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Mineros denuncian que borraron las
pruebas de la masacre en la que presuntamente desapareció el grupo de jóvenes
entre 20 y 35 años de edad. El alcalde de la localidad asegura que los hechos
ocurrieron en “extrañas y dolorosas circunstancias”, mientras los familiares
insisten en la tesis del asesinato.
Tumeremo, el pueblo minero ubicado al
sur del estado Bolívar, cumple este martes cuatro días sin tener rastro de los
28 jóvenes mineros que presuntamente desaparecieron tras ser ejecutados por una
banda delictiva, en una mina ubicada a 30 kilómetros al este de esa localidad.
Mineros del lugar insisten que las
pruebas con las que demostrarían que los jóvenes fueron ejecutados y
desmembrados, desaparecieron a tan solo dos días después de haber sido denunciada
la matanza por los familiares de las víctimas.
Carlos Antonio Parra, que trabaja en las
vetas aledañas, aseguró a El Estímulo que luego de acompañar a efectivos
militares a hacer un segundo rastreo de la mina Atenas el día domingo, donde
presuntamente ocurrió la tragedia, se vio que “limpiaron la zona; no hay
evidencias de nada”.
“La primera vez que pasamos, vimos
sangre, huellas de un caucho grande y un bote de aceite de carro reciente. Dos
días después, pasamos y no vimos nada, comentó Parra en unas declaraciones, en
la que también se encontraba el alcalde del Municipio Sifontes (que cubre
Tumeremo), Carlos Canchellor.
Parra aseguró que fueron removido de la
mina los instrumentos básico de trabajo que habían utilizado las víctimas antes
de haber sido sometidas por los presuntos homicidas. “Ahí había picos, placas,
bateas y ya no queda nada”.
“Hasta la mancha de aceite fue
limpiada”, remató el minero. En tanto, los familiares de las víctimas se
mantienen en pie de lucha y mantienen cerrado ambos sentidos de la única vía
que comunica Tumeremo y el resto de las localidades del sur de Bolívar con
Brasil, afectando el paso de decenas de gandolas, autobuses y carros
particulares que transitan por la zona.
Niños, jóvenes y veteranos
transportistas dicen sentirse “secuestrados” ante la medida unilateral de los
manifestantes, que advierten que abrirán la llamada troncal 10 hasta que
aparezcan los mineros.
“Estamos secuestrados”, se queja un
transportista venezolano que desde el viernes asegura haber avanzado 500 metros
con su camión ante la negativa de los familiares en abrir las vías, trancadas
con palos y cauchos.
Los afectados por la protesta dijeron a
El Estímulo sentirse desesperados ante el cierre. Manifestaron no tener dinero
para comprar comida, ni siquiera posibilidad de asearse ante lo que consideran
una arbitrariedad por parte de los manifestantes
“¿Y esto es constitucional? Te cierran
la vía y te la abren cuando les provoque. Siento el dolor de los familiares,
pero esto está llegando a ser una payasada”, expresó Fabio, un turista
brasileño que lleva tres días intentado cruzar Bolívar desde la ciudad de
Manaos, al norte de Brasil.
En tanto, familiares insisten en pedir
respeto por el grupo de desaparecidos. Insisten que los jóvenes están muertos y
que las únicas pruebas que dicen tener son las denuncias de testigos que
presenciaron la masacre.
“Yo vi cerca de 30 sobrevivientes,
testigos de la masacre, pero en los últimos días han huido por miedo”, añadió
Parra. Canchellor, por su parte, denunció que la tranca junto a la paralización
de los comercios en la zona realizada en solidaridad a las presuntas víctimas
mortales, ha agravado el suministro de alimentos y medicinas en la localidad.
“Yo hago un llamado al la gobernación y
al gobierno central ha manifestarse porque la situación es muy grave”. Afirmó
que los jóvenes desaparecieron en “circunstancias tenebrosas y desconocidas”,
aunque atribuyó el hecho a la acción de un grupo delictivo. Familiares de las
víctimas vinculan a la mafia del Topo, un sujeto que maneja la venta y
extracción de oro ilegal, con la ejecución a sangre fría del grupo de
desaparecidos.