Escrita por Ramón Ojeda Crusate
ELORZA octubre 2022
Vayamos
aquellos tiempos verdaderamente calamitoso, en duros escenarios hostiles y
complicados del llano, especialmente en la época propicia del invierno, muy
aflictiva para los arreos de ganados, levantados
sobre extensiones de sabanas inundadas, ríos y largos esteros crecidos, que a
cada paso se requería peripecias llaneras para ir solventando tantas
adversidades encontradas... Peones camineros arreadores que avanzan al paso del
ganado, el compás de incidencias son
esquivadas por lances, confiando siempre en la resistencia del cuerpo curtido
de esos enormes viajes, donde se tocan horizontes trás horizontes....
Constituye el
arreo una faena tradicional de la llanura apureña, lleno de adversidades y sin
sabores inherentes a la tierra...Arrear ganado por largas distancias, es un
desafío de la muerte a campo abierto, simplificado en amenazas sobre la faz de
esas tierras de mudas soledades...Las torrenciales lluvias fuertes y copiosas
de atascarales son acompañadas casi siempre con el fusilazo del relámpago a la
intemperie, que en el curso de la historia, nunca se sabrá cuantos hombres,
caballos y ganados dejaron tendidos en cuerpo inerte a sabana abierta, producto
del centellazo...o el sin número de ríos, caños y largos esteros crecidos, en donde
habita el caimán del Orinoco o la peligrosa anaconda...tampoco es calculable el
número de víctimas desaparecidas...Todo es un contratiempo hasta no llegar al
destino; Fieras y culebras ponzoñosas, fugas nocturna de las madrinas de
caballos y los embistes del ganado maranto...sumados al sol bravo del llano que
provoca la insolación o tabardillo en hombre y montura...todo eso y un poco
más, lleva consigo la faena de un arreo...El llanero que vive siempre o
responde a sus corazonadas, cuando le toca tomar camino, levanta la mañana con
un larguísimo grito, tal vez mostrando el control del rebaño andante, sometido
a la voz de mando del caporal, su rostro no muestra ningún rastro de
fatiga...abre el día con nuevo brío y musita: "Arreo, arreo y Dios me
ayude"...
Existe una
referencia histórica en el arreo señalado por José Antonio Páez, en su
autobiografía durante el proceso de la independencia... salió desde el de
pueblo Achaguas, el 10-05-1821, llevando como tripulación 1500 hombres,
arreando 2000 caballos y 4000 novillos, que aparte de ser una hazaña poco
conocida ni debatida en los espacios sociales venezolanos, también fue una
operación militar indescriptible donde atravesaron el Apure por el Paso
Enriquero hacia Araure- San Carlos-Carabobo,.. para tener una idea de esta realidad
Revisemos un poco lo relatado por Páez: "no son de contar las molestias y
trabajos que nos hizo pasar, durante nuestra marcha la condición de tan Nro de
animales, todas las noches los caballos se escapaban en tropel sin que bastaran
los hombres para detenerlos en la fuga".. Pero las maniobras del jinete
apureño son vibrantes, impetuosas, desafiantes y llenas de voluntades, con el
vigor y empuje formidables para apagar las rebeldías y siempre con su canto de
tonada, amadrina todos sus sinsabores:
Por los
caminos del llano
voy mis
cantares dejando
el viento va
recogiendo
las coplas
que voy cantando
Un apureño
bien remontado y con un trago de café no reconoce travesía y el paño de sabana
marca los rumbos baqueanos con el ganadaje arreado, mantiene su fe en el patrón
y sus Ángeles, es que el llanero es conceptuado como supersticiosa por su
connotada malicia, en la novela Doña Bárbara el escritor Registra la presencia
de un ánima milagrosa conocida como el ánima del "Ajilerito", ubicada
en la senda del arreo hacia el paso del Samán de Apure, personalmente no me
queda la menor duda que se refiere al Ánima de Mata de Silva, la cual el
llanero arreador de estos lados le tiene una excesiva confianza y ella les daba
suerte para el juego de ajilei y dado, entre los compañeros de viajes de esa
manera terminó siendo el ánima de los apostadores en ajilei...
En el día a día, todo llanero se reinicia,
sin acusar cansancio ni desgaste físico...
Como si el trabajo fuese un vicio, porque hasta cantando adereza el
reposo frente a la naturaleza bravía:
Los tres amores que tengo
ya los voy a enumerar
buena silla, buena soga
y buen caballo pa' arrear...
Ya no quedan
esos caminos en donde se picaba ganado
por punta...El hombre en su afán de domesticar sus costumbres acopió la
comodidad pero perdió el encuentro formal entre hombre y llano, donde se
reconocían mutuamente en bravura, la sabana bella y temible a la vez,
acariciada por el Centauro que tiene el linaje de los arreos y paraderos de mil
caminos....
Autor: Ramón Ojeda Crusate.
Cronista del Municipio Rómulo
Gallegos.
Elorza, Octubre 2022.
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