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De
dónde viene la palabra
Trascrito
por Susanti A. Suastika, Traducido por Julián Alejandro Nieva
La
palabra para Navidad en el antiguo inglés tardío es Cristes Maesse, la Misa de
Cristo, hallada por primera vez en 1038, y Cristes-messe en 1131. En holandés
se dice Kerst-misse, en latín Dies Natalis, de donde se deriva la palabra
francesa Noël, e Il natale en italiano; en alemán Weihnachtsfest, de previo a
la Sagrada Vigilia. El término Yule (Navidad) es de origen incierto. El nombre
en anglosajón era geol, fiesta: geola, nombre de un mes (cf. el islandés iol,
una fiesta en diciembre).
CELEBRACIONES
TEMPRANAS
La
Navidad no figuraba entre las primeras fiestas celebradas antiguamente por la
Iglesia. Ireneo y Tertuliano la omiten en su lista de fiestas; Orígenes,
teniendo en cuenta quizá la deshonrosa Natalitia imperial, afirma (Hom. VIII
sobre el Lev. en Migne, P.G., XII, 495) que, en la Sagrada Escritura sólo los
pecadores, nunca los santos, celebraban la fecha de su nacimiento; Arnobio
(VII, 32 en P.L., V, 1264) incluso ridiculiza el "cumpleaños" de los
dioses.
Alejandría
La
primera evidencia sobre esta fiesta la encontramos en Egipto. Aproximadamente
en el año 200 A.D., Clemente de Alejandría (Strom., I, XXI en P.G., VIII, 888)
dice que ciertos teólogos egipcios "de manera bastante curiosa"
indican, no sólo el año, sino también el día del nacimiento de Cristo,
colocándolo el 25 de Pachon (20 de mayo), del vigésimo octavo año del reinado
de Augusto. [Ideler (Chron., II, 397, N.) piensa que lo hicieron así, creyendo
que el noveno mes en el que nació Cristo, era el noveno mes de su calendario].
Otros declaran que la fecha fue el 24 ó 25 de Pharmuthi (19 ó 20 de abril).
Clemente, en su obra "De paschæ computus", escrita en el 243 y
falsamente atribuida a Cipriano (P.L., IV, 963 ss.), da como fecha del
nacimiento de Cristo el 28 de marzo, fecha en la que el sol material se creó.
Pero Lupi ha demostrado (Zaccaria, Dissertazioni eec. del p. .A. M. Lupi
Faenza, 1785, p. 219) que no existe un mes en el año en el que respetables
autoridades no hayan designado como fecha del nacimiento de Cristo.
Clemente,
sin embargo, nos dice también que los basilianos celebraban la Epifanía, y,
probablemente junto con esta fiesta, el Nacimiento de Cristo, el 15 ó 11 de
Tybi (10 ó 6 de enero). Esta doble conmemoración se hizo popular, en parte,
porque la aparición a los pastores fue considerada una manifestación de la gloria
de Cristo, conmemorándosele entre las más importantes solemnidades, y celebrada
el día 6 de enero; también, en parte, porque en la manifestación dada en el
Bautismo, muchos códices (por ejemplo el Codex Bezæ) erradamente ponen que las
Divinas palabras fueron sou ei ho houios mou ho agapetos, ego semeron gegenneka
se (Tu eres mi Hijo Amado, yo te he engendrado hoy) en lugar de en soi eudokesa
(en quien me complazco), leído en Lucas 3,22. Abrahán Ecchelensis (Labbe, II,
402) cita en las Constituciones de la Iglesia de Alejandría de tiempos de Nicea
la frase: dies Nativitatis et Epiphaniæ; Epifanio (Hær., li, ed. Dindorf, 1860,
II, 483) cita una sorprendente ceremonia semi-nóstica en Alejandría en la que,
en la noche del 5-6 de enero, una extraña cruz con la imagen de Kore estampada
en ella, era llevada en procesión alrededor de una cripta, mientras se entonaba
el canto: "Hoy, a esta hora, Kore dio a luz al Eterno"; Juan Casiano,
en sus "Colaciones" (X, 2 en P.L., XLIX, 820), escrita entre los años
418-427, dice que los monasterios egipcios todavía observan la "antigua
costumbre"; pero, Pablo de Emesa, predicó el 29 de Choiak (25 de
diciembre) y el 1 de enero del 433 ante Cirilo de Alejandría, y sus sermones
(véase Mansi, IV, 293; apéndice del libro de los Hechos. Conc. Eph.) muestran
que la celebración de Diciembre estaba firmemente establecida en aquel lugar, y
los calendarios demuestran su permanencia. Por ello, la tradición de celebrar
esta fiesta en diciembre, llegó a Egipto alrededor de los años 427 y 433.
