Crónica. Ruth del Salto. Colombia-Ecuador.
Estudiaba
comunicación social en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, admiraba
desde chica a Teresa Arboleda e imitaba las voces a la perfección. Me sentía
preparada para ser periodista y de Ecuavisa. Tenía 19, en aquel entonces, el
presentador y reportero Rolando Panchana era mi profesor y nos llevó al canal
del Cerro del Carmen.
Como cuando un
niño visita los estudios de Universal, así me sentí cuando crucé la puerta de
un canal que no es grande en espacio pero para mí era monumental. Llegué al
set, y me auto confesé que en esa silla, la de los presentadores me iba a
sentar prontamente. Andrés Jungbluth, mi amigo y compañero de aula, de teatro y
de historias juntos tejimos tantos sueños como pecas tenía su cara, uno de
ellos presentar juntos las noticias en Televistazo.
Hasta ahí el
anhelo de todo neófito en el oficio. Finalmente se me dio. Empecé haciendo prácticas,
luego como productora, y ahí fue mi gran salto de Fe. Ángel Sánchez, entonces
el director de Televistazo me dio la oportunidad de salir a la calle, de pisar
el asfalto, de reportar bajo el sol y la lluvia, de hablar con la gente, de
disfrutar de los viajes, de denunciar, de pedir ayuda social, de buscar
respuestas, de idearme pantallazos y bridge creativos junto a Raúl Cruz, Xavier
Ruiz, Juan De Dios y otros. Hoy por hoy luego de 18 años de oficio puedo
asegurar que es lo más delicioso de ser periodista, saber de lo que hablas
porque estuviste en la calle.
En esa empresa
me formé, dejé de admirar y empecé a emular a Teresa, María Isabel, Alfonso,
Tania, Carlos. Un grupo de profesionales a los que les guardo respeto y profundo
agradecimiento. Ecuavisa no era un espacio de comercio de un grupo económico,
es el canal de un periodista que levantó su empresa a beneficio de una
comunidad, ese es mi concepto de Don Xavier Alvarado Roca.
En esos pasillos
disfrutamos de risas, de los progresos. Las editoras se convertían en
confesionarios de las anécdotas y comidillas. Llegaba a las 5 y 40 de la mañana al canal, a
oscuras y durante los primeros años salía del trabajo en la mismas tinieblas
que señalaba que el día estaba estaba muriendo. Tuve compañeros durante 12 años
dentro del canal, redactábamos en el mismo espacio pero fuera del mismo
disfrutábamos también de ratos agradables. Con muchos todavía me une una
amistad a la distancia y a otros los recuerdo siempre con cariño. A mi compadre
Esteban Soledispa, asistente de cámara pasan los años y nunca deja de costear
una llamada internacional para preguntarme cómo estoy.
Un día como hoy,
Ecuavisa comenzó su transmisión hace 50 años con bates y embates de los
gobiernos de turno, sus periodistas operan bajo la lupa de una cuestionada ley
de comunicación. Un canal que se mantiene independiente, con prestigio y
veracidad. Soy muy feliz de haber formado parte de esa familia. Por siempre mi
segundo apellido será ese... "Ruth Del Salto Ecuavisa".