Opinión Internacional. Gustavo Azócar Alcalá. Miami.
Nicolás Maduro ya tiene lo que quería:
el Presidente estaba buscando una excusa para responsabilizar a las fuerzas
democráticas por la grave crisis económica y social que afecta al país desde
hace varios años y ya la encontró. La negativa de la Asamblea Nacional de
aprobar el “decreto de emergencia económica” (una decisión totalmente
justificada) le otorga al ejecutivo un argumento para desarrollar toda una
campaña propagandística que intentará hacerle creer el país que los culpables
de la crisis humanitaria y de la hambruna que afecta a todos los venezolanos
son los 109 nuevos diputados de la AN y no la revolución socialista que ha
gobernado al país desde hace 17 años.
Como bien lo advirtió el presidente de
la AN, Henry Ramos Allup, el gobierno le tendió una trampa a los
parlamentarios: si la AN hubiese aprobado el “decreto de emergencia económica”,
automáticamente se habría convertido en “cómplice” y corresponsable de las
consecuencias inmediatas de ese decreto. Si por el contrario, como
efectivamente ocurrió, la AN rechazaba el decreto, entonces el gobierno
empezaría a culpar a la oposición por la grave crisis que afecta al país y
trataría, como ya lo está haciendo, de
responsabilizar a los diputados de la MUD por la debacle económica que nos está
afectando.
El “decreto de emergencia económica”,
fabricado en la Sala Situacional del Palacio de Miraflores, no fue concebido
para resolver los problemas económicos del país. Fue ideado con el único
objetivo de empañar el ejercicio parlamentario de la nueva Asamblea Nacional,
que como se sabe, tiene mayoría opositora. Maduro no está preocupado por
resolver la crisis económica de Venezuela. Su verdadera preocupación es
encontrar la forma de comenzar a deteriorar la imagen de la AN presidida por
Ramos Allup, para evitar que el parlamento adquiera mucho más poder del que ya
tiene.
Hay que ser muy iluso para creer que
Maduro va a dejar que sus ministros vayan a la AN a entregar tan fácilmente
todas las cifras que demuestran que el país está quebrado. Un gobierno que
desde hace poco más de un año se niega a publicar las estadísticas del Banco
Central de Venezuela, no puede tener la buena intención de consignar en la AN
los datos que reflejan la situación económica y financiera del país. Maduro y
sus ministros han ocultado deliberadamente a los venezolanos la gravedad de las
finanzas públicas y han maquillado balances e informes financieros para tratar
de ocultar lo que todo el mundo sabe: que Venezuela está en ruinas gracias al
robo, al despilfarro y al saqueo al que fueron sometidas las cuentas del
gobierno durante los últimos 17 años.
Las cuentas de los gobiernos de Maduro y
Chávez, son inauditables. El día que una comisión de la AN ponga las manos a
todos esos documentos y se los muestre al país, se cae el gobierno. Esa es la verdad. Por esa razón, Maduro y sus
ministros harán lo impensable para impedir a toda costa que los diputados de la
nueva AN y todos los venezolanos, tengamos acceso a esa información.
Maduro y su vicepresidente Istúriz, han
acusado a los diputados de la MUD de pretender armar un show mediático, por el
simple hecho de querer hacer una sesión pública con la comparecencia de los
ministros del área económica en la AN. A Maduro y a Istúriz se les olvida, que
quien siempre montaba un show con todo lo que pasaba en el país, era el difunto
Hugo Chávez, quien ni siquiera respetó la muerte de unas personas en agosto de
2012 cuando explotó la refinería de Amuay: "Algún filósofo dijo, no me
acuerdo quién: la función debe continuar, con nuestros dolores, nuestros
pesares y nuestros muertos", dijo Chávez en aquella ocasión.
Los expertos en montar Shows están en el
gobierno. Según la ONG Monitoreo Ciudadano, en el año 2013 hubo 202 cadenas
nacionales de radio y televisión protagonizadas por Nicolás Maduro. El récord
nacional (y quizás mundial) de cadenas de radio y televisión lo tiene Hugo
Chávez, quien en el año 2004 realizó 374 cadenas que como se sabe, son de
transmisión obligatoria para todas las emisoras de radio y TV del país.
