“La virgen negra”, filme dirigido
por Ignacio Castillo Cottin en 2008, se verá en 1° y 2 de septiembre en Venecia
en el marco de la exposición With Hands Signs Grow
Prensa. Patricia Aloy.
Los
organizadores de la exposición With Hands Signs Grow, el Grupo Odalys y la
Signum Foundation, que se presenta dentro de los eventos colaterales de la 59ª
Biennale di Venezia, idearon un ciclo de cine que los días 1° y 2 de septiembre
proyectará en la sala La Casa del Cine de la ciudad de los canales, tres
documentales relacionados con la Cueva de Altamira y la ficción venezolana La
virgen negra, ópera prima del cineasta Ignacio Castillo Cottin, simultáneamente
con el desarrollo del 79º Festival Internacional de Cine de Venecia, la Mostra,
que se llevará a cabo del 31 de agosto al 10 de septiembre.
El ciclo se
titula Heterodoxias I y, según explica el curador de With Hands Signs Grow,
Alfonso de la Torre, “nace en paralelo al proyecto colateral de esta Biennale
di Venezia que han impulsado el Grupo Odalys y Signum Foundation con el Museo
de Altamira. No es tanto un complemento como una deriva de las numerosas
reflexiones que han surgido desde With Hands Signs Grow”.
“Revisando la
filmografía sobre Altamira -prosigue el experto-, y viendo la película homónima
de Hugh Hudson, de 2016, que protagonizan Antonio Banderas y Golshifteh
Farahani, pensamos en lo singular que sería ofrecer un ciclo de miradas sobre
narraciones de lo que podríamos llamar un mundo no-comprendido. Al cabo, eso es
Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor con su hija María de la llamada
‘Capilla Sixtina’ del arte prehistórico, las cuevas de Altamira. Como todos
sabemos, Sanz de Sautuola, murió sin ver reconocido su hallazgo”.
Además de La
virgen negra, Heterodoxias I incluye la proyección de las películas Altamira
(Hugh Hudson, 2016, con Antonio Banderas); Altamira: el origen del arte
(documental de José Luis López Linares, de 2018), y El guardián de la cueva
(2018, también de López Linares). Sobre la selección del filme de Castillo
Cottin, dice De la Torre: “Esa especie de agujero negro de la historia -el no
reconocimiento del hallazgo de Sanz de Sautuola-, podría ser puesto en relación
con lo que sucede en La virgen negra, una película que se sitúa en un bello
contexto mágico, lleno de vericuetos hermosos y preguntas (como otra cueva). Es
sencillo, se trataba de poner un duplo de películas a dialogar”.
Por su parte,
el cineasta venezolano comenta que “cuando nos llamaron para invitarnos a
participar en este evento colateral de la Biennale di Venezia, no pusimos muy
contentos; tan contentos que de hecho me emocioné con hacer una versión de La
virgen negra, porque la vi hace como dos meses, después de casi diez años que
no la veía, y me entusiasmé tanto que empecé a hacer algunos ajustes; de hecho,
pedí el máster y posiblemente vayamos a proyectar en Venecia una edición
inédita de mi película. Este proceso ha sido una muy buena justificación para
hacer una nueva versión. Obviamente va a ser la misma película, pero con un
montaje especial para la Biennale”.
La virgen
negra cuenta cómo la vida de un pueblo pesquero del Caribe se transforma cuando
la virgen de la iglesia es cambiada por una advocación de María negra. ¿Qué
conexión encuentra Castillo Cottin entre su película y la exposición dedicada a
revisar en presente las dimensiones del arte prehistórico: “El mundo de La
virgen negra es bastante irreal; refleja, de alguna forma, una realidad
intervenida. Creo que esa es la razón por la que la película ha sido invitada a
Venecia”, concluye el cineasta.
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