COLUMNA CRÓNICAS ALTO APUREÑAS: Alfredo José Padilla Merchán ““EL ARBORICULTOR GUASDUALITEÑO” por Aljer “Chino” Ereú. - SenderosdeApure.Net

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martes, 12 de julio de 2022

COLUMNA CRÓNICAS ALTO APUREÑAS: Alfredo José Padilla Merchán ““EL ARBORICULTOR GUASDUALITEÑO” por Aljer “Chino” Ereú.

Columna. Crónicas Alto Apureñas. Aljer “Chino” Ereú.

“EL ARBORICULTOR GUASDUALITEÑO”

BREVE INTROITO.-

“Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”. Frase de Platón (c. 427-347 a. C.). Sofista griego. Propicio el apotegma del seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles, para entender la vida de un hombre, que arriesgó para ganar nobleza y no simpleza; una vida que conquistó al tiempo con sus ideas, y que ahora es trascendencia, vida poética que ahora vive en sus hechos, que seguirá viviendo en los campos y bosques, en el llano verdoso, en cada árbol, en cada flor, en cada ave, en el rumor de los ríos, en las montañas, en el pensamiento de sus discípulos, en todo lo que sus ojos vieron, en todo lo que sus manos forjaron. Y es que la vida del estimable guasdualiteño llamado Alfredo José Padilla Merchán, pareciera haber seguido el estandarte del poema la Elegía, de Miguel Hernández, reflejada en un aparte de sus versos:

 

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado…

Pero agregando el poeta del genial epígono:

Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores…

 

Alfredo José Padilla “El Arboricultor Guasdualiteño” ha vuelto a su huerto original, a su verdadera esencia, dejando en lo tangible su recuerdo, que sin duda, será cavilado con agradecimiento y alegría por sus familiares y amigos en cada mañana irradiada de luz afectiva. A su memoria lo siguiente:

 

Arboricultor, conservacionista

cultivador del mundo verde,

hoy su vida no se pierde

solo se oculta de vista.

Continuará su conquista

en lo etéreo, en lo inmortal,

grafiando en lo espiritual

estrofas allá en La Miel

y cabalgando en su corcel

hacia la ciudad cordial…Aljer

 

AJUSTADA SÍNTESIS DE VIDA.-

Nace Alfredo José Padilla Merchan, en el entonces poblado conocido como Guasdualito, ubicado al sur occidente del estado Apure, el 02 de agosto de 1959, en el seno del hogar conformado por Carlos “Cao” Padilla Hurtado y doña Rosalbina Merchán. Su infancia transcurre en un ambiente de tranquilidad hogareña, bajo el calor familiar en la residencia ubicada por la Carrera Rivas y Carrera Ricaurte. En el bucólico y apacible lar absorbe- como los de su generación- el aliento guasdualiteño y el cromatismo pueblerino, quedando enquistados en su privativo ser por el resto de su existencia terrenal. En aquel pueblo llanero macondiano, su espíritu aventurero lo llevaría a ser protagonista de inquietas mocedades que se guardaron en su cofre mental como hibleas vivencias, como tesoros celados al olvido. Aquel escenario y entorno sin duda alguna influyeron en su personalidad y en su amplia visión humanista. Puede afirmarse, que su infancia fue sana en un pueblo sano.


Sus primeros estudios los realiza en el Colegio Santa Rosa de Lima. En el histórico centro educativo aprueba satisfactoriamente la etapa primaria. Para continuidad de su preparación es enviado a la ciudad de La Gita (Tac). En la Unidad Educativa Nacional Liceo Militar Monseñor Jáuregui (Licmijau) aprueba con honores el grado de Brigadier Mayor. Avanzan los años y, avanza su preparación intelectual. Al poco tiempo participa en el programa de intercambio del Rotary Club, luego de este paso fija rumbo al norte (USA) donde cursa estudios avanzados. Culminados los mismos regresa al país. En 1983 se gradúa de ingeniero agrónomo en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET). Logra su primer empleo con la empresa trasnacional Sándoz, como ingeniero de campo en el ensayo, pruebas y experimentos de control de malezas en diferentes países de Centro y Sur América, lo que le permitió convertirse en un experto en la materia, otorgándosele en 1993 el título de profesor de esta cátedra.


