Opinión.
Juan Francisco García Escalona.
@Jufraga12
El Estado venezolano, ciertamente, debe
controlar toda la estructura de costo y el precio de los distintos bienes y
servicios, indispensables para la vida cotidiana de la población. Sin embargo,
debemos ser críticos de la forma en que se hace, dado que los métodos
utilizados por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos
Socioeconómicos (SUNDDE) son en esencia showceros, escandalosos y efectistas,
mediante los cuales tan sólo logran crear alarma ante la sociedad; quizás para
distraernos de la crisis real y de fondo que castiga a todos los venezolanos
por igual. De manera que mientras no se genere una definitiva y cada vez más
acendrada estabilidad política, no será posible reflotar el aparato productivo
ni mucho menos curar de sus males el modelo económico nacional.
Los últimos acontecimientos de Kreisel y
de EPK, obligan hacer un balance de lo que ha sido la acción de la SUNDDE en
los últimos años, pues los mecanismos que despliegan terminan siendo mayores
males para el pueblo, más allá de reconocerles algunos logros aislados a favor
de los consumidores, lo cierto es que cada nuevo operativo de fiscalización
resulta un intento fallido. Recuérdese: el tema de Duncan con las baterías,
comiso de neumáticos, hasta de carnes a unos empresarios en el Estado Zulia, en
tanto que la excusa siempre esgrimida para dichas intervenciones ha sido la
fulana “Guerra Económica”, designándose como comandante del batallón a Eduardo
Samán, Andrés Eloy Méndez, hasta el último Williams Contreras (por sólo mencionar
los más recientes), eso sí, cada uno más adulante que el otro, en el afán de
atornillarse en el puesto para beneficio personal y pocos escogidos,
exprimiendo a reventar la enorme ubre que implica la plusvalía de las distintas
empresas que operan en el país.
De allí que la mediocridad ha sido la
constante en toda esa “pléyade” de funcionarios, cuya miopía no les ha dejado
ver las grandes exigencias del pueblo venezolano, y de las necesidades que a
diario padecen las familias en sus distintos niveles, donde la vida se ha hecho
insostenible. Entonces se puede afirmar que perdieron la “Guerra Económica”,
por incapaces, pero también por corruptos, puesto que muchos de los bienes y
servicios terminan siendo objeto de reventa en mercados secundarios, de acaparamiento,
de estafa de los propios funcionarios, siendo tales bienes comercializados o
“bachaqueados” a precios especulativos, otros ofrecidos a través de Mercado
Libre, OlX, o páginas de remate que les acuñan el nombre de los estados donde
operan (ejemplos: apurederemate.com, araguaremate.com, entre otras). Así las
cosas, la premisa que pareciera prevalecer se hace ineludible: mientras más
control estatal tanto más delinquen sus operadores, pretendiendo que se les
crea el desgastado eufemismo de ser “protectores del pueblo”.
Sin embargo -en esencia- mi exhortación
quiero orientarla realmente hacia donde está el entramado del asunto, su nudo
crítico; en este sentido, es un hecho público y comunicacional que hay empresas
a las cuales se les asignó sumas cuantiosas de divisas, gracias a los acuerdos
con personajes del Gobierno Nacional, a quienes se les ha permitido vender
indiscriminada e impunemente, pues existe desde hace mucho una lista de
intocables o “vacas sagradas” en la ya tan manoseada SUNDDE, respondiendo dicha
corruptela a los intereses de unos pocos, y no obstante, bastante anclados en
posiciones estelares del Poder Político, o bien
porque estos pagan vacunas mensuales a los fines de especular con
licencia -por llamarlo de alguna manera-.
De ahí en más, resultaría interesante
revisar las dividas asignadas a empresas como: RS21, ADIDAS, o tiendas ZARA, por únicamente
nombrar algunas de las muchas que durante años han adquirido divisas a precios
preferenciales, y me refiero a estas empresas por ser todas de productos que de
ninguna manera son de primera necesidad, las cuales mantienen sus stop full en
todas las tiendas que existen en el país,
y los precios de venta no son “socialistas”, ni regulados, ni nada que
se les parezca, y es que en esta actual crisis económica no se pueden consentir
privilegio alguno, por cuanto se corre el riesgo de que nuevos “amos del valle”
sigan abusando del pueblo en nombre de la Revolución.
Como corolario de todo este panorama, la
retórica se agota, y cada día se cree menos en las narrativas del Gobierno y de
la caricaturesca oposición. No hay excusas, debe existir realmente una relación
profunda entre lo que se dice y lo que se hace, y eso pasa por reconocer que ya
no podemos continuar con un modelo político y económico, que se agotó por
diversos factores. Todos los venezolanos debemos obrar para que el próximo año
se desencadenen acciones que permitan acabar definitivamente con el quietismo
en el que todos estamos, y tener suficiente coraje para promover un debate
franco, sincero y obligante de decisiones que vayan directamente a la búsqueda
de soluciones a los tantos problemas que hoy nos aquejan. Un nuevo movimiento
político debe nacer, nuevos liderazgos deben aflorar, pues ya es necesario.
Cierta vez le escuché a un amigo, las coyunturas, matan lideres y pare nuevos,
los necesarios. Seguro estoy que la Patria está preñada y pronto parirá.