Opinión
Regional. Yaloha Alvarado.
Dra.
En Ciencias de la Educación
Una las preguntas más frecuentes en
nuestra sociedad es ¿Por qué estamos como estamos?, puesto que ya sabemos que
existen solo dos respuestas de quienes son los culpables no es necesario
repetir las únicas dos visiones que
dividen en responsabilidad a las condiciones difíciles en las que nos
encontramos. Pues tal parece que existe una mera intención de desaparecer la
capacidad de ser personas críticas; aun mas
donde hay que revelar con urgencia que
transformar una situación es una tarea que demanda mucho más que buenas
intenciones, porque necesita un rumbo, una estrategia y la decisión de hacer.
Al constatar cada aspecto de la manera
de convivencia decadente podemos escuchar a quienes se perciben más optimista
en el momento de querer pasar ya está página de la historia a una mejor
condición de vida debido a que la actual no parece satisfacer ni siquiera a los
mismo creadores de esta realidad. Si aunada a esta percepción positiva puedo
dar una buena noticia es que sí, claro que saldremos; cuando decidamos que ha
llegado el momento de abandonar esa idea paternalista del Estado y la Política
y adoptemos la actitud de ciudadanos críticos, vigilantes y activos.
Considerar que el cambio viene de afuera es
uno de los traspiés más equivocados que reiteradas veces hacen que colaboremos
con nuestros barrotes sociales, el esperar que otros además de hacer lo que deberían hacer, también hagan
lo que nos corresponde con criterios objetivos y de progresión ciudadana. No
obstante, no hay que dejar de lado que hay quienes se esfuerzan desde sus
capacidades, recursos y disposición a convencer a su entorno social que pueden
lograr un cambio significativo; sin embargo
hay roles desfasados que hemos consentido a sabiendas que obtendremos
resultados no muy satisfactorios pero que
como no se está muy dispuesto a esforzarse para lograr algo mejor es
conspicuo dejar ese trabajo a quienes menos necesitan salir de una crisis
económica y social porque solo pueden estar detrás del poder.
En el mismo momento que dejamos de
increpar a través de nuestros criterios
como ciudadanos responsables nos convertimos en el mero reflejo de nuestra
sociedad, no a todos les resulta cumplir las reglas del juego o en otras
palabras; no a todos les gusta regirse por los principios éticos y morales
debido a que se tendrían que esforzar por ser ejemplos de personas
delimitadas a los actos de lo bueno y lo
malo. De esta forma culpar a nuestros líderes religiosos, políticos o sociales
se ve reflejado en la poca exigencia que tenemos al elegirlos, algunos porque
como lo plantea Eduardo Galeano prefieren vivir en incertidumbre y miedo; y
otros porque desesperadamente tienen que tener a alguien que los saque del
conflicto social en que se encuentran.
Esta mera reflexión preocupa a quienes
se han esforzado desde su comodidad a lograr dividir más y evitar a toda costa
que dos partes se sumen en un todo con
compromiso social y valentía de tocar las puertas de quienes nos adversan para desde la dialéctica buscar la
verdadera solución, es el principio de la reconciliación, de lo contrario
cuando nuestros criterios desaparecen
para consentir barrotes sociales tu eres
participé por omisión o por acción.