Chipre,
Mesopotamia, Armenia, Asia Menor.
En Chipre, a finales del cuarto siglo,
Epifanio se declara en contra del Alogi (Hær., li, 16, 24 en P.G., XLI, 919,
931) que Cristo nació el 6 de enero y se bautizó el 8 noviembre. Efraín de
Siria (cuyos himnos son de Epifanía y no de Navidad), muestra que Mesopotamia
todavía celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo trece días después del
solsticio de invierno; es decir, el 6 de enero; asimismo, Armenia ignora, y
sigue ignorando la celebración de Diciembre. (Cf. Eutimio, "Pan.
Dogm.", 23 en P.G., CXXX, 1175; Nicéforo, "Hist. Eccl.", XVIII,
53 in P.G., CXLVII, 440; Isaac, Catholicos de Armenia del siglo once o doce,
"Adv. Armenos", I, XII, 5 in P.G., CXXII, 1193; Neale,
"Holy Eastern Church", Introd., p. 796). En Capadocia,
los sermones de Gregorio de Niza sobre San Basilio (quién murió antes del 1
enero del 379) y sus dos siguientes, predicados en la fiesta de San Esteban
(P.G., XLVI, 788; cf, 701, 721), demuestran que en el año 380, el 25 de
diciembre ya era ahí celebrado, a menos que, siguiendo los argumentos demasiado
ingeniosos de Usener (Religionsgeschichtliche Untersuchungen, Bonn, 1889,
247-250), debemos colocar esos sermones en el año 383. También Asterio de
Amaseia (siglo quinto) y Amfiloquio de Iconio (contemporáneo de Basilio y
Gregorio) celebraban en sus diócesis ambas fiestas —Epifanía y Natividad— de
forma separada (P.G., XL, 337 XXXIX, 36).
Jerusalén
En
el año 385, Silvia de Burdeos (o Eteria, como parece evidente debe ser llamada)
quedó profundamente impresionada por las espléndidas fiestas sobre la infancia
del Señor Jesús celebradas en Jerusalén. Ellos celebraban la
"Natividad"; el Obispo iba de noche a Belén, regresando a Jerusalén
para las celebraciones del día. La fiesta de la Presentación se celebraba
cuarenta días después. Pero este cálculo empezaba desde el día 6 de enero, y la
fiesta duraba hasta la octava de esa fecha. (Peregr. Silv., ed. Geyer, pp. 75
ss.). Nuevamente, (en la pág. 101) ella menciona como muy importantes fiestas, la
Pascua y la Epifanía. Como podemos ver, en el 385, el 25 diciembre no era
observado en Jerusalén. Este dato verifica las citas dadas por Juan de Nikiu
(c. 900), tomadas de las cartas entre Cirilo de Jerusalén (348-386) y el Papa
Julio I (337-352), con el propósito de conseguir que en Armenia se celebre la
Navidad el día 25 diciembre (véase P.L., VIII, 964 ss.). Cirilo declara que su
clero no puede realizar en la misma fecha de la fiesta del Nacimiento y
Bautismo, una procesión a Belén y Jordania. (Esta posterior práctica es un
anacronismo). Él le pide a Julio que le asigne a la Navidad, su verdadera fecha
"tomándola de los documentos del censo traídos por Tito a Roma";
Julio asigna como fecha el 25 de diciembre. Otro documento (Cotelier, Patr. Apost.,
I, 316, ed. 1724) dice que Julio le escribió a Juvenal de Jerusalén (c.
