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Realizar
mercado los fines de semana se ha vuelto un dolor de cabeza para quienes
durante su vida ha sido prácticamente una religión ir a comprar los alimentos y
productos de primera necesidad que requieren en sus hogares durante la semana.
El
mal humor, la decepción y la desesperanza están envolviendo a la población, que
dice que “la plata no alcanza para nada”, y se les va “como agua entre los
dedos”.
De
allí que, si algunos compran verduras, no pueden incluir carnes, pero si
compran carne, dicen, deben sacrificar las verduras; otras damas dicen que sí
pueden, pero estas ya tienen hijos mayores, que no viven con ellas, aun cuando
se les pone la situación difícil cuando les visitan, pues el mercado no alcanza
para tanto.
Así
lo expresaron algunos consumidores en el mercado Municipal de La Ermita, como
César Ojeda, quien dijo que no hace mercado semanal porque no siempre “puede”;
está sin trabajo, pues a su edad no lo emplean en lo que sabe hacer, pintar
carros. Tiene una pensión y no le alcanza, por lo que cuando le sale un
“gallito”, “cuadra para la papa”, de él y su esposa.
—
En esta bolsita llevo para el puro almuerzo de hoy, son 10 mil bolos, compré
costilla, zanahoria…lo del hervido de hoy, porque va a ir mi familia. Este no
es el mercado de la semana, nos toca comprar a diario, no porque salga más
económico sino por la plata; a veces se puede comprar, a veces no. Compramos
verduras y eso, pero ahorita para ponerse uno como antes, que llevaba uno un
“mercadonón”, no se puede -dijo-.
Comentó
que “cuando llega el camión abajo (feriero), al barrio (Puente Real), entonces
le compramos las verduras, pero todo está caro; algunas cosas han bajado, pero
para conseguir más barato hay que caminar”.
Recordó
que el kilo de plátano estuvo hasta en 900 bolívares, “ya casi no se podía
comer, y aquí, por la otra calle, se consigue en 400 y 500 bolívares, está
barato, estaba a 800. Las cosas han bajado un poquito, según cómo estaban, en
los camiones y en este mercado. La papa está a 500, estuvo a 800; el tomate
llegó a estar a casi mil bolívares y ahorita está a 400 y 500 el limón llegó a
estar a mil 200 y ahora está a 250, y 3 kilos por 450 y 500. Eso depende de
donde uno se meta. La costilla ahorita la compré el kilo en mil 200, estaba a
mil 500 y mil 800, también ha bajado; la carne llegó a estar casi a 4 mil
bolívares, ahorita está a 2 mil 200 y 2 mil 500. Hace ya dos meses que
empezaron a bajar los productos”.
Así
bajen las cosas, el sueldo no alcanza
—
Aquí llevó 2 mil 500 bolívares, es el mercado de la semana, para dos personas
nada más, y cuando me llega la familia, ahorita no alcanza la plata para nada—.
¿No llevó carne?: Cómo va a creer, llevó verduritas y eso de a medio kilo. No
alcanza para nada la plata, se va como agua entre los dedos, a pesar de que
algunas cosas han bajado. La papa, la cebolla y el tomate los venden a 500 el kilo,
pero por la otra calle una señora los vende en menos. Hay que caminar bastante
para poder conseguir más barato -expresó
Juan Jiménez-.
Manifestó
no obstante que “el sueldo no alcanza, así bajen las cosas. El sueldo no es
nada, así hayan aumentado el salario, porque mientras no exista una regulación
de precios estamos fregados; aumenta el salario, pero aumentan el doble los
productos, todo lo de la cesta básica”.
—
Han bajado la carne, pero igual no se puede comprar, porque si usted compra un
kilito, no puede comprar otra cosa. Ahorita se come menos de todo, yo como
carne una vez a la semana, pollo y pescado de vez en cuando; pero es un gasto
grande, es difícil para el que no tiene cómo comprar comida, está aguantando
hambre, el que no tiene cómo alimentar a un cuadro de familia está aguantando
hambre y, si esto sigue como va, va a haber una desnutrición muy grande en la
población -comentó-.
Yerson
García, quien salía del mercado con su señora dijo: “¿Barato? ¡Ja…! Con lo que
lleva mi esposa y lo que yo llevo, hay como 15 mil bolívares, para la semana, y
eso no es nada, porque todos los días almorzamos en la casa; en los gastos en
una semana, para dos personas, se van entre 12 y 15 mil bolívares, porque van
una garrafita de leche y el pollo, que es para dos o tres sentadas”.
Narró
que tenía 22 días que no comía pollo: “hoy compré porque lo conseguí más
barato; adentro está en mil 800 y afuera la pechuga está en mil 700; estuvo a 2
mil 500 bolívares, y los recortes a mil 600. Antes estaban a 2 mil 200 bolívares
el kilo”.
Además
expresó que “han bajado los precios, pero el sueldo no alcanza para nada, y eso
comprando un pedacito de carne en 600 bolívares, para echarle a la sopa, y
medio kilo de verduras, ya que no alcanza para un kilo, y no hay carne para
toda la semana”, “y sin comprar jamón y sin queso” -agregó la señora-.
La
señora Ana de Colmenares estaba escogiendo unas papas, que se veían picadas.
Cuando se le preguntó cómo estaban los precios para hacer el mercado, respondió
de inmediato: “carísimos, todo está muy caro, nada se puede conseguir ya. Eso
está horrible mija, no puedo decir otra cosa sino esa, que la cosa está
horrible. Lo que se trae no alcanza, esto es lo que usted puede decir que yo
dije, nada alcanza”.
åΩ—
¿Y lo que lleva es para toda la semana?
—
No, no se puede compra para toda la semana, imposible. Uno compra y es para
tres o cuatro días, y si somos bastantes, no alcanza.
Sobre
cómo le iba con la carne, el pollo y el pescado, dijo: “carne menos, ni carne,
ni pollo ni pescado, eso se le olvidó al venezolano. El día que lo vayamos a
comer nos vamos a atorar. No todo el tiempo se puede comer carne, ni pollo.
Creo que a ustedes les pasa lo mismo, entonces repita lo que usted vive.
Sinceramente, ya no sea aguanta esta situación, está muy fea”.
Mientras
tanto, en un puesto de afuera, un vendedor de queso informó que está semana
volvió a subir 200 bolívares el queso semiduro palmito, pues amaneció a 2 mil
600; el queso de año rallado, de 2 mil 800 bolívares subió a 3 mil 200 el kilo;
y el duro, que consideran el “más criollito”, estaba a 2 mil 800 y subió a 3
mil 100. Los huevos “se han mantenido”, están a 3 mil 600 el cartón. Sobre qué
dice la gente, asegura que “se queja, claro, no alcanza la plata”.
Marina
Sandoval Villamizar