Columna. Crónicas Alto Apureñas. Aljer
“Chino” Ereú.
LICEO
FERNANDO CALZADILLA VALDÈS
“PATRIMONIO
EDUCATIVO CULTURAL GUASDUALITEÑO”
Fernando
Calzadilla Valdés
un liceo con
propia historia
con
fructífera trayectoria
formativa en altivez.
DEDICATORIA: Reseña dedicada a todos los estudiantes, profesores, empleados y obreros del liceo Fernando Calzadilla Valdés, tanto a los de ayer, como a los de hoy y a los del mañana.
AGRADECIMIENTO:
A los profesores Ángel Ruiz y Yadira de Contreras. A la amiga Nancy Carrasquel,
así como a Oswaldo Sereno, Mireya Taquiva y Rafael Lugo, por sus informaciones, insumo que fue de utilidad
para sustentar en parte lo presentado.
INTRODUCCIÒN.-
Dentro del
contexto histórico del otrora pueblo de cuatro
calles en retículas, convertido ahora en ciudad intermedia, todos sus
elementos deben ser abordados de una
forma particular, esto para poder entender la dimensión histórica general en
sus épocas lejana, cercana y contemporánea. De este principio investigativo surge
entonces la obligatoriedad de reconstruir el pasado guasdualiteño de la manera
más objetiva y exacta a través de un proceso amplio de búsqueda informativa,
tomando en cuenta para dicho fin: todas las fuentes posibles, siendo ellas
orales y documentales.
La reseña
sobre el glorioso liceo Fernando Calzadilla Valdés que a continuación se
presenta, se fundamenta en ese método histórico, entendiendo, que este
importante centro de enseñanza desde sus inicios ha sido un acompañante del
modelo civilizatorio de nuestro componente humano generacional, considerándolo
un verdadero patrimonio cultural del municipio Páez, correspondiente de un
profundo sentimiento de pertenencia y, que además merece
sin duda alguna que su retrospectiva se preserve en el tránsito del
tiempo para el conocimiento de las nuevas fecundaciones de guasdualiteños y
foráneos.
Por esa razón
y, en agradecimiento a nuestra institución aristotélica, en donde cursamos
nuestra educación secundaria, hemos estructurado en una agrupación de párrafos
los aspectos más resaltantes del paraninfo, esperando que sea del agrado de los
lectores, siendo el sincero deseo que se avive esa identidad casi perdida, y
que se pregone donde tenga que pregonarse el lema enaltecedor: “Fuimos
liceístas, somos del Fernando Calzadilla Valdés”. Siendo así, habrá válido
nuestro empeño y esfuerzo por colocar nuestro granito de arena en la
recuperación de nuestra verdadera esencia histórica cultural.
1.-ANTECEDENTES.-
1.1-LLEGADA
DE ELIEZER PINTO A GUASDUALITO
Llegaría Pinto
a nuestro pueblo como El Amigo Manso (Máximo) personaje principal de la novela
con el mismo nombre, escrita por el dramaturgo canario Benito Pérez Galdós. Es
éste Manso un profesor de idiomas y filosofía, idealista destacado por su
sapiencia y ética, que dejaría huella en un Madrid naturalista. Así mismo
Gabriel Eliecer Pinto un excepcional educador colombiano llegaría en 1960 al pulverulento Guasdualito
de la época, trayendo en su intelectual y analítico pensamiento ideas
civilizatorias, siendo la primera de sus iniciativas fundar un liceo público en
donde se impartiera la oferta de educación secundaria con criterios de vocación
y excelencia.
Desde un
primer momento la propuesta logra buena aceptación. Se efectúan varias
reuniones y se suman al proyecto personalidades como Eugenio Vidal Carabia,
Toco Toco Padilla, el bachiller Rafael Hurtado, Manuel Arroyo, Silva Gallardo,
el doctor Darío Barreto Paz, Rodolfo Pozsonyi, Antonio Tortolero, el padre
Heraclio Aragón, Lázaro Hernández y otros hombres de avanzada que creyeron en
el ideal de Pinto.
1.2-EL LICEO
LIBERTADOR.-
Arribaría el
año 1961. En el segundo mes del calendario (febrero) inicia funciones el Liceo Libertador en el
Edificio García, propiedad de don Pedro Daniel García, ubicado al lateral izquierdo
y casi al final de la avenida Miranda, a pocos metros de la entonces iglesia
Nuestra Señora del Monte Carmelo. En cuanto a la matricula inicial el
desaparecido y apreciado Exer Fulco en su compendio “Crónicas de Mi Tierra”
dejaría grafiado lo siguiente: “El registro inicial fue de 61 alumnos,
seccionados en 33 hembras y 28 varones... (p.40) (Fin de cita).
