Internacionales.LaNación.com.ar. El presidente del Consejo Superior de Comercio Exterior de la Federación de Empresarios de San Pablo, Rubens Barbosa, criticó hoy las medidas comerciales que aplicó Argentina desde que asumió la presidencia del Mercosur y alertó: "La Argentina será responsable del final del bloque".
"En estos últimos seis meses de la presidencia argentina en el Mercosur se tomaron muchas medidas que prácticamente mataron al Mercosur", advirtió el dirigente empresarial brasileño en declaraciones a radio Mitre. "Todas las medidas fueron hechas sin consenso, la última fue la inclusión de Venezuela en el Mercosur", agregó.
Por otra parte, opinó que "era previsible" que la reunión entre la secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, y su colega brasileña Tatiana Prazeres termine "a los gritos", tal como ocurrió. Barbosa cuestionó las acciones que aplicó Argentina sobre el comercio bilateral con Brasil. "Son medidas restrictivas o trabas que van en contra de lo que preveía el Mercosur", sugirió.
"Argentina será responsable por el final del Mercosur", vaticinó el representante de los industriales de San Pablo para luego remarcar: "Este lío que está causando la Argentina perjudica tanto a los empresarios argentinos como brasileños". Barbosa aclaró que hablaba en representación del sector privado, donde creen que estas restricciones de Argentina complican mucho. "Incluso para empresas argentinas de capital brasileño", remarcó.
"Para el Mercosur lo que vale es la apertura", analizó Barbosa, quien también cuestionó el ingreso "sin ninguna negociación concreta" de Venezuela al bloque regional.
Editorial de la Nación.com.ar: El Mercosur, Paraguay y Venezuela
Internacionales. Editorial de la LaNación.com.ar. La decisión de los presidentes de la Argentina, Brasil y Uruguay de oficializar la suspensión de Paraguay en el Mercosur hubiera merecido un análisis más profundo, al tiempo que el inminente ingreso de Venezuela como miembro pleno al bloque regional en la próxima reunión del grupo, anunciado por Cristina Kirchner, constituye no sólo un craso error, sino una determinación presumiblemente nula.
El ingreso de Venezuela en el Mercosur se había visto dilatado, precisamente, por la respetable oposición del Senado paraguayo a que ello ocurriera, en vistas del lamentable estado de la desnaturalización del régimen democrático por parte del presidente venezolano, Hugo Chávez.
Aprovechar la suspensión temporal de Paraguay, producida una semana después de que Fernando Lugo fuera destituido de la presidencia por el Poder Legislativo en un veloz juicio político, para favorecer la incorporación definitiva de Venezuela al bloque regional contravendría sus propias reglas.
El Tratado Constitutivo del Mercosur dispone que para aprobar el ingreso de otros países es necesaria la "decisión unánime de los Estados Partes". Una suspensión como la aplicada a Paraguay no despoja al país sancionado de su membresía, por lo que, sin el consentimiento paraguayo, la decisión de aceptar a Venezuela sería nula.
La suspensión de Paraguay provoca no menos dudas e interrogantes. Fundamentalmente, porque llama la atención que el Mercosur -en un tema en el que se acusa a Paraguay de no haberle conferido al ex presidente Lugo su derecho de defensa- haya estado dispuesto a tomar una decisión de la envergadura de la adoptada, sin antes escuchar a los actores del propio Paraguay.
Existen en nuestra región tres instrumentos distintos, que de alguna manera se superponen, con los que se procura defender la democracia. Uno es la Carta Democrática Interamericana de la OEA, del 11 de septiembre de 2011, fruto del mandato de la Cumbre de Québec. Otro es el Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático del Mercosur, de 1998, consecuencia de los sucesos acaecidos en Paraguay en 1996. El tercero es el Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de Unasur, aprobado en Guyana, en noviembre de 2010. Cada uno de ellos es aplicable sólo a los Estados que, en cada caso, lo hubieran ratificado.
No todos esos instrumentos prevén las mismas soluciones. Respecto de la crisis provocada por la destitución de Lugo, el mecanismo de la OEA está ya en marcha. Su secretario general, José Miguel Insulza, ha dispuesto el envío de una misión a Asunción para analizar la situación e informar acerca de lo sucedido. Previamente manifestó que, en su entender, la destitución aludida se ajusta formalmente a derecho, aunque puede haberse vulnerado el derecho de defensa del inculpado. Ayer, en Mendoza, también entraron en acción los mecanismos del Mercosur, con la suspensión de Paraguay, pese a que su gobierno no fue invitado a la reunión.
El instrumento de la Unasur, presumiblemente, no podría utilizarse por cuanto aún no ha sido ratificado por Paraguay. Este protocolo es el único que agrega la posibilidad de aplicar sanciones económicas, tales como la posibilidad de suspender o limitar el comercio, el tráfico aéreo o marítimo, las comunicaciones o la provisión de energía u otros suministros, así como otras sanciones políticas. No habría consenso, de todos modos, para aplicar castigos económicos a Paraguay, de acuerdo con las declaraciones de los presidentes de la Argentina, Brasil y Uruguay.
Las declaraciones del presidente paraguayo, Federico Franco, quien señaló que la medida adoptada por los restantes países del Mercosur libera a Paraguay de la tutela de Brasil y la Argentina puede sorprender y desagradar. Sin embargo, no puede dejar de considerarse que el Mercosur ha sido hasta ahora una experiencia bastante frustrante para países como Paraguay y Uruguay, a los que la Argentina y Brasil, con insensibilidad, han dejado habitualmente de lado. A punto tal que, camino a Mendoza, el propio José Mujica dijo que Uruguay debe "tender sus propios puentes" comerciales con el resto del mundo, sin por ello "descuidar" al Mercosur, para no perder el primer y tercer socio comercial de su país, por Brasil y la Argentina, respectivamente. A lo que agregó que "hay que seguir avanzando con Brasil", lo que trasluce asimismo su frustración respecto de la relación con la Argentina.
La prudencia y el equilibrio no parecen haber caracterizado la reunión del Mercosur, que alcanzó su punto más grotesco con las lamentables declaraciones previas del canciller Héctor Timerman, quien afirmó que "no van a golpear a Cristina como golpearon a Lugo y a [Manuel] Zelaya" en Honduras, al tiempo que acusó a La Nacion de respaldar un golpe institucional en Paraguay, haciendo una tan particular como equivocada lectura de nuestro editorial del martes pasado. Una comprobación más de que el gobierno argentino prefiere seguir viendo fantasmas y sembrando resentimientos, en vez de escuchar las demandas de una población que sufre cada vez más los golpes de una política con claros sesgos intervencionistas y autoritarios.