Prensa.
El Pais.com.
El derrumbe de Pdvsa, la
petrolera estatal venezolana, y la dureza de las sanciones estadounidenses al
régimen de Nicolás Maduro, están agravando aún más la escasez de combustible en
Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de crudo y hasta hace
pocos años el quinto exportador de petróleo del mundo. Así lo reseña elpais.com
Los ministros de Maduro
hacen un esfuerzo especial por salvar a Caracas del castigo de la escasez. En
la capital el problema es aún manejable, a pesar de algunas protestas recientes
en zonas acomodadas del este de la ciudad, como La Trinidad. Pero en el resto
del país, y muy particularmente en el occidente, la situación está ya al borde
del colapso.
En los Estados andinos de
Táchira y Mérida, fronterizos con Colombia, las colas de automóviles para
surtirse de combustible abarcaban esta semana varias manzanas, incluso en los
pueblos más pequeños. También en el Estado llanero de Barinas. En San
Cristóbal, la capital del estado de Táchira, se produjeron de nuevo protestas
en las calles y técnicamente no hubo jornada laboral ni actividades escolares.
La gobernadora del estado, Leydy Gómez, hizo un apasionado llamado al Gobierno
central para que se ocupe del problema
Las colas para el
combustible y la irritación popular eran abundantes también en Valencia,
Barquisimeto, Puerto Ordaz y Cumaná. En amplios dominios de la frontera
venezolana con Colombia, incluido el Estado Zulia, un tradicional enclave
petrolero, el combustible se comercializa en dólares, algo que sucede ya, de
facto, con al menos el 35% de las transacciones comerciales del país
El Gobierno de Maduro ha
evitado referirse abiertamente al problema en una nación en la que la censura
es una realidad. El ministro del Interior y de Justicia, Néstor Reverol, sin
embargo, anunció ayer que ya estaban listos despachos inmediatos y de urgencia
para atender las demandas del Zulia, una región particularmente azotada por las
graves fallas en los servicios de agua y luz.
Trabas a la exportación de
crudo
Venezuela ya no puede vender
su declinante producción petrolera a Estados Unidos, que también ha prohibido a
sus socios y aliados la compra de combustible venezolano. Maduro ha tenido que
desplegar a sus operadores para hacer apuradas transacciones comerciales en
altamar con actores anónimos, trianguladas a través de naciones amigas —como
Turquía— o intercambios de petróleo por gasolina gestados con Rusia. La
operación, sin embargo, ha sido insuficiente y el déficit se ha hecho crónico.
Venezuela, un país que tradicionalmente produjo y exportó gasolina de forma
abundante, hoy tiene una producción que apenas abarca la mitad de su mercado
interno.
Rafael Quiróz, académico y
profesor de posgrado de la Universidad Central de Venezuela, opina que en lo
inmediato el problema no va a mejorar. “El Gobierno pudo colocar el crudo que
le vendía a Estados Unidos en otros destinos; pudo también resolver el acceso a
unos diluentes que necesitaba para los crudos extrapesados que produce, pero no
ha podido resolver el problema del acceso a ciertos componentes para la
fabricación del combustible, en este caso, el alquilato y el metilterbutiletel,
que se necesitan en 53.000 barriles diarios”. Para colmo de males, los mandos
de Pdvsa reportan la paralización de la refinería de Punta Cardón, que tiene
una capacidad de refinación de 300.000 barriles diarios de petróleo.
El derroche de recursos, la
sobrepolitización y crispación en el clima político venezolano y el
enquistamiento de mafias que desviaron las ganancias de la empresa para
apropiarse de su dinero en complejas operaciones bancarias en tiempos de Hugo
Chávez y Nicolás Maduro, hundieron a PDVSA y produjeron una ruptura de los
resortes económicos del país. El estado venezolano necesita de muchos recursos
para reactivar la producción y emprender el mantenimiento de sus gigantescas
refinerías, todas hoy en grave estado de postración: Ya no hay una empresa
petrolera superavitaria que sea capaz de sufragarlos.
Venezuela ha tenido tradicionalmente
patios y llenaderos que garantizan una reserva de combustible de 30 días en
caso de una contingencia. El problema es que estos, también, presentan un
enorme descuido por falta de mantenimiento. “Los patios de tanques no pasan del
40 por ciento de su capacidad. Eso da para unos 12 días”, afirma Rafael Quiróz
En Venezuela han cerrado
unas 275 estaciones de servicio en estos años, quedando otras 1.500
disponibles. El Gobierno de Maduro busca a toda prisa los componentes que
necesita en mercado donde se le han cerrado casi todas las puertas, para producir
combustible en el destartalado parque industrial venezolano. “Venezuela era un
productor muy poderoso de gasolina”, afirma Quiróz. “No todos los países
petroleros del mundo producen gasolina. Conseguir esos componentes en el
mercado internacional, así como conseguir gasolina, es mucho más complejo que
conseguir el crudo”.
Por
Alonso Moleiro