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jueves, 3 de diciembre de 2020

BIENESTAR: Empieza a hacer esto hoy y tendrás una piel mejor. (MÁS JOVEN) EN 2021.

Prensa. Revista Vanity Fair.

Hemos llegado a diciembre con la piel exhausta. Con todas sus terminaciones nerviosas, es el órgano más conectado con la mente. Un espejo de las emociones: lo que le pasa al cerebro afecta a la piel, y viceversa. Y este 2020 los ha puesto a prueba a los dos.


La suma de mascarilla, hidrogel y estrés ha dado como resultado un considerable aumento de los problemas cutáneos: “Acné, empeoramiento de la piel sensible y dermatitis crónica de manos son tres de las consultas dermatológicas más frecuentes” ahora mismo, según nos confirma la doctora Lidia Maroñas, dermatóloga del Hospital 12 de Octubre y miembro de la Clínica Dermatológica Internacional. “Diversas enfermedades crónicas de la piel como la rosácea, la psoriasis o la dermatitis atópica, muy relacionadas con el estrés psicológico, han aumentado de forma muy importante su incidencia”, nos cuenta. Con ellas, también ha visto aparecer irritaciones por el roce continuo de la mascarilla.


Este agotamiento también se ha notado en los centros de estética. “Brotes de imperfecciones, granitos y, sobre todo, más espinillas y puntos negros, derivados en su mayoría del uso de la mascarilla”, describe Marta Barrero, farmacéutica, experta en dermocosmética y co-directora de The Secret Lab, “además de una importante deshidratación de las pieles y un tono apagado y/o cetrino, que relacionamos no solo con las mascarillas, sino también por las temperaturas bajas y una cierta somatización de nuestro estado de ánimo”. Parece, también, que nos estamos maquillando menos, algo que de por sí no es negativo, pero “el riesgo es que nos relajemos en el uso de cosméticos que sí son fundamentales como, por ejemplo, la protección solar o la crema hidratante”. Como señala esta experta, en 2021 la idea tiene que ser “proteger la piel mientras las mascarillas nos protegen de todo lo demás”.


Qué hacer hoy para tener una piel mejor en 2021

Para una piel sana, la fórmula no ha cambiado. Lidia Maroñas nos describe tres puntos irrenunciables: “No olvidar la limpieza facial, mañana y noche; insistir en mantener una adecuada hidratación con una crema hidratante, tanto facial como corporal y de manos, que nos ayude a mantener la barrera lipídica y prepare nuestra piel para esos factores agresivos externos como son el roce de la mascarilla o el uso de jabón o geles hidroalcohólicos; e, intentar cambiar la mascarilla de forma frecuente, idealmente cada cuatro horas”. Marta Barrero empieza por lo mismo: “Lo fundamental es mantener una buena limpieza (mañana y noche), acompañada de exfoliaciones semanales para liberar la piel de las células muertas y restos de suciedad que se acumulan y, por supuesto, mantener una correcta hidratación y protección con SPF”. A partir de ahí es cuando uno se puede plantear trabajar en otros aspectos que nos interese mejorar, como la luminosidad, un tono homogéneo o un rejuvenecimiento.


¿Y si tengo acné? ¿O rosácea? En este caso, Natalia de la Vega, directora de los centros Tacha Beauty, propone añadir otra solución a la regla de limpieza e hidratación: “Barbara Sturm ha creado unas mascarillas especiales con un tejido especial bactericida para las personas que tiene acné que lleva nanopartículas de plata y evita que sudes y que se condense el aire”, nos cuenta. “En el caso de rosácea, hay que hacer tratamientos en cabina y utilizar una buena cosmética en casa para controlar tu piel”, añade. Además, recomienda tomar suplementos naturales que ayuden a la piel desde el interior, “como los de la Dra. Nigma Talib, los de Hifas da Terra (hay un hongo que se llama Reishi que es espectacular cómo ayuda a controlar el estrés) y Barbara Sturm con su Skin Food”.


El ingrediente estrella en una crema hidratante

Tener una piel más hidratada, ergo una piel más bonita, pasa por elegir una crema hidratante diaria que sea buena y efectiva. ¿Cómo distinguirla? “Una crema hidratante sin ácido hialurónico, no es una crema hidratante”, afirma con rotundidad Natalia de la Vega. Algo en lo que coincide Marta Barrero: “ Se trata de un polisacárido que se encuentra de forma natural en nuestro organismo, especialmente en la piel, y tiene un papel fundamental en la producción del colágeno”, explica. “Asegura el equilibrio estructural de la piel, la mantiene flexible, protegida y favorece la renovación celular.

