Prensa. Venezuela RED Informativa.
Conversar
siempre con Ángela Zago o con Napoleón Bravo es muy grato. Son directos,
exquisitamente polémicos y sin nada que ocultar. A Ángela la conocemos desde
que era una joven y estricta profesora de Periodismo Informativo en la UCV
(Universidad Central de Venezuela), a quien siempre la veíamos rodeada de
muchos alumnos. Eran los tiempos de su famoso libro “Aquí no ha pasado nada”
cuando, al igual que Pablo Medina, siendo adolescentes ambos fueron
“guerrilleros revolucionarios” que se fueron a las montañas en la Venezuela de
los 60.
Es
válido mencionar también que en el historial biográfico de nuestra entrevistada
para “El Personaje de la Semana” de hoy sábado 17 de agosto, en su vasta
trayectoria profesional figura que fundó y dirigió diez periódicos para
lectores menores de 16 años, creó el primer taller de periódicos para niños
cuyo objetivo fue enseñar a los estudiantes de Comunicación Social cómo hacer
periodismo para este tipo de lector. Se ha destacado como productora de
programas radiales y televisivos. Actualmente es vicepresidenta de la empresa
Napoleón Bravo Producciones y G.E.A. Producciones Orlando Inc. También se le
reconocen sus aptitudes como escritora. Entre sus obras, además de “Aquí no ha
pasado nada”, se encuentran “Existe la vida”, “El libro de Plata”, “La Rebelión
de los Ángeles” y “En el nombre de los pobres”.
Ángela
viene de una generación honorable, crítica, honesta y de intelectuales de los
tiempos de oro y “candela” de los 60 en Venezuela como lo fueron, entre otros
tantos, Teodoro Petkoff, Américo Martín y Gabriel Puerta Aponte a quienes, al
igual que a ella, tuve y tendré siempre en muy alta estima.
Esta
entrevista la realizamos en momentos de mucha tristeza para Ángela, por el
reciente fallecimiento de su hermano Silvio en la Isla de Margarita. Ella no
pudo despedirse de él. Lo recuerda, como un ser humano muy importante en su
vida, y quien le brindó muchos momentos hermosos en su niñez y adolescencia.
-¿Cómo
ha sido la vida tuya y de tu familia en la diáspora? ¿Cuándo tú y Napoleón
Bravo deciden que tienen que irse del país y en qué circunstancias?
-El
cuento es muy largo, voy a tratar de precisarlo. El primer programa que el
régimen cerró fue el de Napoleón en mayo del año 2000; en julio salimos del
país por un año. Por presión del público “24 Horas” vuelve al aire en 2001.
Luego supimos que la empresa había hablado tanto con Chávez, como con Luis
Miquelena y José Vicente Rangel para explicar que Napoleón volvía al aire. El
único que nunca estuvo de acuerdo en que el programa reapareciera fue JVR.
Durante todos esos años hubo presión sobre mi familia; las típicas llamadas
diciendo dónde estaban mis hijos y cómo los iban a liquidar. Una de esas
llamadas me agarró con el Palma –el apellido de mi mamá- atravesado y el
diálogo con el malandro fue medio cómico:
Malandro:
“Mira, vamos a matar a Napoleón Bravo”.
Ángela:
“Dale, dime la hora y el lugar; ¡llevamos las cámaras y tremendo rating que
vamos a tener!”.
Malandro:
“Puta, coño de tu madre; ¡ya vas a ver todo lo que te vamos a hacer! ¡Puta!”.
Ángela:
“Okey, me avisan”.
-Esas
eran las conversaciones con el malandro enviado por el régimen. Luego vinieron
los disparos a la casa y la sacada de los proyectiles que se incrustaban en las
piedras que formaban parte de las paredes de afuera, en nuestra casa de Prados
del Este. A esa altura ya estábamos a mediados de 2002. Después que sacamos a
Chávez Frías del poder, las amenazas se profundizaron hasta llegar a 2004,
cuando el canal tiene que sacar a Napoleón del aire porque ya las amenazas no
solo eran contra nuestra familia sino contra la de Cisneros y el canal.
Ignoramos, en lo posible, la persecución y amenazas contra nuestra familia.