Meses más
tardes en el segundo periodo escolar se incorporan a la formación pedagógica
los galenos Neftalí Quintero y Egidio Guevara, como también los preceptores,
Adrián Tesch, Ramón Colmenares y Aníbal Ostos. Para ese año la cámara municipal
representada por Carlos Padilla Hurtado y el estimable Ezequías Arroyo, en sus
condiciones de representantes del ayuntamiento municipal, brindaron el máximo apoyo
económico a la obra educativa, que redundaría en la formación integral de
varias generaciones de guasdualiteños.
Indudablemente
de una personalidad institucional contemplativa fue la del aquel memorable
grupo profesoral. Movidos por la querencia a su tierra y a su gente, apostaron
por sembrar saberes en aquellos discípulos que se espigarían en un corto y
mediano plazo como hombres y mujeres estimables y fructíferas. Ad honoren y en
desprendimiento fueron sus bien dadas y recibidas enseñanzas. El impacto
positivo de la iniciativa y la creciente demanda estudiantil hace que los
directivos decidan mudar el liceo a la antigua casa de los Grieco Laporta, al
fondo de la Avenida Miranda, específicamente antes de la entrada al barrio El
Gamero.
Ese mismo año
por sugerencia y ordenanza de la Cámara Municipal pasa a designarse Liceo
Municipal Libertador, el mismo ente
municipal asignaría una partida presupuestaria para cubrir los gastos
más apremiantes. Algunos de los alumnos precursores del Liceo Libertador
fueron: Leoncinio Urrutia, Oliva Murci, Alì Macías, Clara Ramírez, el poeta
palmariteño Rafael Gallardo Zapata, Edgar Maiorana, Narcisa López, Mapi
Hurtado, Hernán Bustos, entre otros abnegados educandos que fueron iluminados
por el faro alejandrino Libertador. En
la sede de tablones funcionaría hasta 1964. Para el periodo lectivo 1965-1966
se estrena la nueva instalación edificada con techo de eternit y bloques,
localizada en la intersección de la
avenida Miranda y calle El Marqués del Pumar.
1.3-EL LICEO
FERNANDO CALZADILLA VALDÈS
Para el año
1969 el Consejo Municipal del Distrito Alto Apure estructurado por los
ciudadanos José Ignacio Villafañe (presidente), Rosalbina Merchán de Padilla
(vice presidenta), José Bocaranda Leytòn (segundo vicepresidente), Luis Barreto
Méndez (sindico), Antonio Stella Lemus, Pedro Ramírez y José M. Briceño Torres,
por acuerdo unánime en sesión ordinaria número 12 con fecha 12-03-69,
autorizan la construcción del nuevo
liceo en el barrio aledaño conocido como Las Carpas. En los antiguos potreros
de Cipriano Cabanerio, y posteriormente cedidos en venta a Jacinto Maldonado,
se construye la moderna sede que contempló en el proyecto inicial aulas
espaciosas, oficinas administrativas, así como amplios corredores, salón múltiple,
estacionamiento, pabellón, instalaciones deportivas, contando con suficiente
espacio para futuras ampliaciones.
Previamente
el proyecto fue respaldado y aprobado por Héctor Hernández Carabaño Pérez, ministro de educación para la fecha. El
epónimo elegido para la institución fue
el de Fernando Calzadilla Valdés, en honor a la memoria del médico, ganadero y
escritor costumbrista apureño.
En septiembre
de 1972 arranca funciones el nuevo liceo para la culminación del año lectivo
1971-1972. Constancia de este comienzo institucional se verifica en los
archivos de la profesora Maritza de Mata (+), revisados por su hija Carmen
Julia Mata Fulco, sub directora actual del centro educativo. La responsabilidad
de la dirección la tendría el Licdo. Nelson Márquez Moreno, mientras que el
plantel docente lo integraban: Adrián Tesch, Eugenio Vidal, Cecilio González,
Emilio Abunassar, Rosa de Flores, Rafael Hurtado, Trina Michellangeli, Oscar
Franco, Alfredo Marcano, Eduardo Flores, Ramón Arellano, Enrique Sánchez,
Carmen Alicia de Guerrero, Julio Largo, Freddy Carrero, Julio Urdaneta, Domingo
Irwin, Nelson Angulo, Eduardo Gutiérrez,
la profesora Carmen Rosa y otros preclaros preceptores, todos dignos de
reconocimientos por sus dignos y nobles servicios. La primera promoción de
bachilleres egresaría en julio del año 1975, siendo presidente del comité pro
graduación Rafael Eduardo Padrón y padrino de la promoción el profesor Julio
Urdaneta (+).
1.4-OTROS
DIRECTORES, PROFESORES, SECRETARIAS Y OBREROS DEL LICEO FERNANDO CALZADILLA
VÀLDES
En este punto
es necesario expresar agradecimiento a todos los directores, profesores,
secretarias y obreros que con vocación y abnegación han laborado en el
transcurso del cronos en nuestro distinguido centro de estudios, fortaleciendo
con sus esfuerzos y aportes tangibles al actor pensante guasdualiteño, verdaderos cultivadores de saberes y de buen ejemplo en
la fértil tierra alto apureña.
