Opinión
Internacional. Gustavo Azocar. Miami.
CARTA
AL “CAMALEÓN” HERMANN ESCARRÁ
Por:
Gustavo Azócar Alcalá
Estimado Dr. Escarrá
Si la memoria no me falla, la última vez
que lo vi en persona fue por allá por el año 2010, cuando me encontraba
detenido en el Centro Penitenciario de Occidente, acusado de un delito que no
cometí. A comienzos de ese año, hubo una audiencia en los tribunales y usted
tuvo la amabilidad de asistir y de acompañar a mis familiares. Los periodistas
que asistieron aquel día al edificio nacional, donde funcionan los juzgados
penales del Táchira, le hicieron algunas preguntas y usted tuvo la gentileza de
asumir mi defensa señalando que se trataba de un juicio político y amañado
orquestado por dirigentes del oficialismo.
Después de ese día no lo volví a ver en
persona. Pero no dejé de estar pendiente de sus actuaciones públicas y de sus
continuas apariciones en los diferentes medios de comunicación social
formulando duras críticas contra el gobierno del difunto Hugo Chávez.
Contrariamente a lo que hacía su difunto hermano Carlos, quien siempre estuvo
al lado de la revolución, defendiendo a diestra y siniestra las barbaridades,
desafueros y los desvaríos del comandante intergaláctico, usted tuvo sus
altibajos con el socialismo del siglo XXI. A usted le calza muy bien el slogan
que utilizó el gran Graterolacho para identificar aquel semanario humorístico
llamado El Camaleón: un rato con el gobierno y otro con la oposición.
Hurgando en las redes sociales, encontré
en You Tube una entrevista que le hicieron a usted en el famoso programa
“Primer Plano”, que se transmitía por la desaparecida señal libre de RCTV bajo
la conducción de Marcel Granier. Ese capítulo, transmitido el 11 de diciembre
de 1998 lo muestra a usted como flamante Senador de la República, electo en la
tarjeta del MVR. Allí usted defendió la Asamblea Nacional Constituyente
promovida por Hugo Chávez como la gran solución para todos y cada uno de los
problemas que aquejaban a Venezuela.
La historia se encargó de demostrar que
la Constituyente de 1999 no resolvió ni uno solo de los gravísimos problemas
que tenía el país. Todo lo contrario: los agravó. La ANC de 1999 sólo sirvió
para una cosa: para darle más poderes al Presidente Chávez y facilitar su
proyecto político de convertir a Venezuela en un país comunista, totalitario,
ruinoso y empobrecido como el que hoy tenemos.
Según he podido indagar, mucho antes de
que usted decidiera meterse en las filas del MVR y en el Comando de Campaña de
Chávez, usted militaba en las filas del partido social cristiano Copei y era
muy amigo del difunto Rafael Caldera. Eso quiere decir, simple y llanamente,
que como muchos revolucionarios que hoy se rasgan las vestiduras en defensa del
Socialismo del Siglo XXI, usted tuvo su pasado cuarto republicano. He allí una
verdad de perogrullo: todo revolucionario lleva en su sangre el ADN verde o
blanco. Ninguno vino de marte.
Luego de convivir y seguramente
aprovechar los primeros años de la revolución, las relaciones entre Hermánn
Escarrá y Hugo Chávez, se deterioraron a partir del año 2006. Tal parece que el
comandante golpista no accedió a darle a usted el “cambur” que estaba pidiendo,
seguramente un puesto en el Tribunal Supremo de Justicia, y a partir de allí se
produjo un distanciamiento que se hizo evidente el 28 de enero de 2007, cuando
en representación de una cosa que se llamó Comando de la Resistencia, usted
convocó a la oposición a movilizarse y
tomar las calles. “Nosotros no podemos seguir en una estrategia replicante”,
dijo usted aquel día.
El 1 de septiembre de 2007, Hermánn
Escarrá era todo un “opositor” consumado. Estaba recorriendo el país haciendo
campaña contra la revolución: “Te reto nuevamente, en el escenario que quieras,
en VTV, en Miraflores, en la plaza que quieras escoger para que debatamos sobre
este proyecto de usurpación y tiranía que el pueblo venezolano no va a
aceptar”, dijo usted a propósito del referendo planteado por Chávez para
modificar la Constitución.
Pero eso no es todo. Usted se convirtió
en el proponente de lo que se llamó pomposamente “la marcha sin retorno”. La
idea era que un millón de personas caminarán hasta el Palacio de Miraflores y
se quedaran allí, frente a la sede del poder ejecutivo, hasta que Chávez
renunciara. “Esa marcha tiene objetivos, tiene cronograma, tiene finalidad,
tiene lugar de llegada para no regresar más nunca”, dijo usted. La famosa
marcha, por cierto, nunca se hizo.
En diciembre de 2007, tras conocerse los
resultados del referendo convocado por Chávez para modificar la Constitución, y
ante los rumores de que el jefe de estado no iba a reconocer los resultados,
usted dijo: “en estos momentos se está consumando el golpe de estado a la
constitución y a la democracia. Estamos en las horas del fraude del régimen
para anular la voluntad mayoritaria expresada hoy por los electores. Se le
quiere asestar un duro golpe a la soberanía de la nación (…) el fraude a la
soberanía tiene por objeto esencial la perpetuidad sedicente en el ejercicio
del poder de parte de un Presidente Usurpador al pueblo y a su facultad de
Poder Constituyente Originario”.
