Prensa. Diario El Nacional.
Ayer en la madrugada el general
Ramón Lozada Saavedra y Jesús Delgado fueron liberados después de estar más de
dos semanas en cautiverio. Sus captores los abandonaron sin dejar rastro: al
primero, en San Fernando de Apure y al segundo, en la vía de El Castaño, en las
afueras de Maracay.
Durante 14 días la familia del
general retirado Ramón Lozada Saavedra estuvo en vilo después de que fue
capturado por varios hombres en Montalbán el 26 de noviembre. Ayer en la mañana
no fueron los cuerpos de seguridad del Estado sino él mismo quien notificó que
había sido liberado en el estado Apure.
“Hijo, estoy bien. Estoy en San
Fernando de Apure. Vénganme a buscar. No tengo papeles, vénganme a buscar”,
fueron las palabras que el general pudo decirle a su hijo, indicó Aníbal Ruiz,
abogado de la familia.
Automáticamente todos los
familiares emprendieron el viaje desde Caracas para su encuentro.
El general retirado salió de
una reunión de trabajo el martes 26 de noviembre y al mediodía fue sometido y
encapuchado por varios funcionarios de la Dirección de Inteligencia Militar que
lo apuntaron con armas largas y lo introdujeron en un vehículo, informó un
testigo. Los captores nunca se comunicaron con la familia de Lozada.
Los hechos fueron formalmente
denunciados ante el Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional
Bolivariana, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas y el Ministerio Público. Sin embargo, nada trascendió sobre la
apertura y desarrollo de las investigaciones del caso. Ni siquiera afirmaron o
negaron que algún cuerpo de seguridad estuviera involucrado.
Para la familia de Jesús
Delgado la incertidumbre duró 20 días. Él desapareció cerca de su residencia,
en la urbanización El Centro de Maracay, cuando tres hombres armados lo
encapucharon y se lo llevaron en un vehículo. Ayer a las 4:00 de la mañana fue
liberado en la carretera hacia El Castaño.
“No quería pedir ayuda, tenía
miedo. Un señor lo vio y lo auxilió. Del trauma solamente pudo acordarse del
teléfono de un amigo que fue a buscarlo y lo llevó a su casa”, narró Astrid
Serrano, una de las hermanas de la víctima.
Los días que Delgado estuvo en
cautiverio los pasó encapuchado y amarrado de manos y pies. A su familia le
explicó que uno de los captores le suministraba alimentos mientras que un menor
de edad le daba agua. Los delincuentes le explicaron que supuestamente habían
cometido una equivocación, pero no estaban seguros de cuánto tiempo estaría con
ellos.
Al igual que la familia de
Lozada Saavedra, los parientes de Delgado estuvieron esperando una llamada de
los captores que nunca recibieron y tampoco información alguna de las
autoridades.
“No sabemos qué pasó ni dónde
desapareció. No hay respuesta del Cicpc ni del GAES ni de la Fiscalía”, indicó
Aracelis Serrano, otra hermana de Delgado.
Punto en común. Aunque las
desapariciones de Delgado y Lozada Saavedra ocurrieron en diferentes fechas,
hay un punto en común: ambas personas son allegadas del general Raúl Isaías
Baduel.
Cinco días antes de su
desaparición, Delgado había ido a visitar al general Baduel al Centro Nacional
de Procesados Militares de Ramo Verde en Los Teques. Solía ir a compartir con
él, pues desde hace más de 15 años mantienen una amistad.
“Le llevaba artículos
personales y jugaban dominó en la celda. Son amigos e incluso estaba pendiente
de la esposa de Baduel y sus hijos”, aseguró Serrano.
El 14 de noviembre fue la
última vez que Lozada Saavedra fue a visitar a su compañero en Ramo Verde. “Él
ayudaba a Baduel con trámites en instituciones militares. Son amigos de toda la
vida”, informó Omar Mora Tosta, abogado de Baduel.
Estos casos también se
relacionan con la detención de Gustavo Tirado. El 5 de diciembre fue a visitar
por primera vez al general retenido en Ramo Verde. Llevaba unos libros y
volantes con ideas políticas diferentes a las del gobierno. Estos fueron
prohibidos en el penal. Al salir, varios funcionarios de la DIM lo detuvieron y
lo trasladaron a la sede de la Policía Militar en Fuerte Tiuna donde permanece
detenido. Sus parientes desconocen los motivos de la detención.
Temor familiar. José Ancointer
Parra, mayor retirado del Ejército, solía visitar en su sitio de reclusión al
general Baduel al menos dos veces por mes desde que fue condenado, dijo una
fuente cercana al oficial detenido. Desde el 25 de noviembre su esposa comenzó
a denunciar que presuntos funcionarios de la DIM estacionaron vehículos de la
institución frente a su casa, según el historial de su cuenta Twitter y una
nota publicada en un diario regional. A partir del 29 de noviembre el mayor
permanece escondido y sus familiares, al parecer, fueron víctimas de allanamientos
e interrogatorios sin orden judicial.
Ese mismo día el coronel del
Ejército Emilio Méndez Martínez desapareció después de que unos hombres
uniformados y vehículos de la DIM lo detuvieron a 50 metros de su casa en San
Diego, Valencia, indicó el general Antonio Rivero. Un día después fue liberado
en la mitad de la carretera de Cúa-San Casimiro, no sin antes amenazarlo para
evitar que denunciara. Méndez Martínez estuvo junto con Delgado por última vez
en Ramo Verde el 15 de noviembre.