 

Su principal característica, y que lo hace tan especial, es su impresionante capacidad para retener la humedad: una sola molécula puede contener hasta 1.000 veces su propio peso en agua. Es como una especie de esponja que retiene grandes cantidades de agua en la piel. De este modo, no solo garantiza la hidratación y luminosidad, sino que aporta volumen, ayudando a reducir las arrugas y disimular las líneas de expresión, así como a revitalizar las capas superficiales externas de la piel, ya que tiene una capacidad enorme de absorber agua y retenerla en nuestra piel”. Todas las voces a una, ya que Lidia Maroñas describe así la fórmula fundamental de una buena crema hidratante: “que combine agentes hidratantes nutritivos como las ceramidas, la urea y el ácido hialurónico”.

 

¿Y en una crema antiedad?

De nuevo en este punto los ingredientes más consolidados son los más recomendados. “El ácido hialurónico puede ser nuestro mejor aliado antiedad en estos momentos porque además nos ayuda a mantener un adecuado nivel de hidratación de nuestra piel”, dice Lidia Maroñas.

 

El reinado del hilurónico coincide en el tiempo con otros dos grandes ingredientes: “Una buena crema enfocada a tratar los signos de la edad necesita estar formulada con principios activos que estimulen la síntesis de colágeno y aclaren las manchas, como la Vitamina C y el Retinol”, apunta Marta Barrero. “Otros activos que también nos pueden ayudar a trabajar los signos de la edad son aquellos que produzcan un efecto botox, como puede ser el argireline, que relaja la musculatura para que no repitamos el gesto que nos provoca la aparición de la arruga.


También es importante que la crema tenga acción exfoliante y regeneradora de la piel, para ir afinando la epidermis y así reducir la profundidad de la arruga y perfeccionando la piel; y para ello, nada mejor que los Alfahidroxiácidos (como el ácido glicólico o el láctico…) El DMAE, de potente efecto tensor, es otro principio activo que no debería faltar en nuestra crema antiedad. Y, por último, pero no por ello menos importante (de hecho, es fundamental) debe contener factor de protección, ya que el sol es el principal aliado del envejecimiento”, recuerda esta farmacéutica.

 

“El ingrediente del 2020 para mí ha sido la verdologa -presente en la gama de productos de Barbara Sturm-, un súper antioxidante que ha demostrado científicamente activar los telómeros y que contiene una enzima conocida como la fuente de la juventud”, añade Natalia de la Vega.


El ingrediente cosmético del año 2021 será…

Si bien los antioxidantes son el principal grupo cosmético por el que han preguntado los pacientes este año, “la población cada vez es más consciente del gran impacto que tiene el exposoma, es decir, el conjunto de factores externos perjudiciales, sobre el envejecimiento de la piel y los antioxidantes nos ayudan a contrarrestar su efecto. En este sentido, la niacinamida por su poder antioxidante y su versatilidad de acción creo que seguirá dando mucho de qué hablar a lo largo del 2021”, augura Lidia Maroñas.


En la misma dirección apunta Marta Barrero: “El ingrediente del año ha sido la Vitamina C, tanto por vía tópica como por vía oral. Se trata de un potente antioxidante que nos ayuda a reforzar el sistema inmunológico (que se encuentra tan amenazado en estos últimos meses), es antiinflamatorio, previene la acción nociva de los radicales libres (moléculas que atacan a las células sanas) sobre la piel; reafirma y aumenta la capacidad de síntesis de colágeno; aporta luminosidad, iguala el tono y aclara las manchas; facilita la cicatrización de heridas, lesiones cutáneas y quemaduras…” enumera. Mirando al año que comienza, lo tiene claro: “Teniendo en cuenta la cantidad de pieles alteradas y nuevos casos de acné que han surgido (incluso en pieles que nunca lo tuvieron), creemos que en 2021 los prebióticos van a tener un gran protagonismo ya que, además de hidratar a distintos niveles de la piel, favorecen el crecimiento de microorganismos beneficiosos que se encuentran de forma natural en ella, reduciendo así la posibilidad de proliferación de bacterias dañinas. Es decir, nos ayudan a fortalecer y mejorar las defensas de la piel. Un ejemplo es la sucrosa, que fortalece la microbiota previniendo así la aparición de imperfecciones. Igual que con la Vitamina C, también podremos incorporar los prebióticos en nuestra dieta para mantener un adecuado funcionamiento de nuestro sistema digestivo”.


Cómo distinguir una buena crema de otra que no lo es

“La efectividad de un cosmético está determinada principalmente por el tipo de principios activos, su calidad y su concentración”, avanza Lidia Maroñas. “Por tanto, cuando vamos a comprar nuestra crema de cabecera debemos fijarnos en la letra pequeña, es decir, en la etiqueta donde se especifican sus componentes y valorar si éstos son adecuados para nuestras necesidades. La galénica del producto es otro indicativo más secundario de la calidad del producto (su textura, olor, color, cómo se funde en la piel, etc). Hay cremas carísimas que son maravillosas pero, por supuesto, también podemos encontrar cremas más económicas que cumplen con estos estándares de calidad”.


