Columna. Orlando Nieves.
Los Amos de Apure…
Por el año de 1.890 llegan a
San Fernando de Apure, Francisco (Don Pancho), Félix y José (Pepino)… La
noticia corrió como reguero de pólvora “llegaron unos musius nuevos. Parecen
ricos porque visten bien y son muy educados”… Eran hombres de empresas
grandes…Ellos percibían ese olor que deja el oro…compraron la casa en donde
durmió el Libertador…pero algo faltaba…Una casa grande frente al río, un
palacio para asiento familiar y comercio…como un palafito iría el palacete…Y
así fue, siendo la primera obra que se ha construido sobre pilotines en toda
Venezuela…en 1913 José Barbieri, un arquitecto italiano era el hombre indicado
y fue contratado por los hermanos Barbarito, y como maestro de obra nada menos
que Don Antonio Forti…Cuando eso una vaca costaba 20 bolívares…y el presupuesto
para toda Venezuela era de 300.000.000 de bolívares…
No se olvido un solo detalle y
hacia la parte norte se colocaron espigones para amarrar los barcos de rueda,
hélice y las balandras orinoqueñas de Nicolás Subero, Musiú Seguía y el negro
Mesoa…los adornos de las paredes se lo encargan a Antonio Escalante…querían que
las escaleras señoriales…fueran amplias y el piso revestido con el mejor
mosaico importado… todo se hizo como los amos querían, para los Barbaritos no
habían obstáculos…Los murales se comenzaron a pintar con alegorías propias de
Italia…los salones fueron pulidos e iluminados con la mortecina luz de la
planta eléctrica de los palos de agua (Donde queda ahora el centro de
profesionales universitarios).
Las ventanas enmarcadas en
hierro y los vidrios a tres colores de la bandera italiana… el costo del
palacio para aquella época fue de 1.900.000 bolívares cancelados en su totalidad…
Abajo sobre el nivel de la calle se abrió el negocio más grande que ha tenido
todo Apure. Los barcos traían importados los famosos sombreros Borsalino de
Italia, de Francia venían sedas, encajes, sombreros y calzados para damas,
perfumes cuya única importación de la colonia D’Orsay era para los hermanos
Barbaritos, finos brandis, champaña, quesos finísimos, y todo un vituallaje que
podía ser envidia de un rey o un jeque. De aquí se exportaba queso, cueros,
algodón…la pluma de garza que se almacenaba en el sótano con un cuidado
extremo, pues una libra de pluma de chusmita era vendida en 8.000 bolívares y
se clasificaba en 1era, 2da y 3era clase.
Los clasificadores eran el
catire Felice, Luis Marcial y dos o tres más, ya que esto requería pericia y
honestidad…Viene el ocaso de los Barbaritos…la pluma, paso de moda…medio Apure
les quedo debiendo a los Barbaritos más de
4.600.000 bolívares irrecuperables y esta casa era comercio, banco, casa
fiduciaria, en fin toda la economía del Estado estaba centrada allí, a tal
punto que cuando abrían las puertas era tal el estruendo…que se oía en las
calles –son las ocho, ya abrieron los Barbaritos-, o –son las seis porque ya
cerraron el palacio Barbarito…Gómez ponía y quitaba precio al ganado…una res
valía 20 bolívares para utilizar solamente el cuero. Solo los oficiales
compraban a nombre del dictador y si no se les vendía ya era mal visto por el
gobierno….
La casa cerró…todos fueron
desapareciendo y entraron a administrar los hijos con un lastre muy grande de
deudas. Quebraron y el palacio quedo solitario desde 1.952 hasta 1.980 en que
entra este interesante personaje que es León Moser Guerra y lo restaura y lo
salva para la posteridad…gastando hasta ahora en compra y restauración del
inmueble unos cinco millones de bolívares….Así se acabo este imperio de quienes
fueron los amos de Apure…De la arrogancia la casa pasó a la miseria y de esta
se levanto como un Ave Fénix, para seguir hechizándonos con su mágica figura
salida de un cuento oriental a través de la lámpara de Aladino.
Junio de 1.981. Pedro Laprea
Sifontes - Cronista de San Fernando de Apure.