Cróncia.
ALJER. Alto Apure.
General Valentín Pérez Pérez. De este
personaje, es poco lo que se ha escrito
y poco lo que se le menciona en el contexto de nuestra historia contemporánea
guasdualitense. Sin embargo, este hecho no desluce, ni empequeñece su gesta
utópica libertaria en tiempos de férrea dictadura gomecista. Dueño de un hato
en el Cajón del Arauca (El Toletazo), casado con Mercedes Mirabal, con la cual
procreo a Favio Valentín Pérez Mirabal, cuya descendencia de este último con
Rosa Olivo, serían: Favio Pérez (quien fuera prefecto de Puerto Páez) y Elba
Rosa Pérez; esta Elba madre de Carmen, Vilma Rosa, Gladys, y Doris Marina (la
última, madre del escribiente de estas líneas ALJER) y Uriel Antonio.
El descontento contra la despótica
dictadura lo lleva alzarse en armas iniciando la segunda década del siglo XIX,
se dirige hacia el Alto Apure en donde organiza sus intentonas militares,
enfrentado en forma desigual y espartana, con un grupo de revoltosos al bien
ordenado, mejor armado y disciplinado ejército del llamado Benemérito Juan
Vicente Gómez. Inicialmente fue favorecido por la adyacencia fronteriza, lo que
le permitía así como a otros caudillos de la época, contar con un corredor de
alivio en donde refrescar sus tropas y
obtener apoyo para sus quijotescas sergas.
Uno de los pocos historiadores que le
hacen mención es el desaparecido Luis Felipe Martínez Veloz, quien fuera
conocedor en primera fila del acontecer
contemporáneo de nuestro pueblo, su testimonio investigativo de primera
fuente es de gran valía ya que se alimenta tanto en la oralidad como en lo
documentación bibliográfica, en su obra “Guasdualito en la historia” certifica
lo siguiente:
“Cabe mencionar de una feroz batalla que
tuvo lugar en Guasdualito, el 16 de septiembre de 1.913 en una revolución
acaudillada por el general Valentín Pérez, quien perdió la vida en ese
encuentro contra las fuerzas gomecistas, que capitaneaba el doctor general José
Jesús Gabaldón. Se dijo que esa revolución fue financiada por el señor Víctor
Machado, quien era enemigo del jefe gomecista. Cuando entraron en el fragor de
la batalla, el segundo jefe de la revolución abandono el campo y se retiró con
sus soldados a Colombia, por cierto un oficial andino; lo que pico el amor
propio de Gabaldón y a su oficialidad gocha, y lanzaron un comunicado a la
calle, “condenando la actitud asumida por el segundo jefe de la revolución,
llamándole indigno de haber nacido en la tierra andina, porque dicho oficial
era trujillano, llamándole traidor y cobarde, porque abandono el combate en los
momentos cruciales y que había de morir de ser necesario al lado de su jefe. El
General Valentín Pérez se destacó como militar en Brasil, y en la revolución
mejicana, era nativo de San Fernando y lo apodaron “El Espaletao”, por un tiro
de fusil, que recibió en la extremidad superior del lado derecho. En esa
batalla murieron más de trescientos soldados, por haber sido terrible la lucha
cuerpo a cuerpo en las principales calles de Guasdualito. (Sic)” (2006:23).
Otro autor y protagonista de los hechos
y época fue el capitán Hilarión Larrarte La Palma, quien le hace mención en el
párrafo contiguo:
“Me asilé en el año de 1911 en Colombia,
siendo aún muy joven, porque fui enemigo acérrimo de la tiranía de Juan Vicente
Gómez, porque mi espíritu ha sido revolucionario de corazón. Mi primer baño de
sangre fue de 1913; llegó al pueblo donde yo estaba asilado, el General
Valentín Pérez, llegó de México, Oficial del General Pancho Villa, con el fin
de invadir a Venezuela y me incorporé a esa invasión. Peleamos en Guasdualito
(Periquera) contra el General Gabaldón, y le matamos al segundo Jefe de
gobierno, General Pedro León Arroyo. Éste combate fue bárbaro en el cual
mataron al General Valentín Pérez, en un punto llamado “Los Corrales” allí
quedó sepultada el alma de la revolución, a éste General lo llamaban “El
espaletao” porque recibió un tiro en el hombro derecho cuando peleaba en México
al lado de Pancho Villa. Tengo la honra de haber sido secretario del General
Valentín Pérez. “Memorias de un Soldado” en El Chimborazo. Santa Lucía Edo.
