Saturno
devorando a un hijo Francisco de Goya
Opinión. Luis Borges.
La
muerte de Hugo Chavez desnudó la magnitud de la descomposición política y
partidista dada la pugna surgida por el control de su capital político
electoral. Como me decía recientemente una relevante dirigente del oficialismo:
"somos nosotros mismos y no la oposición, los que nos estamos
acabando".
La
muerte de Eliecer Otaiza deja en evidencia la vulnerabilidad del ciudadano pues
el ex-jefe de inteligencia y posicionado en la política capitalina, murió a
manos del hampa común. Es como oír que muera en las calles y a manos del hampa
el ex-director de la CIA o del MI5. En un país con un gobierno serio, sería una
vergüenza nacional, símbolo del fracaso de las políticas de seguridad del
estado.
La
muerte de Robert Serra (Habida cuenta de que no ha sido paramilitarismo ni
intromisión de algún adversario imperial) pone de relieve nuevamente el nivel
de vulnerabilidad del ciudadano venezolano pues un alto funcionario público
yace a manos de su guardia personal, además de los detalles de la vida íntima del
diputado y, per se, detalles donde se encuentran los motivos de su verdugo para
asesinar de forma dantesca y brutal a un legislador del partido de gobierno y
cercano al jefe de estado.
Las
extrañas circunstancias de la muerte de Odreman, hombre importante en los
cuadros medios y bajos del oficialismo capitalino, semeja mucho a ese tipo de
muertes donde perdió la vida Leonardo Ruiz Pineda pero con la diferencia de que
las razones del crimen de Odreman son tan escandalosas como ambiguas y al menos
a Ruíz Pineda lo mataron sus adversarios no sus aliados.
La
muerte de Yeison Carrillo, presidente de la FCU-Unerg, abaleado dentro de la
casa de estudios, y quien recientemente fue detenido por porte ilícito de arma
y drogas, deja ver el tipo de gente que ha alcanzado puestos de liderazgos y
notoriedad en la política en todos lados.
¿Qué
tipo de vida le espera al ciudadano común? ¿Qué clase de gente ha conquistado
el liderazgo político del país? ¿Cuándo se perdió el referente de dignidad y
probidad que deben encarnar los altos funcionarios de estado?
Miles
de venezolanos dignos y honrados que una vez creyeron en el proyecto político
revolucionario, no alcanzaron los puestos de mando. ¿Por qué quedaron de lado?
La crítica no es al chavista por ser chavista pues en la oposición también hay
gente que no debe llegar a puestos de mando. Ser opositor o chavista no
significa ser ni bueno ni malo, significa ser libre para pensar y discernir
pero la crisis moral y ética nos alude a todos de ambos lados. La crítica es a nosotros
mismos como venezolanos. ¿Por qué la gente respetable se ha alejado de la vida
política? Sería un amplio debate responder a esa pregunta pero la consecuencia
es una sola: el poder no se cede, se lucha y el abandono de la política y de
los partidos por parte de la más digna representación de la ciudadanía, permite
el surgimiento de oportunistas y resentidos que hallan en la manipulación de
las masas, el modo más sencillo de saciar su hambre de riqueza y poder, y dar
rienda suelta a sus modos de vida depravados.
La
realidad interna de los partidos en Venezuela parece una representación de la
famosa obra de Goya"Saturno devorando a un hijo", cuadro que
representa a un Dios comiéndose a sus herederos ante la profecía de que uno de
ellos heredaría su mando. Al optar por acabar con cada uno de ellos, olvidó al
único sobreviviente que a la posteridad, cumpliría la profecía y destronaría su
poder ilimitado. Otra interpretación habla de que Saturno era el Dios del
tiempo y la imagen representa metafóricamente al tiempo devorando al hombre en
una señal de que nada es eterno y todo será víctima del mismo final así quiera
ser evitado. ¿Cuántos Saturno no existen en la política de Venezuela? Creo que
Goya tendría muchos rostros para representarlos.
Cualquiera
que sea la causa de la descomposición del liderazgo político, es menester que
llegado el momento de que toque fondo esta crísis, surja una renovación de
liderazgo social y político. Ya no es a lo lejos, ya es muy cerca que se
vislumbra un profundo cambio en el ideario venezolano, en el concepto de la
política y en la identidad del tipo de ser que encarnará las más altas
investiduras de estado.