Prensa. Observatorio Venezolano de Prisiones.
Un
total de 497 presos fueron trasladados hace dos años desde el Internado Judicial
de Apure hasta el Centro Penitenciario 26 de Julio, ubicado en el estado
Guárico.
A
pesar del tiempo transcurrido, en el penal de Guárico aún permanecen estos
presos que ahora son 495. En ese sentido, los familiares acudieron al
Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) para denunciar todas las penurias
que sufren para llevarles comida.
“La
mayoría somos personas de la tercera edad, nos tenemos que ir en un autobús
entre 6 a 8 de la noche que tomamos en el Terminal de Apure. Depende de la
distancia a la que estemos podemos tardar entre 10 a 4 horas, y mientras más
lejos mayores son los gastos”, relató un familiar al OVP.
Agregó
que “la comida que preparamos es carne mechada, arroz, un poco de arepa, no
muchas cosas porque al llegar la comida se descompone y la perdemos”.
Asimismo,
destacó que suelen llegar a Guárico hasta pasada la medianoche, donde deben
tomar un carro que los traslada hasta el penal. Al llegar a las afueras de 26
de Julio la compañía es mucha, no están solas, pero al final son solo mujeres
que se acuestan en las aceras para dormir a merced del hampa y el frío.
“Nos
podemos encontrar entre 100 a 150 personas, depende de cómo esté la visita.
Casi no dormimos porque además debemos estar pendiente de los paquetes que
llevamos”, contó una de las damas.
Una
de las familiares relató que para hacer sus necesidades se van varias,
atraviesan la avenida y entran a un terreno baldío “es peligroso, a algunas
compañeras las han robado”.
Al
amanecer cada quien recoge y ya a las 7 de la mañana están haciendo la cola
para entrar, las sabanas y algunos bolsos los deben dejar afuera, donde pagan
para que se los cuiden.
Las
revisiones en ocasiones suelen ser lentas por la cantidad de personas y pueden
entrar al penal entre 9 y 10 de la mañana. “Mamá déjeme esa comida, no importa
que huela mal, nosotros la comemos”, son las palabras de los presos cuando
algún alimento se descompone, pues aseguran que les siguen dando bollos y agua.
Algunos
presos de Apure han optado por compartir la comida porque no todos reciben
visita, muchos tienen incluso dos años que no ven a sus familiares, otros
meses. Al principio las madres se apoyaban unas a otras y llevaban comida para
los que podían, pero ahora no se puede porque es poca la cantidad de alimentos
que dejan ingresar al penal.
Las
madres, hermanas y esposas de estos presos indican que en cada visita llegan a
gastar más de 2 millones de bolívares en comida, sin contar el pasaje que suele
ser ida y vuelta entre 600 a 700 mil bolívares, dinero que además deben
conseguirlo en efectivo.
Estas
mujeres se sienten angustiadas y piden que los presos sean devueltos a su penal
de origen en el estado Apure. Ahora aumenta la incertidumbre por sus hijos,
debido a la suspensión de visita ante la presencia del Coronavirus, pues no
saben cuándo los podrán ver nuevamente.
Por
su parte Carolina Girón, directora del OVP, apoya a los familiares de los
presos de Apure y exhorta a la responsable del Ministerio de Servicios
Penitenciarios a que una vez se solvente la emergencia ante la pandemia, los presos
sean trasladados a su penal de origen como corresponde para que puedan
continuar con sus procesos judiciales y ser visitados con mayor continuidad por
sus familiares.