Monitoreo Ciudadano señala que entre
2013 y 2015 Nicolás Maduro habló 1009 horas con 35 minutos en el canal del
estado, VTV, a un promedio de 2 horas 25 minutos por día. Pero eso no es todo:
entre 2013 y 2016 Nicolás Maduro lleva
499 horas con 24 minutos en Cadena Nacional de Radio y Televisión, a un
promedio de 27 minutos diarios. La
mayoría de las cadenas son para hablar paja, para echar cuentos, para mostrar a
Maduro bailando con Cilia o simplemente para que el Jefe de Estado hable de sus
candidatos y del PSUV.
Un gobierno acostumbrado al show, que
utiliza cadenas de radio y televisión para que Maduro y Cilia bailen “la
pollera colorá” no puede acusar a las fuerzas democráticas de pretender montar
un show por el simple hecho de querer que unos ministros le informen al país
las cifras reales de la economía venezolana.
Al intentar explicarle al país y al
mundo las razones por las cuales los ministros no acudieron a la cita en la AN,
el vicepresidente Istúriz dijo que “nosotros lamentamos que en un momento como
este, donde hay tanto entusiasmo y tanto trabajo, nosotros seamos objeto de un
show mediático que no va a resolver nada. No nos vamos a prestar para un show
mediático, aquí no hay payasos”.
Istúriz dijo que “ellos (los diputados
de la AN) saben que hay materias que no pueden ser dilucidadas públicamente
porque arriesgamos al país. Ellos quieren hacer una interpelación pública y no
hay garantías”. El ex gobernador de Anzoátegui destaco que “ese decreto debe
ser analizado y aprobado por la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de
Justicia. Pero ellos lo que querían era montar un show mediático (…) Nosotros
asistiríamos de buena fe, seria, sin poner en riesgo al país. Hay materias que
pueden arriesgar información de Estado”.
Istúriz reiteró que “lamentamos que
seamos objetivo de un show mediático, que traerá confrontación. No hay nada que
ocultar, pero no nos vamos a prestar a shows mediáticos (…) Existen materias
que son contundentes, y su discusión pública pondría en riesgo al país y todos
los venezolanos se verían afectados”.
Istúriz no lo dijo textualmente, pero no
hace falta ser maestro de escuela para entender lo que el vicepresidente quiso
decir: si el país se entera de lo que hay dentro de esa caja negra en la que se
encuentran las finanzas públicas, el gobierno se cae. Aristóbulo dijo hace
algún tiempo algo parecido, cuando afirmó que si el gobierno desmontaba el
control de cambios lo tumbarían.
Maduro, quien con toda seguridad designó
al negro Aristóbulo Istúriz como vicepresidente de la República por sus
orígenes en Acción Democrática, para que se encargue de llevar las relaciones
con el nuevo presidente de la Asamblea Nacional, el secretario general nacional
de AD, Henry Ramos Allup, debe saber que el ex vicepresidente del PSUV, nacido
en Curiepe, estado Miranda, no ha tenido buena suerte cuando se ha enfrentado a
sus ex compañeros del partido blanco.
En el año 2000, Istúriz fue candidato a
la presidencia de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), y perdió
frente a un adeco: Carlos Ortega. En 2008, Istúriz fue candidato a la Alcaldía
Metropolitana de Caracas, y una vez más, fue vencido por otro adeco: Antonio Ledezma.
En este año 2016, Istúriz se enfrenta a otro adeco, Henry Ramos. ¿Qué le hace
pensar a Maduro que esta vez le irá mejor a Istúriz?
El cuento del show mediático no le
durara mucho al gobierno. Más temprano que tarde, la nueva Asamblea Nacional le
pondrá las manos a los informes financieros de Pdvsa, a las estadísticas
ocultas del Banco Central, y a todos los documentos que demuestran
fehacientemente el robo más grande cometido en la historia contemporánea de
Venezuela contra las finanzas públicas. Cuando todos esos documentos salgan a
la luz pública, lo cual ocurrirá muy probablemente en el primer trimestre de
este año, los venezolanos tendremos que apartar nuestros asientos, comprar
cotufas y lentes HD para ver un no un show, sino una verdadera película de
terror.