Durante
el prolongado dialogo, la colega Ángela Zago se refiere a la implacable
persecución de que fueron víctimas por parte de JVR. “En el 2008 vendimos la
casa de Prados del Este y nos fuimos a vivir a Margarita; y hasta allí llegó el
brazo represivo de JVR. Napoleón logró conseguir encargarse de la emisora Reyna
y estaba realizando un excelente trabajo cuando este caballero defensor de los
derechos humanos nuevamente amenazó con el cierre de las emisoras de Morell
Rodríguez si mantenía a Napoleón en el trabajo. Para entonces un grupo de unos
15 ‘revolucionarios’ disfrazados de los Diablos de Yare me rodearon y
comenzaron a agredirme, gracias a que la Guardia Nacional de entonces, que aún
conservaba algo de su dignidad, evitaron que me golpearan. Aún así, nos
mantuvimos un año más sin trabajar y siempre bajo amenaza, hasta que un
empresario le hizo una oferta a Napoleón en Miami. Para ese momento existían, y
existen, cuatro juicios abiertos contra él. Por lo tanto, decidimos salir de
Venezuela pensando que sería como máximo un par de años”.
Angela
confiesa que “vivir fuera de nuestra nación, lógicamente, no ha sido fácil.
Aquí mi familia ha tenido que trabajar en lo que consigue. Como te comenté,
descubrimos que esa separación de fuerza de trabajo que se inició en la época
de la revolución industrial, aquí no existe. No tiene sentido que profesionales
universitarios, incluso con postgrados, tengan que hacer oficios que puede
realizar cualquier persona. Y no me vengan con que si creo que ese trabajo es
digno o no es digno. Parto de la idea de que cualquier trabajo es digno, pero
sí creo en la meritocracia, en el desarrollo intelectual, en el conocimiento y
a la vez en la experiencia y las capacidades. Puedo realizar cualquier tipo de
labor honesta, pero creo que hacer un trabajo que no es para el cual nos
preparamos, es una pérdida de recursos. Pero esa es la realidad. Por otra
parte, realmente venimos de un pueblo singular. Mi padre, que murió siendo
italiano, siempre decía ‘pueblo como el venezolano, no hay’. Nunca hasta ahora
entendí esa frase».
Ángela
Zago se pregunta y se responde a sí misma: «¿Qué me hace falta de Venezuela? A
nosotros hasta los colores del paisaje de nuestro país, incluyendo el cielo,
nos hace falta. Absolutamente todo».
-¿Qué
queda de la otra Ángela del libro «Aquí no ha pasado nada», de la Ángela que
compartía muchos sueños revolucionarios también, con nuestro amigo común Pablo
Medina en los 60?
-Queda
lo mismo: A mí mi madre me formó para participar y luchar en el área social y
política. Esa lucha me llevó a ser militante política hasta el año 1968, cuando
la Unión Soviética invade a Checoslovaquia, y a partir de ese evento me retiré
de toda militancia política, pero continué involucrada en la lucha social y así
conocí lo que se dio por llamar “la sociedad civil”. Gracias a “Aquí no ha
pasado nada” he recibido el cariño, la amistad y respeto de hasta personas con
ideologías totalmente distintas, tanto en Venezuela como en otros países.
Gracias al escritor Miguel Otero Silva y a la agente literaria Carmen Balcells
mi libro fue best seller en italiano y alemán, y tuve la suerte de conseguir
amigos de la talla del doctor Luis Herrera Campins, quien fue una de esas
personas con ideología distinta, él solía decir: “Admiro a quienes luchan con
honestidad y dignidad por sus creencias”, y allí me incluía. La izquierda de la
década de los sesenta fue luchadora, estudiosa, respetable. Por algo los
grandes intelectuales de la época defendieron los movimientos rebeldes de esos
tiempos. Mi generación cambió la forma de comunicarse en la familia; discutió
todo, hasta la forma de vestirse y lo que hoy existe en gran parte tiene los
rasgos de lo que nosotros iniciamos. Mi himno es “Imagine” de John Lennon:
-¿Qué
significa estar en la llamada edad de oro de una persona y tener que trabajar
diariamente un promedio de 12 horas en el exterior?
-Estoy
en la edad en que debería estar jubilada, pero, por el contrario, hoy trabajo
más que cuando tenía 40 años. Pertenezco a una familia donde las mujeres
siempre han sido trabajadoras. Mi hermana, que tiene 84 años y tiene problemas
de salud, hace muñecas de trapo, trabaja con cerámica. María Teresa Castillo,
quien por años presidió el Ateneo de Caracas, me dijo en una oportunidad:
“Cuando yo no vaya al Ateneo es porque me estaré muriendo”, y lo cumplió… Creo
que tenía más de 100 años cuando murió. Para mí esos son los ejemplos a seguir.