Luego de su pasantía en Sandoz es contratado por la empresa Agroisleña. Su nivel gerencial lo lleva a fundar nuevas sedes, logrando en corto plazo la sucursal de San Cristóbal (Tac). Estando en funciones en la importante distribuidora agrícola es invitado a ejercer como profesor en la misma universidad donde se había graduado (UNET) lo que acepto de inmediato sin importar que el ingreso económico fuera menor. El paraninfo universitario fue su segunda casa, allí se convertirá en el orientador académico, en el consejero, en el amigo de sus estudiantes y colegas, pero sobre todo se convertiría en “El Arboricultor”. Destacaría además de manera sobresaliente como luchador social, folclorista, poeta y muchas facetas más, ya que era inquieto e insaciable en el aprendizaje.


Para sus amigos más cercanos fue Alfredo José Padilla Merchán incondicional y solidario, altruista en favor de todo el que necesitara su ayuda, apasionado deportista y promotor del deporte. Como arboricultor este digno guasdualiteño prestado al Táchira fue un sembrador incansable, practica y arte naturista que llevaba a cabo como ritual los siete días de la semana sin importarle compromisos temporales. Padilla Merchán siempre tenía un plan para un nuevo árbol, para un nuevo sueño, para una nueva vida. Fue un importante propulsor del Jardín Botánico de su entrañable UNET, participó sin fatiga en siembras masivas en parques e instituciones como la Clínica Médica del Rotary Club en San Cristóbal (Tac) donde estuvo a cargo del ornato exterior, igualmente en el Parque Ferial de Asogata, pudo visitar hace tres años a la Patagonia Chilena en un programa de siembra de coníferas, entre otras actividades inherentes a su pasión verde.


La madrugada del día martes 07 de junio de 2022, soltó sin contemplaciones “un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida”; lo incierto e inevitable apretaba el corazón de Alfredo Padilla, apretujándolo hasta detenerlo, dejando a su cuerpo sin corazón, y a su cuerpo sin vida. El reloj marcò las 3.am., el destino marcó su hora inescrutable. Lo supo el cóndor de los andes, negándose abrir sus alas en un cielo nublado de tristezas y congojas; también lo supo la paraulata llanera que en su mutismo atípico calló su sinsonte tempranero advirtiendo lo lúgubre, había partido el sembrador a los umbrales celestes.


Consternación y tristeza en sus familiares y amigos, silencio evasivo en el recinto universitario, mitigando el consuelo que volvió al arrullo de las rejas el vehemente arboricultor. A Padilla Merchán le sobreviven cuatro hijos: Alfredo José (arquitecto), María José (ingeniero), Juan José (ingeniero) y María Daniela de solo tres años, deja dos nietos: Juan Ignacio y Mateo Miranda Padilla. Daniela Pernìa, su última pareja de vida escribiría a su evocación unas sentidas palabras:


“Con amor a quién amor nos dio. Hoy 7 de junio recibí una triste noticia qué arruga mi corazón y, me deja ese vacío tan grande, y sin poderlo entender, se estremece mi vida al escuchar que Alfredo se ha ido al cielo. Pero, en este día tan largo y oscuro defino a un hombre que existirá uno en un millón. Alfredo José Padilla Merchán, bello ser que nos ha dejado cómo legado sus miles de enseñanzas y el eterno agradecimiento de estar con él. Alfredo fue un pastizal verde, un roble fuerte y erguido, un samán que nos arropa en pleno medio día, era la fragancia del estoraque en el potrero, la firmeza del corocito, un racimo de topocho, una totuma llena de frutos, un araguaney en plena floración, un madroño cargado, una guanábana grande y hermosa, un coco lleno de agua, una guayabita dulce, un mango de hilacha, un cotoperì frondoso, un flamboyán cargado de flores pero también de vainas.


Alfredo era remar sin descanso, un libro abierto, fantasía e ilusión llena de amor, emoción, felicidad, entereza, entrega, humildad, vivacidad, amistad, seguridad, y siempre dejando huella a donde iba, siempre dejando amigos a su paso, ese era nuestro Alfredo, con un corazón muy, muy grande, y una simpatía por la vida. Te llevamos y recordaremos en todos tus árboles y en los muchos más que sembraremos, así entenderemos que estás aquí aún con nosotros. Con amor: Danelia Pernìa”

Un hasta luego al arboricultor, paz a su alma.

 

Columna. Crónicas Alto Apureñas. Aljer “Chino” Ereú.

 ALJER “CHINO” EREÙ.-.

 

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