinto vino de atrás nuevamente, al igual que como
ocurrió contra Uruguay, en el duelo que marcó la clasificación. Anoche ese equipo recibió su diploma de mano de las autoridades de
Conmebol, tras pelear hasta el último instante ante una poderosa Argentina que
apenas pudo sacarle un empate a dos. Un empate que sabe a victoria. Un empate
que sabe a Copa del Mundo.