La desidia enturbia aguas transfronterizas. Así se titula el especial de Medianálisis que explora las implicaciones internacionales de la proliferación del verdín en el lago de Maracaibo, así como de los derrames petroleros en las costas de Falcón.
Equipo de Medianálisis
La proliferación del verdín en el lago de
Maracaibo y los derrames petroleros crónicos en las costas de Falcón amenazan
la salud de los ecosistemas y de los pobladores de las zonas afectadas. El
deterioro ambiental avanza en medio de la ineficacia del Estado venezolano para
mitigar los riesgos. Los cuerpos de agua en peligro traspasan fronteras
nacionales y, por ello, su preservación amerita acciones coordinadas de los
gobiernos involucrados.
En el especial “La desidia enturbia aguas
transfronterizas”, Medianálisis va más allá de los efectos
visibles del verdín y los derrames petroleros, para explorar las
responsabilidades compartidas por el deterioro ecológico.
Mediante dos reportajes, fueron abordados dos
aspectos poco atendidos por las autoridades e, incluso, por las organizaciones
no gubernamentales dedicadas a la defensa del medio ambiente: 1) el flujo de
aguas residuales por el río Catatumbo que desembocan en el lago de Maracaibo y
que suman fósforo y nitrógeno que alimentan el verdín y 2) la posibilidad de
que los derrames petroleros en Venezuela afecten a Aruba.
Con el apoyo de expertos y expertas, cuatro
reporteras de Venezuela, Colombia y Aruba
identificaron la dimensión internacional de los desequilibrios ambientales.
Mientras las autoridades venezolanas persisten en negar información, las
colombianas y arubianas no asumen como prioritario el control del verdín y los
derrames petroleros.
Los acuerdos binacionales e internacionales
para la preservación de los cuerpos de aguas transfronterizas han quedado a
merced de las tensiones diplomáticas entre los países que comparten mares y
ríos. Sin embargo, la desidia no aminora la gravedad de la situación sino, por
el contrario, la empeora.
Las comunidades zulianas y falconianas cuyos
modos de vida han sido trastocados son las principales dolientes. En Santa Rosa
de Aguas, por ejemplo, los habitantes sufren afecciones de la piel con cada
temporada del verdín. Los pescadores de Falcón, por su parte, se ven obligados
a desplazarse forzadamente por tierra y por mar en busca de aguas no
contaminadas por los derrames.
Entre las personas más directamente
perjudicadas cunde la sensación de abandono. En palabras de un pescador de Río
Seco: “Anteriormente, cuando ocurrían los derrames, nosotros llamábamos a
alcaldes y gobernadores, para que ellos participaran a PDVSA. Eso era rápido,
en cuestión de horas había presencia de técnicos en las zonas afectadas”. Los
académicos, por su parte, reclaman mayores recursos para investigar y ofrecer
soluciones sustentables.
Por si fuera poco, el aumento de las
temperaturas de los cuerpos de agua derivado del cambio climático añade un
factor de riesgo adicional que no figura en los reportes del Estado venezolano.
Revisa el especial aquí (enlace)