Columna. Albañil de la Historia. Ramón
Ojeda Crusate.
El silbido
agudo nocturno tiene un poderoso vínculo con el más allá. No sé en otras
partes, pero en estos senderos de palma y sol, las ánimas que en realidad son
espíritus de ultratumba, se manifiestan con silbos muy finos que ponen la piel
erizada o de gallina.
El Silbón se
ha convertido en leyenda y vinculada a la superstición, costaría hacerles creer
a uds que lo he oído silbar y que mi abuelo
que nació en Dolores de Barinas, cuna de esta leyenda, con vehemencia me
certificaba la realidad de este aparato. Dicen que en Guanarito, portuguesa, es
la zona de mayores incidencias del espanto. He realizado algunas indagaciones
testimoniales de campo y todas han coincidido que esa leyenda es barinesa,
específicamente de sabaneta, veguitas, san Hipólito y Arauquita... Total el
poeta portugueseño le encontró puesto a este espanto realengo de la sabana y se
lo llevó para Quebrada Seca, Guanarito...
La leyenda
dice de un hijo muy mimado de sus padres que llegó a hombre dependiendo de sus
padres. Ellos satisfacían sus vicios y caprichos. Esa dulce vida la entregó a
la borrachera y las parrandas con hermosas mujeres. En una ocasión invitado
para una fiesta famosa, sus padres no pudieron cumplir su capricho, lo que
enardeció al mentado joven al extremo de asesinar a ambos y extraerle las
vísceras para comérselas.
Relatan que
antes de morir el agonizante padre le profirió la maldición de por vida; andar
con las osamentas de ambos en un costal asustando los parranderos y tomadores.
Desde ese día en los caminos oscuros empezó a desandar un espanto con un
extraño silbido atemorizando los parranderos. Aquellos que se pasaron de
valiente le asestaban el saco con los huesos que carga siempre sobre sus
hombros. Algunos dicen haberlo visto y lo describen como un hombre
extremadamente alto, su cara disecada mostrando los dientes, sombrero y las
piernas son tan largas que sentado le pasan por encima de la cabeza.
Los
parranderos del llano han logrado descifrar que este espanto mayormente sale en
el mes de mayo, mes del silbón y en ese espacio de tiempo, evitan andar de
noche por caminos culebreros. Cuentan que un incrédulo llamado Juan Hilario
desafió las advertencias de sus amigos y se fue para un baile que había en
Quebrada Seca. En el camino estuvo un encuentro con el fantasma que lo dejó
tullido para toda la vida..
Era por el
mes de mayo
como a las
seis de la tarde
habían
grandes tempestades
y relámpago
en el aire.
No vallas
para la fiesta
le dijeron
Juan Hilario
que en
tierras de portuguesa
el silbón te
está esperando..
El poeta
Evelio Pérez Crusate, un estudioso de las costumbres portugueseñas, en una sus
tantas andanzas tras lo auténtico y vernáculo de su tierra, me comentó que una
vez en las montañas de "Caño indio", en donde lo invitaron para una
fiesta criolla, los encerró el silbón después de la media noche... En pleno
baile de joropo, les empezó a silbar sobre el caballete de la casita de palma
que hacía estremecer las horconaduras de mora, algunos vecinos estimulados por
el alcohol lo desafiaban gritándole "Salsipuedes" y creo que eso hizo enardecer más el espanto
porque inmediatamente rastrillaba como un saco de huesos por la techumbre del viejo
rancho y ya amaneciendo lograron "auyentarlo asusando" el perro
"tureco"...comentaba haber vivido su peor experiencia y se quedó con
una sordina por un tiempo... Finalizó su relato afirmando que era un monstruo
del terror y todavía siente ver la sombra zigzagueante sobre los tirantes de la
humilde vivienda...
Originalmente
este espanto lo empezaron a llamar el finfín, La leyenda así los vincula, la
influencia de un escritor lo llevó a un lugar determinado pero su espacio es
mucho mayor, alcanzando toda la llanura colombo--- venezolana.
El silbón o
el finfin le encanta el aguardiente y lo atraen los bebedores fantoches. En lo
personal he leído y oído muchas historias donde refieren su presencia por estos
lados del Apure...Por eso, puedo decir que lo conozco de refilón, aunque en mi
juventud, cuando la luz eléctrica del pueblo se le suministraba hasta las 10
PM, era casi normal oírlo silbar y es de
imaginar, que no era para tomar en juego esa cosa. No soy porfiado, a mí si me
asusta ese aparato ñero por lo feo que
silba...
Aún existen pueblos del llano, en donde
todavía desanda esa maldición asustando a los Cristianos... aprecio a todos mis amigos(as) de las redes sociales con
quiénes interactúo, les aconsejo que se me cuiden de este espanto, en especial
los fines de semanas, porque pueden tener su encuentro con el silbón por andar
chupando de guapetón... Saludo
LA LEYENDA DEL SILBÓN._
Autor: Ramón Ojeda Crusate
ELORZA agosto 2022
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