Por ello es
meritorio hacer mención a buena parte de ellos, escapándose sin querer de
nuestras arcas mentales los nombres de algunos, a los que respetuosamente se
les pide disculpas, igualmente correspondientes de nuestros afectos y
consideraciones. Un buen número de los precursores vendrían del estado Táchira,
otros de estados vecinos y otros nacidos en nuestro pueblo. En tal sentido, se
mencionan a los directores: Juan Amaya, Cesar Arturo Porras, Rafael Guillen,
Luis Rey Rojas, Enrique Sánchez, Ingrid Núñez, Maritza Mata de Fulco, Ingrid
Núñez, Yoleima Molina, Carlos Gómez (+), Haydee Núñez, Norelis Roa, la profesora
Daysi Páez. En referencia al ciclo nocturno algunos de sus directivos han sido:
Luis Lozada, Leoncinio Urrutia, Ángel Ruiz, Josefa Barrios, entre otros. En la
actualidad el profesor Bladimir Briceño junto a una comisión especial es quien
lleva las riendas funcionales del liceo.
En ese orden,
se hace justa mención de los siguientes profesores: Daniel Salguera, Omar
Salazar, Erney Rangel, Indalecio Salas, Leopoldino Araque, Tulia de Gómez,
Mirian de Mendoza, Simón Rangel, el doctor Colmenares, Esperanza Ramírez,
Asdrúbal Mendoza, Moncadita, Henri
Quintero, Gustavo Pulido, Argenis Taquiva, Mirian de Mendoza, Esperanza de
Taquiva, German Maiorana, Denise Sandoval, Yolanda de Zarate, Yahaira Panza,
Zuleyma Chacón, Pedro Bastidas, Marilene de Bastidas, Simón Rincones, Luis
Méndez, Olga de Sanabria, Alba Lobo, Dorsi Sánchez (+), Orlando Bermúdez, Luis
Alfonso Sanguino (+) primer orientador del liceo, Orlando Palencia, Alfredo
López, Yadira Ruiz de Contreras, Delfina Rondón, Iván Colmenares, Luis Alberto
Torres, los Fulco: Freddy, Yosmar, Arnoldo y Francisco, Nelson Mercado, Gisela
Grimàn, Carmen España, Alexis García Taquiva, Yelitza Zapata, Angélica de
Castillo, Maritza García, Aura de Coronet, Dilia Zapata, Josefa Altamiranda,
Mercedes Molina, Flemin Sequera, el profesor Cardoza, Carmen Julia Mata, y
otros más que sin duda estarán presente en los recuerdos gratos de quienes
pudieron ser sus alumnos.
No podría
darse por ultimada la reseña sin reconocer el aporte de excelentes secretarias que cumplieron y otras que
cumplen actualmente funciones de forma eficiente en la institución,
contribuyendo con sus partes a la buena gestión administrativa del liceo
Fernando Calzadilla Valdés. Por esta razón tenemos que referirnos a: Wuilpia
Puerta, Zenaida Ruiz, Enma Murci, Luz Castillo, Edecia Escobar, Rosa Quintero,
Alba Rosa Espinoza, Carmen Martínez, Marlene Padrón, Mirian González y Sunilde
Rondón, como empleadas diestras y
hábiles que respaldaron con sus conocimientos los sistemas de evaluación,
archivos, documentación y demás tareas inherentes a lo administrativo, para
ellas nuestro reconocimiento y afecto. Igual reconocimiento a los obreros:
Manuel Amador “El Negro” Ortiz, a la recordada Manana, a Beludis Barrios (+), a
Burgos Quintero y a Estilita Barrios, a
quienes recordamos ejerciendo sus labores siempre con agrado.
Como párrafo
final. Al liceo Fernando Calzadilla
Valdés lo visitamos hace pocos días, embargándonos los recuerdos y nostalgia de
nuestros años de estudiante de secundaria. Al entrar en la instalación
revivimos abriles buenos, años que pasaron apresurados. Al entrar recordamos a
nuestros profesores y compañeros de estudios, ya esparcidos por la geografía
nacional y fuera de ella, unos ya ausentes de lo tangible, observamos con detenimiento
el salón múltiple en donde recibimos nuestro título de bachiller, observamos
sus pasillos, el recinto de la bandera, entramos a las sagradas aulas donde
cumplimos los cincos años reglamentarios.
Allí
estuvimos, allí quedaron nuestras mundologías convertidas ahora en agradables
recuerdos que estarán presente mientras tengamos existencia terrenal. Podemos
decir entonces con orgullo preclaro: “Fuimos liceístas, allí se iniciaron
nuestros caminos, en nuestro liceo Fernando
Calzadilla Valdés, un Patrimonio Cultural Guasdualiteño”. Para despedir, lo siguiente:
Allí
estuvimos
y en él
estudiamos,
en él iniciamos
nuestros
caminos.
Ayer nos
vimos
como aquella
vez
en las aulas
del Calzadilla Valdés.
ALJER “CHINO” EREÙ.-.
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