Opinión.
Carlos Eugenio Rojas.
Cada año de historia revela lo difícil que ha sido
del camino transitado por los profesionales de este oficio en el país. El 2018
no prometió ser diferente, pero a pocos momentos de despedirse, complicó el
panorama con dos acontecimientos que dejan minusválida a una labor que requiere
de una muleta con urgencia.
Teodoro Petkoff fallece y al poco tiempo el diario
El Nacional anuncia la publicación de su última edición impresa. Teodoro creó
su fortaleza para la razón en el semanario Tal Cual. Sus acertadas, corrosivas
y entretenidas editoriales se convirtieron en parte de la dieta de quienes
buscaban una visión crítica y analítica en medio de una sociedad que cada día
encontraba estos conceptos indeseables.
Incluso sus detractores más detestables se veían
imposibilitados de refutar sus candentes opiniones. Tal Cual se convirtió en un
paraíso para columnistas como Laureano Márquez, caricaturistas como Roberto
Weil y otros destacados periodistas y colaboradores que deseaba encontrarse
acompañados por la firma de Teodoro.
Ahora, se retira por siempre. No es suficiente con
los cientos de comunicadores que han traspasado las fronteras venezolanas para
buscar un mejor porvenir en otras tierras. Ahora, el anti héroe por excelencia
del periodismo deja huérfana a esta ciencia, arte y oficio.
Luego, El Nacional, rotativo insigne venezolano de
casi 80 años de circulación, oficina para nombres como Arturo Uslar Pietri,
Alexis Rodríguez y otros tantos ha concluido su circulación en papel; uniéndose
a una larga lista de medios que han tenido que abandonar la tinta por los
píxeles.
… para quienes puedan verlo.
Varios servicios de navegación de Internet impiden a
sus usuarios acceso a la página web de El Nacional, algunos proveedores
demuestran tener ya bastantes problemas para ofrecer una conexión decente y
mientras que un teléfono celular puede ser más práctico para leer que un
periódico impreso, puede atraer atención no deseada y provocar a los amigos de
lo ajeno.
Definitivamente, el 2018 no demostró mucho cariño
por el periodismo en Venezuela. El propio Teodoro se refería a esta profesión
en la actualidad como “un periodismo capaz de reflexionar sobre sí evidencia
cuán lejos está el reportero elemental de otrora del que practica hoy una
suerte de nuevo y vivaz género literario o un saber altamente especializado.
Ese periodismo concluimos está lleno de muchos y promisorios posibles”.
No todos adoran esto