425-458), informándole que Gregorio Nacianceno, en Constantinopla estaba siendo
criticado por "dividir la fiesta en dos". Julio murió en el año 352,
y por el 385, Cirilo no había introducido cambio alguno cambio; de hecho,
Jerónimo, escribiendo aproximadamente en el 411 (en Ezeq., P.L., XXV, 18),
reprocha a Palestina el hecho de celebrar el nacimiento de Jesús (cuando Él se
ocultaba) en el día de la fiesta de la Manifestación. Cosme Indicopleustes
sugiere (P.G., LXXXVIII, 197) que, incluso a mediados del siglo sexto,
Jerusalén se distinguía por combinar las dos conmemoraciones, arguyendo que en
Lucas III,23, el día del bautismo de Cristo se realizó el día de Su cumpleaños.
Sin embargo, la conmemoración en Jerusalén de David y del Apóstol Santiago se
realizaba el día 25 de diciembre, hecho que muestra que esta fiesta no era
celebrada en este día. Usener, tomando argumentos del "Laudatio S.
Stephani" de Basilio de Seleucia (c. 430. —P.G., LXXXV, 469), piensa que
Juvenal intentó introducir esta fiesta, pero que la fama del nombre de Cirilo
hizo que la fecha se mantuviera sin variación.
Antioquía
En
Antioquía, durante la fiesta de San Filogonio, Crisóstomo predicó un importante
sermón. Esto sucedió, casi con certeza, en el año 386, aunque Clinton da como
fecha el 387, y Usener, por una larga reestructuración de los sermones del
santo, en el 388 (Religionsgeschichtl. Untersuch., pp. 227-240). Pero, entre
febrero del 386, época en la que Flaviano ordenó a Crisóstomo de sacerdote, y
diciembre, hay tiempo suficiente para la predicación de todos los sermones en
cuestión. (Véase Kellner, Heortologie, Friburgo, 1906, pág. 97, n. 3). En vista
a una reacción por algunas fiestas y ritos judíos, Crisóstomo intenta unir
Antioquía en la celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, ya que
parte de la comunidad ya lo venía haciendo desde hacía más o menos diez años.
Él declara que en Occidente esta fiesta es celebrada en esa fecha, anothen;
esta introducción en Antioquía la cual él siempre buscó, fue opuesta por los
conservadores. Esta vez, Crisóstomo tuvo éxito; en una iglesia llena de gente,
defendió esta nueva costumbre. No era ninguna novedad; desde Tracia a Cádiz
esta fiesta era observada debidamente, ya que su milagrosa difusión demostró su
autenticidad.
Además,
Zacarías, que era sacerdote, entró en el Templo el Día de la Expiación,
recibiendo el anuncio de la concepción de Juan, por consiguiente, fue en
septiembre; seis meses después, Cristo fue concebido, es decir, en Marzo,
naciendo en Diciembre. Finalmente, aunque no estuvo nunca en Roma, sabía que
los documentos del censo sobre la Sagrada Familia, todavía se encontraban ahí.
[Esta apelación a los archivos romanos es bastante antigua, desde Justino
Mártir (Apol., I, 34, 35) y Tertuliano (Adv. Marc., IV, 7, 19). En las
falsificaciones de Cirilino, se dice que Julio calculó la fecha basándose en
Josefo, de la misma forma que Crisóstomo se basó en injustificadas suposiciones
sobre Zacarías]. Por ello, sabemos que Roma ha observado esta fiesta el 25 de
diciembre, bastante tiempo antes del año 388, pues ese es el año en que
Crisóstomo decretó el 25 de diciembre como fecha oficial de esta fiesta (P.G.,
XLVIII, 752, XLIX, 351).
Constantinopla
En
el año 379 ó 380, Gregorio Nacianceno se convirtió en exarchos de esta nueva
fiesta en Constantinopla, es decir, en iniciador, ciudad en la que después de
la muerte de Valente, la ortodoxia renació. Sus tres Homilías (véase Hom.
XXXVIII en P.G., XXXVI), fueron predicadas en días sucesivos (Usener, op. cit.,
pág. 253) en la capilla privada conocida con el nombre de Anastasia. Durante su
destierro en el 381, esta fiesta desapareció. Sin embargo, según Juan de Nikiu,
Honorio, cuando estuvo en Constantinopla durante una visita, fijó con Arcadio,
la observación de esta fiesta según la fecha romana. Kellner dice que esta
visita se realizó en el 395; Baumstark (Oriens Chr., 1902, 441-446) dice que
fue entre el 398 y el 402.