Cuenta
Ángela que su padre era de Venecia y que le hubiera gustado tener también su
nacionalidad, en honor a él, que fue un extraordinario padre. -Luego de 20 años
de esta tragedia o monstruo que engendró Chávez, algunos nos ponemos a pensar,
a pesar de todo lo “bicho” que fue, si él estuviese vivo, ¿crees que las cosas
en Venezuela estarían tan mal cómo están hoy?
-Chávez
Frías fue el ideólogo de la situación actual por la que está pasando nuestra
nación. Si él estuviera vivo la situación estaría igual a la que se ha
desarrollado con el usurpador colombiano. Chávez estableció como objetivos de
su régimen el control absoluto de todos los poderes y el control de todos los
medios de producción. Al expropiar –o robar como claramente lo señaló en su
oportunidad María Corina Machado- las empresas productivas que existían en el
país, inició la destrucción del sistema económico-social.
-Hay
dos personajes, que ambas conocimos, los comandantes Wilmar Alfredo Castro
Soteldo y William Fariñas del segundo golpe de estado de 1992, el 27 de
noviembre. Ambos nacieron en 1955. Supongo que en estos momentos tan
“apocalípticos” de Venezuela, en sus respectivos «yo más interno», saben que
esta Venezuela no es la de la que ellos hablaban en 1998 y 1999, cuando
llevaban adelante ambos el Plan Bolívar 2000.
-Hoy
en día creo que ambos estaban dispuestos a mantenerse junto con Chávez Frías en
el poder. Ambos de palabra eran muy críticos al jefe de la banda. Incluso en el
año 99, cuando Castro Soteldo fue, al igual que yo, constituyente, solía
comentar: “Hugo no es una rata, sino un ratón”, con desprecio por las acciones
que ya “el ratón” estaba tomando. El caso de William Fariñas fue aún peor: Fue
el primero en ser denunciado como corrupto. Hoy entiendo que a ninguno de los
dos realmente nunca les interesó el país, mucho menos la población. Querían el
poder, lo obtuvieron y el plan real fue ¿cómo sacarle provecho a la situación?
Lamentable pero real. ¿Están callados? ¿Bajo perfil? Será para, en caso de
necesidad, que nadie los recuerde a la hora de que la justicia llegue a la
nación. Para mí, callados o no, son tan criminales como quienes dirigen la
banda, porque ninguno de ellos ha denunciado la situación ni se han rebelado
contra ella.
-También
hay otro personaje, que para mal o para bien nos tocó de cerca, y fue una gran
influencia para los periodistas egresados de la UCV: Eleazar Diaz Rangel, quien
convirtió al Diario Últimas Noticias en todo lo contrario de lo que él
predicaba como profesor de Periodismo Informativo en la UCV.
-Eleazar
Díaz Rangel, al igual que José Vicente Rangel, se vendieron como ciudadanos de
principios. Bastó que ambos tuvieran algo de poder para demostrar que su
defensa a la libertad de información, en el caso de Díaz Rangel, y la defensa
de los derechos humanos, en el caso de JVR, fueron banderas que levantaron como
parte de una carrera que, inicialmente, fue política, pero que resultó la de
unos criminales.
-¿Cuál
es tu mensaje a todos los venezolanos que están en la diáspora, que tuvieron
que irse del país, como ustedes y mi única hija, que tuvieron que irse por
tierra para un país de América Latina, a ganar menos del salario mínimo, con
más de 14 horas de jornada, con vidas igual de dolarizadas como en USA?
-Tengo
en alta estima al ciudadano venezolano: Somos la única población en el mundo
que se ha mantenido en la protesta desde el año 2001 y que cada vez que le
piden salir a la calle, sale. Nos han asesinado a manifestantes en diferentes
años y con diferentes convocatorias y, aun así, llaman a la calle y vuelven a
salir. Vamos a salir de esta tragedia, pero no creo que sea por vías
electorales ni nada parecido, porque es sumamente difícil decirle a un
secuestrador, asesino y narcotraficante que deje el poder por decisión propia y
en paz. No pierdan ni la fe ni la esperanza, que eso es exactamente lo que el
enemigo quiere y necesita para mantenerse en el poder”.
Por Trinidad
Martel.