Opinión:
Jorge Montenegro.
En
los últimos meses me he juntado mucho con abogados, y si algo he aprendido de
ellos, es que nada de lo que se diga en twitter (Incluso si lo dijo el presidente
de la República en cadena nacional) es verdad si no sale en gaceta.
Muchos
aragüeños tienen desconocimiento de la gaceta extraordinaria del estado Aragua
número 610 del 21 de noviembre de 1997, cuando la asamblea legislativa
estableció el nacimiento del área metropolitana de Maracay, compuesta además
por El Limón, Turmero, Palo Negro, Cagua, Santa Cruz y San Mateo. Supongo que
Linares Alcántara aún no nacía como municipio y formaba parte de Girardot.
Además
de descubrir que durante el primer gobierno de Didalco hubo en nuestra Asamblea
Legislativa alguna persona con un mínimo criterio para crear un desarrollo
urbano digno de una población que hoy alcanza el millón y medio de habitantes,
se entendía que la gobernación asumiría las responsabilidades de una alcaldía
mayor. En Venezuela existen sólo dos alcaldías mayores: la del alto apure,
creada porque Guasdualito y Elorza están a más de 6 horas de San Fernando, y
Caracas, con el distrito capital y 4 municipios mirandinos.
Pero
era 1997. Didalco Bolívar ganó la gobernación gracias a una coalición MAS/
Copei (si, Copei aún existía) y Hugo Chávez no había llegado a Miraflores para
sepultar nuestros valores democráticos.
Y
quiero hacer énfasis en esta última afirmación. Recuerdo que en aquella época
se subestimaba el valor de los gobernadores. Se decía que los Salas Römer lo
único en hacían era cortar la grama. Y si, cortar la grama del coñazo de
distribuidores que hicieron para unir a Valencia con San Diego, Naguanagua,
Guacara, Los Guayos y Tocuyito, para hacer de la gran Valencia el monstruo que
sigue siendo hoy, a pesar de los eruptos de Acosta Carles, la flojera crónica
de Ameliach y las payasadas de Lacava.
Era
función de las gobernaciones y de las alcaldías mayores coordinar políticas de
crecimiento metropolitano, en áreas en las cuales es imposible entender que
Chacao, Girardot, Cabudare o San Diego estén bien, pero Petare, Turmero,
Iribarren o Los Guayos mal, tales como seguridad, vialidad, agua potable, aguas
negras...
Cuando
la calle Miranda aún no era boulevar a la altura del hotel Jardín, yo
transitaba todos los días antes de ir a mi trabajo. La antigua sede de la
gobernación comparte una característica que hoy tiene el edificio que conocimos
como “Corpoindustria”: enormes colas de gente pidiendo una medicina, una ayuda
económica o en su defecto, una urna para enterrar a un ser querido. Las
gobernaciones bajo el mandato del chavismo se han transformado en entes
administradores de la miseria, tarea que Marco Torres, como militar que es, ha
hecho muy bien.
El
aragüeño es alegre, desenrollado y un poco desadaptado, pero no es
regionalista. Tal vez porque ninguno de nuestros abuelos nació aquí. Maracay
era un pueblo de cuatro calles cuando Gómez decidió gobernar a Caracas desde
aquí. Por eso tan poquito interés y amor, creo yo.
Al
aragüeño le da ladilla votar en elecciones regionales. Solo el 25% del
electorado (al cual Marco Torres ha convertido en techo y piso electoral del
Psuv) asiste a elecciones regionales, porque también la gente siente que las
alcaldías y las gobernaciones son incapaces de hacer un coño. En ese tienen
parte de razón.
A
excepción de estados petroleros como Monagas y Zulia, en los cuales PDVSA está
en la obligación de entregar impuestos por explotación petrolera, las
gobernaciones viven del “situado constitucional”, es decir, que Chávez o Maduro
firmen un cheque para poder pagar nómina. ¿Cómo carajos se financia un proyecto
de crecimiento regional así? Más sentido tiene ganar las alcaldías, que cobran
impuestos. Esto me lo explicó un profesor del IESA que vive en Carabobo.
Él
también me puso este ejemplo: uno de sus hijos vive en Santiago de Chile, donde
viven 7 millones de personas distribuidas en 16 municipios, es decir, menos de
440 mil habitantes por alcalde. Trujillo (el estado) tiene 600 mil habitantes y
21 municipios, para un alcalde por cada 23 mil habitantes.
¿Funciona
nuestra distribución político territorial? Ni de vaina. En Venezuela hay un
carajazo de municipios incapaces de generar ingresos y que se convierten en
instituciones de beneficencia, además de la propia gobernación, claro está. ¿Fracasó
la descentralización? No, fracasó fue la visión centralista y de estado
todopoderoso del chavismo.
En
la Venezuela del mañana (tal vez del 24 de febrero, si lo de la ayuda
humanitaria termina siendo lo que sospechan las viejas de El Cafetal, La
Soledad o Prebo, tiene que ir a un nuevo reordenamiento territorial, donde por
ejemplo se tomen casos como los de Mariara con Maracay. Los malandros de allá y
sus mejores jugadores de sóftbol hacen vida aquí. Son el primo magallanero que
te da pena reconocer que vive contigo. Caso similar es Puerto Miranda con San
Fernando y Yaritagua con Barquisimeto, que pertenecen a un estado donde sus
habitantes no hacen vida.
Tal
vez nuestra actual organización político territorial siga sirviendo para
eventos culturales, deportivos y quizás en áreas como salud, pero el país
creció, y es hora que los venezolanos crezcamos con él.