Este
último se basa en una carta de Jacobo de Edesa, citada por Jorge de Beeltân, en
la que afirma que la Navidad fue llevada a Constantinopla desde Italia por
Arcadio y Crisóstomo, ciudad en la que, "según historias", se había
celebrado desde tiempos Apostólicos. El episcopado de Crisóstomo duró desde el
año 398 al 402; por consiguiente, la fiesta debe de haber sido introducida
entre esas fechas por el Obispo Crisóstomo, así como en Antioquía por El
sacerdote Crisóstomo. Pero Lübeck (Hist. Jahrbuch., XXVIII, I, 1907, pp.
109-118) declara que las evidencias de Baumstark son inválidas. Otra
declaración, incluso más importante pero poco acreditada, es el argumento de
Erbes (Zeitschrift f. Kirchengesch., XXVI, 1905, 20-31), declarando que esta
fiesta fue introducida por Constantino en el año 330-35.
Roma
En
Roma, la evidencia más antigua la tenemos en el Calendario de Filocalio (P. L.,
XIII, 675; puede verse en su totalidad en J. Strzygowski, Kalenderbilder des
Chron. von Jahre 354, Berlín, 1888), recopilado en el 354, el cual contiene
tres importantes datos. En el calendario civil, el 25 de diciembre figura como
"Natalis Invicti". En el "Depositio Martyrum", una antigua
lista de mártires romanos y universalmente venerados, el día 25 de diciembre
dice: "VIII kal. ian. natus Christus in Betleem Iudeæ". También
menciona en el "VIII kal. mart." (22 de Febrero) la Cátedra de San
Pedro. En la lista de cónsules, encontramos cuatro extraños registros
eclesiásticos: los días en que nació y murió Cristo; la llegada a Roma y
martirio de San Pedro y San Pablo. Esta significativa entrada dice: "Chr.
Cæsare et Paulo sat. XIII. hoc. cons. Dns. ihs. XPC natus est VIII Kal. ian. d.
ven. luna XV", es decir, durante el consulado de (Augusto) César y Paulo,
nació Nuestro Señor Jesucristo en la octava antes de las calendas de Enero (25
de Diciembre), un día Viernes, el día catorceavo de la luna.
Los
detalles concuerdan con la tradición y las posibilidades. El epact, aquí XIII,
normalmente es XI; el año es A.U.C. 754, una fecha que se creyó primero dos
siglos después; ningún año, entre el 751 y el 754 pudo el día 25 de diciembre
caer viernes; la tradición es constante en colocar el nacimiento de Cristo un
miércoles. Es más, según la fecha dada para la muerte de Cristo (duobus Geminis
coss., es decir, el 29 A.D.), Cristo murió a los veintiocho años. Además, estos
datos en una lista de cónsules, queda claro que son una interpolación. Pero,
¿no están estos dos datos también en el "Depositio Martyrum"? Aquí
encontramos sólo el día del nacimiento de Cristo en la carne, por lo que puede
ser que encabece el año de los natales espirituales de los mártires; pero el 22
febrero está totalmente fuera de lugar. Aquí, como en el fasti consular,
fueron, por conveniencia, insertadas algunas fiestas populares.
El
calendario civil en sí mismo no fue exclusivamente modificado, pues dejó de ser
útil después del abandono de las fiestas paganas. Por ello, aun cuando el
"Depositio Martyrum" sea, como es probable, del año 336, no queda
claro si el calendario contiene evidencias anteriores al propio Filocalio, es
decir, al 354, salvo que, en efecto, la pre-existencia de esta celebración
popular represente la posibilidad de su reconocimiento oficial. Si el
manuscrito Chalki de Hipólito es genuino, tendríamos evidencias sobre esta
fiesta de Diciembre desde aproximadamente el 205. El pasaje pertinente [el cual
existe en el manuscrito de Chigüí, sin las palabras entre paréntesis, y que
siempre a sido citado así antes de Jorge Syncellus (c. 1000)] dice así:
"La primera venida de Nuestro Señor en la carne [en la que fue
engendrado], en Belén, sucedió [el 25 de diciembre, el cuarto día] durante el
reinado de Augusto [el cuadragésimo segundo año, y] en el año 5500 [desde
Adán]. Sufrió en Su trigésimo tercer año [el 25 de marzo, en el decimoctavo año
de Tiberio César, durante el consulado de Rufo y Rubelio]". La
interpolación es clara, y es un hecho admitido por Funk, Bonwetsch, etc., Los
nombres de los cónsules [los cuales debían ser Fufio y Rubelio] están
equivocados; Cristo vive treinta y tres años; en el genuino de Hipólito treinta
y uno; estos minuciosos datos no tienen nada en común con los del milenarista
Severiano; además, es poco creíble que Hipólito conociera estos detalles,
cuando sus contemporáneos (Clemente, Tertuliano, etc.) al tratar este tema, lo
ignoran o guardan silencio; o, después de haberlo publicado, seguía estando sin
dichas anotaciones (Kellner, op. cit., pág. 104, tiene un excursus sobre este
pasaje).