Efectivamente, “la calidad y efectividad de una crema viene determinada sobre todo por su formulación, es decir, los principios activos e ingredientes que la componen y en qué concentraciones. Por ello, es muy importante fijarse en el INCI de los cosméticos”, corrobora Marta Barrero. El resto de variables (textura, olor, etc.) son principalmente subjetivos y cada persona tiene sus preferencias y/o necesidades según su tipo de piel.


Para medir la efectividad real de una crema sobre nuestra piel, Natalia de la Vega propone un sencillo ejercicio: “Recomiendo a mis clientas que se hagan una foto de su piel desmaquillada y con buena luz antes de empezar cualquier tratamiento, y que a las dos semanas repitan la foto en iguales condiciones de luz, etc. Así pueden ver cómo les está sentando el tratamiento”. Para ella también es muy importante “aprender a leer las etiquetas, conocer los ingredientes, ver en qué proporción aparecen, su calidad y el efecto sobre tu piel”.


El precio justo: ¿Cuánto pagar por una buena crema?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que “el precio de un cosmético no siempre es directamente proporcional a su eficacia. Una crema más cara no necesariamente tiene que ser mejor o más efectiva que una más económica. En el precio de una crema se paga la investigación que hay detrás del producto y la calidad de los ingredientes pero también otros factores que tienen que ver con la experiencia de compra y su posicionamiento en el mercado (su imagen, su publicidad, el prestigio de la marca, el packaging del producto, etc.)”, explica la doctora Maroñas. Esto, claro, influye en la diferencia de precios que encontramos en cosmética: no es lo mismo dirigirse a un volumen de clientela (las cremas de supermercado, por ejemplo), que hacerlo a un grupo nicho (como en el caso de las de lujo).


Para responder a esta pregunta (“la del millón”, dice Marta Barrero) hay que tener en cuenta tres factores: si la crema penetra en la epidermis y es capaz de llegar a la dermis, donde donde se encuentran los fibroblastos, las células encargadas de sintetizar colágeno y elastina (“Para que una crema sea verdaderamente eficaz debería llegar”, añade la farmacéutica), su formulación (“Es muy complicado formular un principio activo verdaderamente eficaz y que, además, llegue a la dermis. Los principios activos que de verdad funcionan y tienen efecto sobre nuestra piel son escasos, de hecho, me atrevería a reducirlos a la Vitamina C, el retinol y los ácidos”, nos dice), y, por último, una investigación que avale que la piel reconocerá esos principios activos como propios. En opinión de Barrero, “una crema cara solo está justificada si presenta una formulación realmente revolucionaria, de calidad y efectiva al 100%”. La marca no lo es todo.

 

Entre sus descubrimientos cosméticos del año, Barrero se queda “con los ingredientes botánicos y los principios activos patentados de la firma coreana Boutijour. Estoy enamorada de esta marca. El extracto de flor de loto es uno de sus ingredientes estrella, pero también trabajan con extracto de camelia o de té verde, y activos patentados, como VolufilineTM o Alpha-MelightTM, de acción antioxidante, reafirmante, regeneradora y antiinflamatoria”.


La importancia del ritual: ¿funciona?

Este año la cosmética se ha centrado en la búsqueda del bienestar, de ahí que los rituales con rodillos faciales, de masajes o aromaterapia hayan ganado muchos adeptos. Ahora bien, ¿de verdad una crema va a funcionar mejor si la aplicamos de ese modo?


“Lo más importante para lograr efectividad en dermocosmética es que el protocolo de tratamiento que realicemos (tanto en tipo de productos como en frecuencia de aplicación, etc.) esté dirigido, es decir, orientado a los objetivos que queramos mejorar y que sea personalizado, esto es, que se adapte a las necesidades específicas de nuestra piel. Si lo acompañamos o no de un ritual de belleza cuando nos lo apliquemos no va a condicionar una mayor o menor eficacia del tratamiento, aunque por supuesto que puede relajarnos y ayudarnos a sentirnos mejor”, explica la doctora Maroñas. De hecho uno de sus aprendizajes este 2020 ha ido en esta línea: “La incorporación de pequeños gestos en nuestra rutina de cuidado facial, por muy sutiles que nos parezcan, pueden ayudarnos muchísimo a mejorar la calidad de nuestra piel”, opina.


“Dedicarnos tiempo a nosotros mismos es algo fundamental para sentirnos bien, más aún en esta etapa de incertidumbre y llena de complicaciones. Si conseguimos convertir el tiempo que le dedicamos a nuestra rutina de cuidado facial diaria en un momento de placer, calma y desconexión del mundo y conexión con nosotros mismos, no solamente alcanzaremos un gran bienestar emocional, sino que potenciaremos los efectos de estos tratamientos”, coincide Marta Barrero.


Un ritual, al fin y al cabo, “es un plus. Si me hago un tratamiento facial y me cuido con cosmética buena, voy a tener el doble de resultado”, asegura Natalia de la Vega. Por todo ello, quizá regalar o regalarse una buena crema sea el mejor detalle que podemos tener estas fiestas.

 

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