Barinas, Noviembre, 1992. Año VI, Nº 05, p. 13.
El hecho de haber participado en la Revolución Mexicana, ha dado pie a
muchas conjeturas, una de ellas, el posible cambio de apellido de Pérez a
Hernández, con el fin de burlar la
seguridad gubernamental y así poder salir de Venezuela, para luego unirse en
tierras aztecas a la emancipación Villista-Zapatista. El historiador venezolano
José Gregorio Linares, es otro aportador
importante para el conocimiento fidedigno de la odisea del general
Valentín Pérez, este señala en su libro:
Producto de las constantes agresiones de
los norteamericanos contra el pueblo y la nación mexicana, la que perdió en el
siglo XIX el 51% de su territorio arrebatado por el expansionismo imperialista
norteamericano, el 9 de marzo de 1916, el General Francisco Pancho Villa,
decide atacar el poblado norteamericano de Columbus, Nuevo México, que antes
había sido parte del territorio de México, para darles una lección de dignidad.
A las 4.20 de la madrugada, al frente de 403 soldados de la División del Norte,
comenzó el ataque que duró 3 horas, durante los cuales enfrentó las fuerzas
militares yanquis, incendió el poblado, tomó el parque de armas, arengó a los
pobladores, después de lo cual regresó a la frontera. Entre los soldados
villitas que participaron en la acción iba Valentín Hernández, un venezolano
que se había enfrentado a la dictadura del tirano Juan Vicente Gómez. (2015:43)
El mismo historiador refiere:
"Cuenta José León Tapia, en su libro "Tiempos de Arévalo Cedeño"
que Valentín Pérez había luchado contra Gómez y debió exiliarse en Panamá,
"trabajando de sol a sol, pura sed, paludismo y muerte, bajo el mando de
los gringos, casi todos antiguos Rangers de Teodoro Roosevelt. Por eso les tomó
tanta inquina y en la primera oportunidad se marchó para donde decían estaba
naciendo la libertad”. Cuando llegó a México buscó a Pancho Villa, quién al
conocerlo le hizo saber que le costaba creer que un hombre viniera de tan lejos
a lucha al lado de los humildes. A los que le respondió el bravo luchador
venezolano: – "Mi general, vengo de la tierra de Bolívar donde también se
siente la injusticia y tenemos a los mexicanos como hermanos de la libertad”.
De inmediato fue alistado en el ejército villista, en la famosa División del
Norte de los Dorados de Pancho Villa, donde alcanzó el grado de Capitán por su
bravura en el combate".
