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Después
de días complejos, marcados por el accidente de Arturo Vidal y su reinserción
en el equipo que dirige Jorge Luis Sampaoli, existía incertidumbre por los
efectos colaterales del desafortunado hecho. Las dudas se aclararon rápidamente
y la Roja cuajó su mejor actuación en la Copa América, para imponerse por 5-0
sobre Bolivia y asegurar el primer lugar del Grupo A. Y, de paso, confirmar de
una vez por todas en el campo que es uno de los favoritos.
Nadie
dudaba que la afición iba a apoyar a Vidal. Lo que no era claro eran las
repercusiones que el lamentable hecho pudiera causar en el equipo. Charles
Aránguiz se encargó de esclarecer las dudas muy temprano.
A
los dos minutos, el volante del Inter de Porto Alegre clavó un derechazo junto
al poste tras una "bajada" de lujo de Eduardo Vargas. Con ello, el
Príncipe ha anotado el gol más rápido de la Roja en la Copa América. Y ha
vuelto a marcar por el equipo chileno después de exactamente un año y un día:
cuando superó a Iker Casillas en el triunfo 2-0 sobre España, en Maracaná, por
la Copa del Mundo.
Chile
no se conformó y siguió atacando. Lo hizo con vértigo, como le gusta al técnico
Sampaoli. Los kamikazes que dijo necesitar en la previa de esta Copa América
aparecieron como una escuadrilla, en gloria y majestad.
A
los 19 minutos, Alexis lanzó un tiro libre que salió pegado al palo de la
portería de Romel Quiñónez. Y a la media hora, ensayó una vaselina perfecta que
dio en el vértice de la portería boliviana. Al del Arsenal se le notaba el
apetito voraz de gol que andaba trayendo.
A
los 37, el tocopillano encontró premio. Recibió una cesión milimétrica de Jorge
Valdivia y se zambulló para impulsar la pelota al mismo rincón donde la había
enviado Aránguiz 35 minutos antes.
Fue
el 2-0 y el delirio para la afición chilena, que pudo seguir celebrando:
Eduardo Vargas estuvo a punto de aumentar al filo del descanso, pero falló por
un par centímetros.
En
el complemento, Sampaoli quiso cuidar de una segunda tarjeta amarilla a Vidal y
darle descanso a Alexis. Envió al campo a Matías Fernández y al joven delantero
Angelo Henríquez, quien tuvo una gran temporada en el Dinamo Zagreb, donde
anotó 30 goles.
Los
cambios dieron frutos. Una jugada en donde Fernández profundizó para Henríquez
terminó con una cesión para Aránguiz, quien se dio tiempo de frenar y picársela
al portero Quiñónez y a Raldes, quienes llegaban desesperados al cruce. Era el
3-0 de la Roja y comenzó la fiesta de un público enfervorizado.
El
ingreso de David Pizarro, quien regresaba a una Copa América después de 16
años, generó la ovación de la asistencia. Antes, le habían dedicado dos minutos
de cánticos a Gary Medel. Chile seguía atacando y deleitando ante un equipo
boliviano que solo quería que el partido terminara rápido.
Gary
Medel, envalentonado por el apoyo de su público, tomó las banderas y se
aventuró en el área rival. Pared perfecta con Valdivia y definió con clase. Si
algo faltaba para que la fiesta fuera completa era un gol del jugador del
pueblo.
El
gol en contra de Raldes, a cuatro minutos del final, fue una anécdota en una
noche de fiesta que los chilenos no olvidarán y que puso fin a días agitados de
incertidumbre. Chile ya no es solo favorito en el papel y en las apuestas. Lo
demostró en el campo, que es donde vale.