Opinión.
Especial.-
En
Memoria a Rigoberto Henriquez Vera.
En medio de tantas preocupaciones y
angustias derivadas de la difícil situación que vivimos los venezolanos, hemos
llegado al fin del año y con él, a la celebración de la Navidad, que vino a
traernos,como siempre, un rayo de luz, de esperanza, de consuelo y de alegría
por el nacimiento del Niño Dios, hecho
que renueva cada año nuestros más profundos sentimientos religiosos.
Sin embargo,como todo en la vida, los
sucesos, se presentan y traen las noticias y en este caso, una muy triste para
quién la refiere, pués se trata de la desaparición física de un luchador por la
causa de la democracia que entregó lo mejor de su existencia a la defensa de
los derechos de los venezolanos a elegir un sistema de gobierno, que nos
garantizara el pleno disfrute de la libertad y la garantía de la aplicación de
nuestras leyes fundamentales, expresadas en
la Constitución con total apego a los principios democráticos y al
respeto de los derechos humanos.
Desde muy niña escuché en mi familia
hablar de Rigoberto Henríquez Vera asícomo de Alberto Carnevali, en ese
entonces perseguidos políticos de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez . Sus vidas estuvieron unidas por
compartir grandes ideales. Junto a otros hicieron posible el nacimiento de
un partido político que en su tiempo se
consideró como de los más importantes de Latinoamérica, Acción Democrática.
Eran hombres con condiciones muy
especiales, ejercían el liderazgo de manera natural pero destacaba en ellos su
inteligencia, su preparación intelectual, sus conocimientos, su preparación
doctrinal y programática, el amor por Venezuela y por su gente. Merideños
ambos, uno nacido en Mucurubá y el otro en Tovar, formaron un grupo de también
coterráneos con Edilberto Moreno, Antonio Pinto Salinas, Simón Alberto Consalvi,
Domingo Alberto Rangel y otros tantos más, dispuestos a luchar e incluso a
entregar sus vidas en la defensa de sus ideales.
Fueron protagonistas de primera línea de
una parte de la historia de Venezuela imposible de desconocer u olvidar. Como empedernidos
lectores, expuestos al pensamiento universal, se hicieron de un acervo
intelectual impresionante lo que les permitió ejercer un liderazgo fuera de lo
común, fundamentado en las letras y en la cultura en general.
Fueron periodistas, escritores, oradores
y poetas entre otras disciplinas las que practicaron y en las que dejaron
huella indeleble. Como perseguidos políticos, sufrieron cárceles, persecución y
destierro. Luego de diez largos años de horror, cuando esa dictadura militar
concluyó, como concluyen todas, con el total rechazo popular, en 1958 se
instaura de nuevo la democracia y pasan a ocupar posiciones políticas de gran
importancia, unos en el Parlamento y otros en cargos públicos de gran
responsabilidad como Gobernaciones y Embajadas.
Alberto Carnevali, Rigoberto Henriquez
Vera y Edilberto Moreno fueron Gobernadores en diferentes épocas y en su carrera política, fueron elegidos en
varias oportunidades como Senadores y Diputados junto a Simón Alberto Consalvi
y Domingo Alberto Rangel. Nunca abandonaron el ejercicio del periodismo ni la
literatura. Fueron columnistas destacados y sus obras como escritores, el caso
de Consalvi y Rangel, siempre nutrieron los anaqueles de las grandes librerías.
Hoy despedimos a Rigo, como
cariñosamente le llamaban sus familiares, compañeros y amigos. Otros tampoco
están ya entre nosotros y, justo cuando a gritos, en esta ignominia que
vivimos, clamamos por líderes, verdaderos líderes, como ellos lo fueron, quisiera
citarlos como referencias para la juventud que en ciernes comienza una carrera
política, porque fueron hombres de una honestidad a toda prueba, de una
dignidad asombrosa y de una férrea disposición a la lucha por Venezuela y los
venezolanos.
Ivonne Carnevali