Reflexión. Dra. En Ciencias de la Educación. Yaloha Alvarado
Existen
situaciones adversas que no
pueden ser controladas en casos
particulares, sin embargo urge dentro de las condiciones que actualmente presenta nuestra sociedad la búsqueda de
alternativas que permitan no desconocer
una realidad bastante difícil, sino que de ello se pueda generar una
actitud de persistencia y de resistir
desde una razón de convivencia.
Visto que algunos estudios realizados
desde una aproximación teórica que incluye el desarrollo de capacidades
resilientes pueden presentar aportes a quienes ya las perspectivas se les
agotan en el comportamiento social y la visión de progreso que tanto se anhela.
Por consiguiente, aunque parezca una
paradoja, muchas personas, ciudades
o países desarrollan la capacidad de salir fortalecidas tras pasar
por una experiencia traumática y cuyo fenómeno responde al nombre de
resiliencia que según la definición de la Real Academia española, se trata de
“la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y
sobreponerse a ellas”. Pero, ¿todo el mundo tiene esa capacidad?, ¿Se hace o se
nace? ¿Se puede aumentar?; ante estas posibles preguntas que pudieran estar
rondando al lector se desprenden algunas respuestas, de manera que si bien es
cierto hay personas que nacen con habilidades de sobreponerse ante las
situaciones difíciles, también se pueden desarrollar capacidades resilientes
tales como asumir con flexibilidad situaciones límite, sobreponerse al dolor
emocional que producen y seguir proyectándose en el futuro.
Ser resiliente es una capacidad que está
asociada a ciertas características como el autoconocimiento, la autoestima, la
independencia, la capacidad para relacionarse, la iniciativa, el buen humor y
la creatividad, entre otras, y todas
ellas forman parte, en mayor o menor intensidad, de las personas que se
trasforman con el transcurrir de la existencia. Debido a que se deben dar
aportes desde las posibilidades o
espacios para una mejor calidad de vida es necesario que nos sinceremos ante
las condiciones, pero aún más en las soluciones que cada persona pude generar
desde su profesión, experiencia, principios y sobre todo partiendo del
hecho de que no debemos centrarnos en lo que está mal; sino en aquellos que
quieren hacerlo bien y den herramientas educativas y sociales que solventen
nuestras adversidades.
Para saber si poseemos algunas características que nos contribuya a desarrollarla aún más se puede decir que las personas resilientes son capaces de identificar de
manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse
en el futuro. Además son capaces de controlar sus emociones, sobre todo ante la
adversidad y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis y entre otras cosas tienen un optimismo
realista. Es decir, piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión
positiva del futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus vidas, pero
sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías donde se muestran competentes y confían en sus
propias capacidades.
Contextualizando un poco, si nos
percatamos del comportamiento ante la situación crítica de nuestra sociedad se pueden observar que si se evidencia personas resilientes ante
la supervivencia que luchan cada día por
sacar a su familia adelante, luchan por formarse en pregrado, postgrado y hasta
doctorados a pesar del alto costo de aranceles, así como aquellos que luchan
junto a sus familiares enfermos. Es por ello que esas personas son las que
pueden aumentar más sus capacidades y estar conscientes de que son parte de esos
pedestales heroicos sociales que
demuestran lo que es ver los problemas
como retos que pueden superar y no como terribles amenazas “el miedo a
continuar es una opción y desarrollar capacidades resilientes es un cometido”.