Llegado nuevamente a Venezuela seguiría
en su gesta, cayendo mortalmente herido de bala en la batalla de Guasdualito,
referente a esto José León Tapia (+), en Tiempos de Arévalo Cedeño, aseguraba
que en sus conversaciones con el viejo capitán Larrarte La Plama, este le
testimoniaría: “Eso fue un tiro de mauselin, repetía como explicación el
general Valentín Pérez, cuando alguien miraba con extrañeza su porte con un
hombro más caído que el otro, de donde le colgaba la carabina treinta- treinta
que nunca le faltaba. Esa tarde (Batalla de Guasdualito de 1913) estaba
eufórico, aperado con montura pico de plata y cabezada de lujo, al cinto la
gran pistola de cachas labradas, y en la mano izquierda una varita de chaparro
larga y flexible que reafirmaba sus gestos, al levantar la voz, diciendo: vamos
pa´lante, para La Calle Real, y como si fueran uno solo obedecieron sus
soldados para desparramarse en silencio por el sendero de polvo y casas
encaladas, pávidos de susto sus habitantes. Adelante Valentín Pérez, varita en
mano señalando el camino, hasta ponerse a tiro de fusil (…) Iba ciego es la
verdad, por eso los balazos le parecían pájaros de vuelos fugaces, y los gritos
desgarrados de los heridos vítores de triunfo como los escuchado en Torreón
(México). Levanto la varita y fue como si llamase la bala, porque un plomo
candente le partió el corazón. Cayo de bruces en la tierra…y solo tuvo tiempo
para gritar: ¡Viva La Patria! ¡Viva La Patria! Un soldado que iba a su lado, se
detuvo, lo miro y exclamó: ¡Carajo nos mataron el alma de la revolución!
El profesor Oldman Botello, eminente
historiador venezolano, en sus indagaciones nos hace un importante aporte sobre
la épica del “Espaletao” referida en parte, en una correspondencia oficial de
la época: Señala en sus memorias el Dr. Gumersindo Torres, varias veces
ministro del general Gómez, primer Contralor General de la República y
Secretario de Gobierno en Apure siendo Presidente el doctor y general Gabaldón
En 1911: "Cuando al año siguiente regresé a Caracas, pude convencerme de
que ni noticias habían tenido en la capital de las tres invasiones habidas en
Apure y eso que la última de mi tiempo presidida por el general Valentín Pérez,
había avanzado hasta muy cerca de la capital
del Estado, hasta Corralito -once
leguas- donde fue debelada por el
Vicepresidente General Ignacio Quintana, eficazmente ayudado por una hermosa
oficialidad y tropa veterana. Hubo momentos de angustia en la ciudad y
dormíamos abrazados de nuestro
fusil". GUMERSINDO TORRES, (1996)
MEMORIAS. CARACAS: EDICIÓN DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. P. 46
El mismo Botello O, nos hace llegar el
telegrama enviado por el médico y general José Gabaldón a la presidencia de la
república informando sobre los pormenores de la batalla de Guasdualito de 1913.
De Nutrias, el 19 de septiembre de 1913.
Las 6 Horas 30 minutos p.m.
Señor Dr. Gil Fortoul
Encargado de la Presidencia de la
República
Pláceme comunicar a Ud. que hoy, a las
11 a.m. ataqué esta plaza, donde se habían reconcentrado todas las fuerzas
revolucionarias, montantes a 400 hombres. Tres horas de combate bastaron para
que las fuerzas de mi mando desalojaran al enemigo de sus posiciones y lo
hicieran declarar en la más completa derrota.
El combate, sangriento y decisivo;
todavía no se ha acabado de recorrer el campo y ya se han recogido más de 40
muertos y heridos. En los primeros figura el cabecilla revolucionario Gral.
Valentín Pérez. Le envío mis cordiales felicitaciones por este triunfo que
restablece la normalidad y la paz del Estado. Dios y federación, J. de J.
Gabaldón Fechado el 16 de septiembre de 1913 en Guasdualito.
Lo comentado en los párrafos anteriores,
nos da a entender la determinante e imperturbable lucha del general Valentín
Pérez, quien abandonado la tranquilidad familiar y las oportunidades que se le
ofrecían, decide con bizarría enfrentar a la dictadura de Juan Vicente Gómez,
férreo militar andino que a la postre se impondría de manera absoluta,
gobernando al país durante 27 años con
mano dura y autoritaria. Más allá de sentimentalismos consanguíneos, la
historia de este apureño como la de muchos de sus contemporáneos debe ser
reescrita, y no pasar al olvido. El pasado es lo que fuimos, lo que nos ayuda a
entendernos como seres humanos y conglomerado social.
ALJER.