Crónica. Aljer.
PUEBLO VIEJO “EL
PRIMER GUASDUALITO”
Si la historia no se escribe
un pueblo no vive;
si la historia de mi pueblo se olvida
su alma estará perdida
y la mía dolida,
por eso escribo, ojalá
y otros también escriban…
BREVE INTROITO.-
Doscientos cincuenta años (250) se cumplirán en julio
del 2021 de la fundación (1771) de Guasdualito por parte de José Ignacio del
Pumar y Traspuesto, Marqués de la Rivera de Boconò y Masparro, Vizconde del
Pumar, agregando a la identificación nobiliaria los nombramientos de Cabo de
Guerra, y Teniente de Gobernador y Justicia Mayor de Barinas. Este importante
hecho histórico no debe pasar bajo la mesa por el bien de nuestra identidad
patrimonial, de por sí ya es lamentable que una cantidad considerable de
guasdualiteños desconozcan por indolencia y incuria lo convencional de nuestro
pasado hereditario, por lo que es importante que se tomen cartas al respecto,
para que no desaparezca en el limbo nuestra esencia histórica. Y sobre el
aniversario de la conmemoración escribiremos llegado la fecha fundacional,
mientras tanto un adelanto de la transcendental efeméride.
SOBRE LA FUNDACIÒN.-
Lo conocido de manera convenida y de forma generacional
sobre la fundación es lo escrito por varios historiadores, unos más que otros
en cercanía con la autenticidad del suceso, teniendo un punto de confluencia de
opiniones en lo señalado en La
Intendencia del Ejercito y Real Hacienda, perteneciente el documento al Archivo
General de Las Indias en Sevilla (Esp), del cual extraemos (tal y como fue
manuscrito) unas interesantes líneas: “consta que con superior permisión en el
año de mil y setecientos y setenta, en que ejercía el empleo de teniente de
gobernador …con superior aprobación y permiso allanó y pacificó el sitio de
Guasdualito, jurisdicción de esta ciudad, distante de ella cerca de cuatro días
de camino, lugar que se hallaba desierto, solitario e inhabitable, por ser el
centro, abrigo y madriguera de indios bárbaros y por ello de gravísimo riesgo
para los transitantes…(sic).
En torno a lo tratado el profesor Botello, O. en su
compendio Guasdualito Navegación por su Historia, rotula lo sucesivo: “el sitio
escogido era palúdico, enfermizo, en medio de fangales y caños que dejaban las
lluvias…fue fundado promediado el año 1770 o a principios de 1771; lo cierto es
que varios meses antes de diciembre ya estaba fundado el poblado, como se
vislumbra en la fecha de relación de méritos de José Ignacio del Pumar. Y
seguramente que si fue bautizado originalmente Nuestra Señora del Carmen de
Guasdualito, la fundación debió verificarse en plena temporada de lluvia”
(1988: 33) Fin de cita.
Atendiendo a lo anterior, desde un buen tiempo de
lecturas y revisión pormenorizada sobre la fundación en varias fuentes por
quien esto escribe, no se observó en mención al hecho histórico alguna
referencia o cita sobre la vertiente fluvial principal conocida con el nombre
de Sarare (nombre indígena derivado de la palma de seje) esto por la sencilla
razón que el asentamiento del pueblo original y constituido por José Ignacio
del Pumar se hallaba a una milla (1600 mts) de distancia del tributario, en el sector conocido hasta la actualidad
como Pueblo Viejo, allí lo fundó el noble barines, excuadrando la primera
plaza, señalando el lugar de construcción de la iglesia y procediendo a la
concesión de solares a las dignas cepas que lo acompañaban en el acaecimiento,
dándole organización estatutaria al nuevo asentamiento. Cabe destacar que la
fundación de Guasdualito entraría tarde a los registros históricos, teniendo en
cuenta que desde la llegada de los colonizadores habían transcurridos casi
trescientos años.
De la fundación pasarían cincuenta años para que se
iniciara un éxodo lento de los pobladores precursores, obligados por la guerra
de independencia, lo insalubre y cenagoso del entorno, las pestes recurrentes,
entre otras calamidades, a emigrar hacia el Puerto de Periquera (calificativo
procedente de las aves psitaciformes). Observamos entonces que serían dos
pueblos los que nacen entre la séptima década del siglo XVIII y las primeras
décadas del siglo XIX. Sin miramiento para atrás seria la decisión de la
mayoría de aquellos habitantes, encontrarían a pocos metros de la confluencia
de los ríos Sarare y Apure, un mejor sitio para habitar y cultivar, así como la
ventaja de aprovechar el turbio caudal como medio fluvial. En esto tomaría
parte el honorable Concejo Municipal de 1834, poniendo en ejecútese la
Resolución de 1831, en la cual se emplazaba al traslado de la ciudad de
Guasdualito a orillas del río Apure, en el lugar que orientaba la autoridad, y
en donde se alentaba a los habitantes de los poblados a conformar uno solo, con
el objeto de darle estructura a una nueva parroquia, lo que ciertamente
sucedió.
Lo anterior resulta importante ante la historia, como
también justo y significativo es reconocer el aporte del inquieto indio jirara
(¿?) Antonio Calaimi, quien mucho antes que el vizconde Del Pumar, se vino a la
exploración del territorio alto apureño desde Tame (Col) con cincuenta betoyes,
tocando su flauta y sorteando toda clase de peligros y desventuras, teniendo
como lo definió el padre Cassani: “un corazón más ancho y más abierto que el
que de suyo tienen los indios: había salido a buscar fortuna, y le pareció que
la había hallado, haciéndose como él decía: un conquistador”. Ya para clausurar
el artículo, en una próxima entrega estaremos presentado capturas fotográficas
del lugar exacto del primer pueblo, constatado por nuestra inquieta avidez
investigativa histórica en lo referente
a la conmemorativa de nuestra fundación.
ALJER.-.
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