Para que no quedaran dudas de que usted
estaba contra la revolución, dijo: “nos oponemos a este régimen de inspiración
castro comunista que rechazan claramente los ciudadanos y ciudadanas y la
mayoría del pueblo venezolano”.
El 8 de diciembre de 2008, la prensa
reseñó una denuncia que usted, Hermán Escarrá, realizaría ante la Corte Penal
Internacional contra Hugo Chávez para lograr la inmediata liberación de los
“Presos políticos o presos de antojo”. En el programa La Entrevista, de Miguel
Angel Rodríguez, usted explicó que la denuncia en la CPI era para defender “a
quienes están injustamente detenidos violando todo el derecho internacional de
los DDHH y la constitución de 1999”.
Sus palabras aquel día fueron estas:
“Vamos a formalizar la acusación penal contra el régimen por la violación grave
del derecho internacional de los DDHH. Vamos a defender a los presos de antojo, presos políticos,
exiliados, secuestrados (…) El más grave daño que se le ha hecho a la nación en
materia de DDHH desde que Rómulo Gallegos fue presidente de la Comisión
Interamericana de DDHH lo ha hecho Chávez”.
El 19 de diciembre de 2010, la prensa
reseñó declaraciones de Hermán Escarrá, en las que señala que “Hugo Chávez es
un irresponsable y chantajista moral (…) llamo a las Fuerzas Armadas a que no
se pongan de cuclillas ante el régimen autoritario de Chávez ni ante un
proyecto personalista”.
Pero al comenzar el 2013, el camaleón
regresó y dio un nuevo salto hacia atrás. Ese año, desapareció misteriosamente
el Escarrá opositor, y apareció el Escarrá gobiernero y revolucionario. El 13
de enero de 2013 usted declaraba a los medios de comunicación que “no hay vacío de poder por la enfermedad de
Hugo Chávez. No hay falta temporal ni hay falta absoluta. No existe la figura
de la falta en este momento, porque hay un hecho sobrevenido y hay un permiso
otorgado por la Asamblea Nacional. En el orden jurídico, está permisado el
Presidente reelecto para hacerse la operación y continuar con los cuidados que
sean necesarios”.
El 7 de marzo de 2013 el camaleón volvió
a hacer de las suyas: desapareció el Escarrá chavista y apareció el Escarrá
madurista: “La falta absoluta de Hugo Chávez debe ser asumida por el
vicepresidente Nicolás Maduro, en concordancia con la sentencia del Tribunal
Supremo de Justicia del pasado 9 de enero, que dictaminó la continuidad
administrativa del Gobierno por ser Hugo Chávez un presidente reelecto”.
El 15 de diciembre de 2015, durante la
transmisión del programa Contacto con Maduro No. 51 ya no quedaba dudas de que
Hermán Escarrá era madurista cien por ciento. “Presidente, amigo, compañero,
vine primero a ratificar mi solidaridad con usted y por supuesto mi solidaridad
con la revolución bolivariana que está plasmada en sus principios y valores en
esta Constitución”.
A finales de febrero de 2016, usted
cargó contra la nueva Asamblea Nacional defendiendo a los “magistrados express”
del TSJ: “La contra revolución necesita de un dictamen vinculante del Poder
Ciudadano. Sin eso no procede la decisión de la AN y por tanto no procede la
destitución de los magistrados del TSJ. Para destituir al Poder Ciudadano tiene
que producirse un dictamen del TSJ y solo así procedería la votación de la AN”.
Su última gran aparición pública se
produjo hace apenas un par de días, durante un acto en el Palacio de
Miraflores, cuando usted le propuso a Nicolás Maduro una enmienda
constitucional para reducir el período de la nueva Asamblea Nacional a 60
días.“Ya eso está redactado, el artículo debe decir: se reduce a 60 días el
período constitucional de los integrantes de la actual Asamblea Nacional”.
Y para que no quedaran dudas de su
fidelidad al gobierno de Maduro y a la revolución chavista, usted dijo: “Esta
es una derecha fascista y por eso desprecian y discriminan (…) Nuestro
presidente (Maduro) puede dirigirse a la Sala Constitucional para anular este
instrumento jurídico (la ley de amnistía) Esa Asamblea pretende destruir un
país después de la magnífica obra del presidente Hugo Chávez”.
Cómo puede observarse, Dr. Escarrá, el
apodo de “camaleón” que le ha puesto a usted el pueblo venezolano, no tiene
desperdicio. Su comportamiento político sirve para demostrar que
desafortunadamente es cierto aquel refrán popular, según el cual “por la plata
baila el mono”.
Desconozco lo que le han ofrecido a
usted en el gobierno de Nicolás Maduro, pero asumo que muy pronto lo veremos
quizá asumiendo algún cargo importante dentro de la actual administración. Su
actitud debe servir de ejemplo para aquellos venezolanos que se dejan embaucar
por cualquier hablador de paja que se para frente a un micrófono. Caras vemos,
corazones no sabemos.
Gracias Dr. Escarrá por enseñarnos el
verdadero significado de la palabra “rastrero”. Ya no tendremos que seguir
hurgando en el diccionario para saber lo que significa “vendido”. Seguramente,
cuando usted regrese a los Estados Unidos, su cuenta bancaria en un banco del
imperio (¿Wells Fargo?) estará tan gorda y pesada como usted.