Entre
las 5:36 y las 5:42 minutos de la mañana del jueves 21 cuatro vehículos de
transporte colectivo circulan veloces por el tramo de la Troncal 10 que lleva
de Santa Elena de Uairén hacia Villa Pacaraima. Santa Elena es la última ciudad
hacia el sureste extremo venezolano. A 15, kilómetros, Pacaraima (La Línea) es
la más cercana de las localidades brasileras.
Prensa.
Estimulo.com.
Un efectivo de la Guardia Nacional
Bolivariana (GNB) dijo que, aunque el paso vehicular por la “Aduana Ecológica”
se levanta a las 6:30 AM, los buses comienzan a llegar las 4:00 AM. En todo
caso, los autobuses, las busetas y las camionetas tipo panel de placas
venezolanas no pueden ingresar hacia Brasil, así que dejan sus pasajeros en territorio
venezolano, en la alcabala vieja o en las instalaciones del Seniat y estos
caminan alrededor de dos kilómetros hacia la calle Suapi.
La Suapí es la zona comercial de
Pacaraima, una vía de no más de 400 metros por lado en donde los viajeros
venezolanos se abastecen, desde comienzos de junio, de arroz, aceite
comestible, harina de trigo, margarina, pasta, jabones. Al amanecer, esta
calle, usualmente solitaria, parece tierra arrasada.
Los clientes proceden, por lo general,
de Puerto Ordaz y San Félix; viajan durante toda la noche, recorriendo 800
kilómetros a través de cinco de los municipios del extensísimo estado Bolívar;
atravesando incluso la majestuosa Gran Sabana.
Pacaraima por Morelia Morillo
Al despertar, si es que duermen, hacen
sus compras en reales o su equivalente en bolívares. Sin embargo, aseguran que
viajan porque consiguen qué comer y porque, a pesar del cambio, los precios son
más accesibles. A finales de julio, el canje de un real brasilero se calcula en
Bs. 350. Hace un mes, cuando se disparó la movida, el cambio llegó a Bs. 500
por cada real y muchos volvieron sin nada.
Allá no hay nada
Daniel Valdez, albañil, relató que el de
este jueves fue su segundo viaje a la frontera. El primero lo hizo hace 21
días. Pidió el día de trabajo, con el compromiso de que se reincorporaría el
viernes a las ocho de la mañana.
Vive en San Félix, es padre de dos
hijos, viaja en un autobús de Expresos Occidente durante toda la noche. El
pasaje le cuesta Bs. 8000 ida y vuelta, con los gastos de movilización desde y
hacia el Terminal de Santa Elena y una comida en Las Claritas, Kilómetro 88,
calcula que gasta Bs. 20 000.
“Compro para mí consumo y para mi
familia porque actualmente en Guayana no hay ni agua. Aquí compré una paca de
arroz (30 kilos) en 35 mil y una de harina de trigo (10 kilos) en 17 mil. Pa’
el espagueti (Bs. 30 mil por 30) no me alcanzó”.
“En la semana, yo gano 25 mil bolos. No
me da ni para comprar allá tres espaguetis, dos harinas de maíz, una de trigo y
los aliños y no puedo pedir prestado porque ya le debo a todo el mundo. Quité
prestado para venir”.
Jennifer Racero, enfermera y madre de
cuatro hijos, alquiló con un grupo con un micro desde San Félix hasta la
alcabala vieja. Cada uno pagó 21 mil bolívares.
“Vendo un poquito y un poquito para la
familia (…) Eso allá está horrible, demasiado (…) El viaje es horrible de
matador, no paran ni para comer, ni para tomar un baño (…) No tengo trabajo y
el sueldo de una clínica no da para nada”.
El renacer de Pacaraima
Desde que se aceleró la caída del
bolívar, en torno a 2005, el comercio de Pacaraima, antes próspero por sus
ventas de sandalias de goma, chocolates, hamacas y calabresas se vino abajo.
Paradójicamente, ante el desabastecimiento venezolano, los locales de la Suapi
experimentan ahora una inusitada bonanza.
Rogelio Aragao, propietario del
Comercial Amazonia, relató que “las personas están viniendo desde más lejos
porque allá no tienen y cuando tienen los precios son más caros que en La Línea
(…) Yo estaba con saudade (nostalgia) de ellos, desde la época en que el
bolívar era más valorizado”, expresó.
El renacer del comercio del lado
brasilero ha devenido en el reacomodo de algunos negocios e inclusive en la
mudanza de comerciantes desde Santa Elena hacia Pacarima: de momento, todos veden
comida por pacas.
Erick Apolinar tuvo que alquilar un
nuevo local, para ofrecer mayor cantidad de víveres al mayor e incluso sacar
mercancía a la calle para captar más clientela.
“Aquí más que todo vendíamos poquitas
cosas, para los brasileros”, dijo,
El Mercabox abrió un galpón aparte para
atender a los compradores venezolanos; una de las ventas de hamacas y ropa
artesanal, ahora ofrece harina de trigo y aceite comestible (20 litros) en Bs.
35 mil, además de jabón de panela por paquetes y lo propio hace la Casa de las
Gorras; Turismo,com oferta algunas pacas de harina de trigo con levadura
incorporada; la venta de repuestos para motos Brito cuenta con un inventario de
cajas de aceite comestible; el Restaurante Dona Helena también tiene en su
frente pacas de comida.
Nasser Barakó quien durante cerca de una
década mantuvo una venta de electrodomésticos y electrónica en Santa Elena
ahora ofrece arroz, harina de trigo, azúcar (30 kilos) en Bs. 38 mil, pasta y
margarina (20 de 250 gr ) en Bs. 16 mil.
“Allá hay mucha crisis, no hay nada en
Santa Elena”, dijo.
Los venezolanos que no disponen de un
capital sacan provecho de la ocasión ofreciendo el servicio de taxi (por cada
bulto cobran Bs. 2000) o vendiendo sacos en Bs. 800 cada uno, como Alexander
González.
Mientras que aumenta la llegada de
compradores, las autoridades se esfuerzan por establecer ciertas reglas: la
Policía Federal Brasilera inició una fase informativa con respecto al uso del
cinturón de seguridad.
Ramón Pérez, un comerciante de origen venezolano,
dijo que las cuadrillas ya comenzaron a pintar las aceras, que quienes
estacionen en las áreas estrechas recibirán multas en reales, que los camiones
sólo podrán descargar entre las seis de la tarde y las seis de la mañana y que
la Prefectura de Pacaraima notificó, por escrito, que cada comerciante debe
responsabilizarse por la limpieza de su frente.
Pérez se quejó de que, para los
habitantes de Pacaraima y de Santa Elena, este nuevo panorama ocasionó el
aumento de los precios de los productos y del real brasilero: “Hay mucha
demanda y los comerciantes los están subiendo”.