Prensa. Muy Interesante.
La muerte es, por defecto,
inoportuna. La mayoría de las muertes provocadas por el mundo natural suelen
ser relativamente sin incidentes, pero la naturaleza puede ser cruel y
espectacularmente espantosa de vez en cuando, proporcionando a la ciencia la tarea
poco envidiable de separar cómo ocurrieron estas muertes, paso a paso.
Aquí tienes una selección de varias formas realmente horribles y accidentales de lanzarse al olvido, y la ciencia tras ellas. La mayoría de estas formas de morir son relativamente indoloras para las víctimas, pero sería bastante horripilante observarlo accidentalmente. Cuidado si no tienes un estómago sensible.
Gastamos mucha energía
para evitar pensar en la muerte y caer en ella, pero la muerte es un estado
inevitable del ser humano, por el momento. Y a pesar de que lleva sucediendo,
ya sea a propósito o por accidente, desde antes de que los humanos fueran
humanos, no ha habido un consenso científico real sobre qué tipos de muertes
debemos tratar de evitar.
¿Quizá morir ahogado es la
peor? ¿Ser quemado vivo? Pueden que hayamos pensado en esto de manera
impersonal, como algo que aparece en las películas o incluso que solo puede
suceder en nuestra realidad en circunstancias realmente extrañas. Si hablas de
ello es probable que, al poco rato, el tema pase página y sigas con tu vida
tranquilamente.
Pero las muertes que
atormentan nuestras pesadillas tienen algunas características comunes y podemos
reunir diversas perspectivas científicas diferentes, leer entre líneas y
obtener una respuesta a la pregunta de "la peor forma de morir".
Más allá de las reacciones
alérgicas o los ataques de tiburones, está claro que la respuesta no va a
gustarle a nadie. El científico Paul Doherty y el escritor Cody Cassidy se
sentaron a reflexionar sobre la antigua pregunta de cuáles podrían ser las
peores formas de morir, y se les ocurrieron algunos escenarios improbables,
aunque aterradores. Sus respuestas consideraron situaciones aparentemente
imposibles o improbables, y podemos encontrarlas en “And then you're dead: What
Really Happens If You Get Swallowed by a Whale, Are Shot from a Cannon, or Go
Barreling over Niagara”, libro publicado por Penguin Books y que el New York
Times calificó de “entretenido y desgarrador”.
Atrapado en un ascensor
que cae
Sin la prevención de
tumbarse boca arriba para mitigar el impacto y aún estar de pie en el momento
del impacto del ascensor tocando el suelo, los órganos internos pueden intentar
mantenerse en movimiento, a pesar de que el resto del cuerpo no. Debido a esto,
los órganos podrían salirse de la parte inferior del cuerpo y las extremidades
podrían romperse tras el impacto. Sin embargo, si la caída no destruye el
cerebro, una persona podría sobrevivir el tiempo suficiente para ver cómo se
abren sus entrañas.
Desollamiento
Ha sido uno de los métodos
de ejecución más brutales de la historia y, según la ciencia, una de las peores
formas de morir. El desollamiento tiene una historia larga y grotesca, pues
existen registros de la práctica desde el Imperio Neo-Asirio (comenzando en el
911 a. C.), pero ha surgido en la mayoría de las civilizaciones en un momento u
otro, incluida la Europa medieval (donde solía ser utilizada como castigo para
los traidores) y en el ritual de sacrificios humanos hechos por los aztecas en
México.
A pesar de las distintas
técnicas, la base es la misma: hacerlo lentamente, cortando la piel del cuerpo
de manera insoportable mientras se mantiene viva a la víctima el mayor tiempo
posible (y cuando sea posible, eliminar la piel intacta). Los emperadores
chinos Sun Hao, Fu Sheng y Gao Heng incluso ordenaron que se retirara la piel
de los rostros de sus víctimas. La muerte normalmente vendría como resultado de
una pérdida de sangre masiva y un shock, pero en los casos desafortunados donde
se usaron desolladores expertos, la víctima podría mantenerse viva en un estado
de agonía perpetua durante varios días antes de sucumbir finalmente a las
heridas infectadas.
Morir por privación de
sueño
Es extremadamente difícil
morir por permanecer despierto durante mucho tiempo, pero es posible. Y cuando
ocurre, no es nada bonito: la presión sanguínea aumenta, el estado de ánimo
cambia y la confusión nubla la mente. En este punto, se experimentan delirios,
incluidas alucinaciones vívidas. El cuerpo puede tratar de obligar a la víctima
a dormir para salvarlo, pero si de alguna manera nos mantenemos despiertos
durante 11 días o más, nuestros órganos sucumbirán, el sistema inmune se verá
comprometido y moriremos. Lo que empeora las cosas es que la falta de sueño nos
hace menos capaces de tolerar el dolor. Así que a medida que el cuerpo se
muere, dolerá mucho más simplemente por la privación de sueño.
Muerte por flujo
piroclástico
La muerte por flujo
piroclástico o por oleada piroclástica, no es ningún camino placentero. Con
velocidades típicas de 80 kilómetros por hora, esta mezcla sobrecalentada de
gases, ampollas de lava y escombros puede alcanzar temperaturas de hasta 1.000
° C y aniquilará indiscriminadamente cualquier cosa que se encuentre en su
camino. Si nos acordamos de Pompeya y Herculano y la catástrofe del Vesubio del
año 79 a.C, cuando estas corrientes de densidad infernales explotaron a través
de los tejados y a través de las calles, frieron rápidamente a cualquiera que
se viera envuelto en este escenario: las víctimas murieron por un choque
térmico extremo, congelándolas en una pose pugilística, un "rigor mortis
instantáneo" cuando sus músculos se contrajeron repentinamente. Los pocos
que sobrevivieron a esta etapa de aniquilación térmica probablemente se
asfixiaron bajo el gas volcánico tóxico y las cenizas.
Escafismo
El escafismo fue un
intrincado método de tortura usado por los persas. Primero, metían a la víctima
en un tronco de árbol ahuecado, con la cabeza y los pies sobresaliendo de cada
extremo del tronco hueco. Luego le obligaban a comer leche y miel en mal estado
y le verdugo le untaría la misma mezcla para atraer a moscas y otros insectos.
La mezcla causaría diarrea a la víctima, lo que atraería aún a más bichos y
convertiría su cuerpo en un hogar espléndido para poner huevos. Y cuando los
bebés nacieran, necesitarían comida y, claro está, la tendrían allí mismo,
fácilmente disponible. Los insectos y las larvas se enterrarían en la piel de
la víctima y se comerían su carne, y es probable que se mantenga despierto
durante mucho tiempo mientras los insectos se alimentan del cuerpo. Los más
afortunados morían por deshidratación, hambre o agotamiento; sin embargo,
también podían morir por shock séptico, ya que la sangre puede volverse
altamente tóxica en estas circunstancias.
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