San
Ambrosio (de virg., III, 1 en P. L., XVI, 219) ha preservado un sermón
predicado por el Papa Liberio I en San Pedro, cuando, el día de Natalis
Christi, Marcelina, la hermana de Ambrosio, tomó el velo. El pontificado de
este Papa fue desde mayo del 352 hasta el 366, exceptuando los años 355-357,
época en la que estuvo desterrado. Si Marcelina se hizo monja después de la
edad canónica —veinticinco—, y si Ambrosio nació en el año 340, lo más probable
es que este hecho ocurriera después del 357. Si bien el sermón abunda en
referencias apropiadas para la Epifanía (las bodas de Caná, la multiplicación
de los panes, etc.), aparentemente se debe a (Kellner, op. cit., pág. 109) un
orden en su pensamiento, y no a que hubiese sido pronunciado el día 6 de enero,
una fiesta que sólo fue conocida en Roma bastante después.
Sin
embargo, Usener defiende (pág. 272) la teoría de que Liberio lo predicó en esa
fecha, en el 353, instituyendo la fiesta de la Natividad en diciembre de ese
mismo año; pero, Filocalio justifica nuestra suposición que esta fiesta
antecedió a su pontificado por algún tiempo, aunque Duchesne lo relega al 243
(Bull. crit., 1890, 3, pp. 41 ss.) algo que no es muy de alabar. En Occidente,
el Concilio de Zaragoza (380) ignora aún la fiesta del 25 de diciembre (véase
can. XXI, 2). El Papa Siricio, escribiendo en el año 385 (P. L., XII, 1134) a
Himerio, en España, distingue las fiestas de Navidad y de Epifanía; pero no
queda claro si se está refiriendo a la costumbre romana o española. Ammiano
Marcelino (XXI, ii) y Zonaras (Ann., XIII, 11) fechan una visita que hizo
Juliano el Apóstata a una iglesia de Vienne, en la Galia, durante la Epifanía y
la Natividad, respectivamente.
A
menos que sean dos visitas, Vienne en el año 361 d. C, combinaba estas fiestas,
aunque la fecha exacta es dudosa. Durante la época de Jerónimo y Agustín, la
fiesta de Diciembre fue establecida, aunque este último (Epp., II, liv, 12, en
P.L., XXXIII, 200) la omite en una lista de fiestas de primera importancia. A
partir del cuarto siglo, el calendario de Occidente le asigna a esta fiesta el
día 25 de diciembre. En conclusión, en Roma la Navidad se celebraba el día 25
de diciembre desde antes del 354; en Oriente, en Constantinopla, no antes del
379, a menos que sigamos a Erbes y rechacemos a Gregorio, diríamos que fue
desde el 330. Por lo tanto, es casi universalmente aceptado que la fecha llegó
a Oriente desde Roma, por el Bósforo, durante el reavivamiento anti-arriano, y
gracias a los defensores de la ortodoxia. De Santi (L'Orig. delle Fest. Nat.,
en Civiltæ Cattolica, 1907), siguiendo a Erbes, dice que Roma tomó la fiesta de
la Epifanía de Oriente, con un claro sentido Navideño, y, junto con un
creciente número de Iglesias Orientales, la celebró el 25 de diciembre;
después, Oriente y Occidente dividieron sus fiestas, dejando la Epifanía el 6
de enero, y la Navidad el 25 de diciembre. La primera hipótesis sigue siendo
más aceptable.