Editorial del Semanario Notisemana: Alé Limón

Editorial. Notisemana. La gota de agua que terminó colapsando el puente de Cúpira en el estado Miranda es un signo de desdén, la falta de mantenimiento de la infraestructura nacional si bien no es mal nuevo, se acrecienta con la vejez de nuestras arterias de comunicación. Para el desarrollo de los estados es vital el acercamiento entre ellos, las vías son las venas del país, y si están obstruidas estamos al borde de un infarto. Los puentes provisionales son sinónimo de eternidad en nuestro país, su fecha de caducidad está relacionada a tragedia. La obra de envergadura de la quinta es el viaducto de la autopista Caracas-La Guaira y esta dio porque hubo colapso. La materia de prevención y de actuar antes del caos, sigue siendo imposible de aprobar. Lo nuestro son las emergencia,  la incomodidad y vivir acostumbrados a la incomunicación. Oriente se aleja de Caracas porque no hay voluntad, solo egoísmos. La centralización es lo que tiene, una visión muy lejana de los problemas pequeños que en realidad son enormes. Al igual que el puente de Cúpira que sucumbió ante la desidia, el puente de La Cabrera en la autopista regional del centro, clama y llora a diario, avisando que puede partir el país en dos partes si no se actúa a tiempo. Así como esos puentes, hay decenas en el país que dejaron de ser atendidos por las gobernaciones al perder atribuciones y pasaron a un gobierno nacional que lo cruza a 10 pies de altura en cómodos aviones. Es hora de dejar atrás la política y unir esfuerzos, el país está destrozado y las distancias aumentan. Nadie sabe cuando dura un viaje.