La espada que camina en el Olimpo
Editorial de Notisemana. La espada que camina en el Olimpo. En una Venezuela absolutamente polarizada de extremo a extremo, el oxigeno que significa el logro de un venezolano fuera de nuestras fronteras, nos recuerda que somos más unidos de lo que se nos pretende hacer ver. Las redes sociales se pintaron de un solo color el miércoles, el color del Oro que hacía brillar a un atleta tricolor en la Olimpiadas de Londres. La filosa punta de su esgrima, fue cortando una a una las cadenas que nos mantienen separados por culpa de la ingrata poliquería que nos absorbe a diario. Ha sido Rubén Limardo quien nos hizo recordar por un momento que somos todos hermanos y lo estéril de nuestras disputas cotidianas que no deberían pertenecernos. Ese miércoles fuimos venezolanos iguales, sin distinción, nadie preguntó la condición política de quien estaba a su lado para brindar con él el triunfo del oro. Los abrazos fueron de un mismo color. A la espada de Limardo le debemos la bandera blanca que nos dio tregua en plena campaña electoral, esa paz necesaria y esa alegría obligada. Que no vengan ahora lo políticos a robarnos el momento.
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