La
leche de las búfalas del Hato La Guanota en Apure es la materia prima para
elaborar este preciado postrecito
Prensa.
Estimulo.com. Guillermo Salas.
Son muchos los nombres presentes
alrededor del ya famoso Bufito, pero la familia Moser y el Hato La Guanota han
sido la parte más importante de este exitoso producto.
Lácteos La Guanota ha sido pionero en el
uso de leche de búfala en Venezuela, con más de 25 años de experiencia en la
fabricación de quesos y dulce de leche, por lo que recientemente recibió la
mención Tenedor de Oro gracias a su contribución a la industria gastronómica
venezolana.
Todo comenzó en 1974, cuando el señor
Pablo Moser Guerra recibió diez búfalas de Trinidad de un amigo veterinario
llamado Abelardo Ferrer, para que probara cómo se comportaban en los llanos
apureños y ver qué provecho se les podía sacar. No le dio mucha importancia a
la bestia al principio, pero con el pasar de los meses notó que “mientras las
vacas siempre estaban flacas, las búfalas se mantenían gordas”, así que las
ordeñó y probó hacer un queso de mano.
Los resultados fueron extraordinarios.
El queso tenía un sabor excelente y se dieron cuenta de que la leche había
rendido casi el doble. De ahí en adelante, el animal que al principio no
parecía interesante se convirtió en el protagonista del hato, por lo que
importaron búfalas de Bulgaria e Italia, entre otros, para aumentar su
producción de quesos de búfala.
A inicios de 1980 se les presentó otro
problema: debían vender el queso a 20 bolívares el kilo, mientras que los
quesos importados se conseguían a 22 o 24 bolívares el kilo, por lo que había
que buscar una mejor rentabilidad. Pablo fue siempre un gran admirador del dulce
de leche y en un viaje a Brasil le habían dado la receta de “el mejor que había
probado”, por lo que realizó otro experimento.
Es así como nace el Bufito: animales y
recetas extranjeras para producir un excepcional dulce de leche 100%
venezolano. En poco tiempo este producto pasó a ser reconocido en San Fernando
de Apure, todos en la zona lo conocían y en la entrada del hato lo vendían en
una tienda para los turistas.
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En sus primeros años, el dulce se
confeccionaba en la cocina de la casa de la familia Moser: “En mi casa se hacía
Bufito de lunes a domingo a las 4:00 am”, recuerda muy emocionada Susana Moser
de Scannone, hija de Pablo y parte integral del dulce desde sus inicios. En las
mañanas ordeñaban las búfalas y la leche pasaba a la “bufitera”, como llamaban
la cocina de su casa, donde tenían una marmita que habían conseguido
especialmente para ese producto y donde lograron hacer hasta 28.000 tubos de
Bufito al día.
A sus 90 años recién cumplidos, Pablo
recuerda con cariño los inicios caseros del Bufito, cuando compartía
diariamente con su hija y su yerno, Héctor Scannone: “Aquí se hace Bufito todos
los días, se venda o se regale”, decían en ese entonces en La Guanota.
En 1987 terminaron la construcción de su
actual planta (diseñada por Susana, arquitecta de profesión), a pocos metros de
la casa donde vivían. En la mitad de la planta se producen quesos y en la otra
exclusivamente Bufito. Todavía continúan usando la misma marmita que una vez
tuvieron en la cocina de su casa.
Desde ese día han estado en constante
crecimiento, siempre confiando en sus creaciones de leche de búfala y
convirtiéndose en criadores de la bestia que tantos éxitos les ha brindado. En
la actualidad, el Bufito se consigue en todo el país, gracias a la red Farmatodo,
que desde el 2010 vende esta delicia criolla en todas sus tiendas.
En los últimos años ha surgido nueva
información acerca de los beneficios de la leche de búfala frente a los lácteos
vacunos. De acuerdo al grupo de nutricionistas de www.nutriwhitedietas.com,
existen dos tipos de leche: A1 y A2, que se diferencian en una sola proteína,
llamada betacaseína. Las leches de búfala, cabra y oveja pertenecen al grupo
A2, más antiguo, con una alta similitud a la composición de la leche materna
(también de tipo A2). Hace miles de años la leche de vaca tuvo una mutación en
la betacaseína y pasó a ser de tipo A1, un nuevo tipo de leche a la que el
humano no está acostumbrado y puede generar diversos trastornos en el proceso
digestivo. Por ello, quienes tengan cierta condición respecto a los lácteos
podrían plantearse el consumo de la leche del grupo A2 sin abandonar esos
maravillosos antojos.