Prensa. Reuter.
En medio
de críticas a la Iglesia, 115 cardenales deben decidir quién será el sucesor de
Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO AFP-AP
La jerarquía de la Iglesia
Católica comienza mañana el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI,
el primer pontífice en siete siglos que renunció al cargo, consciente del
desafío histórico que deberá encarar el nuevo Papa frente a la grave crisis que
atraviesa la milenaria institución religiosa.
Al frente de una Iglesia sacudida
por escándalos y la pérdida de credibilidad en la sociedad moderna, 115
cardenales electores, deberán escoger en un plazo relativamente corto al
pontífice número 266 de la historia, mientras su predecesor, de 85 años de
edad, está en la residencia papal de Castel Gandolfo.
El solemne rito de la elección será realizado en la imponente Capilla Sextina,
de donde saldrá la célebre fumata o humareda blanca que anuncia al mundo la
elección del Papa.
Los cónclaves del último siglo
han durado un máximo de cuatro días porque el ritmo de cuatro votaciones
diarias acelera el proceso.
Desafíos de la Iglesia. Al
iniciar una nueva era para la Iglesia, más de 150 cardenales han abordado por
casi una semana en el Vaticano los asuntos más espinosos de la
institución, que permitirán definir el perfil del próximo líder de 1.200
millones de católicos.
El nuevo Papa deberá combinar
capacidades administrativas y organizativas, mantener las tradiciones y ser
también políglota y carismático, además de comprometerse a reformar a fondo la
curia romana, blanco de duras críticas después de los escándalos de Vatileaks,
por una trama de abusos de poder, tráfico de influencias y hasta sexo.
Misas. Los cardenales se tomaron un respiro en las
conversaciones que preceden al cónclave para celebrar misas dominicales en las
parroquias locales.
Católicos y curiosos atestaron las iglesias, provistos de teléfonos móviles y
cámaras de foto y videos. Está previsto que esta semana cientos de miles de
visitantes lleguen a Roma.
Preparativos. Ayer finalizaron los preparativos con la
instalación en la Capilla Sixtina de la chimenea que permitirá anunciar al
mundo el momento en que se haya tomado la decisión.
En el interior de la Capilla
Sixtina, los trabajadores engraparon una alfombra de fieltro a un piso falso
sobre el suelo de piedra. Ese piso sirve para impedir el funcionamiento de
teléfonos celulares o de aparatos para escuchas telefónicas y evitar desniveles
que puedan ocasionar accidentes.
En la esquina trasera de la
izquierda está una estufa, una estructura de hierro fundido de un siglo de
antigüedad, en la que se queman los votos para comunicarle al mundo si ya fue
elegido el Papa.
Luego de años de confusión sobre
si el humo era negro o blanco, el Vaticano instaló en 2005 una estufa auxiliar
en la que se encienden cartuchos de fumigación. El humo de esos cartuchos se
combina en la chimenea con el humo de los votos, sube por un conducto de
cobre entre los muros de la Capilla Sixtina, pasa por una ventana y sale por el
techo, donde los bomberos instalaron la parte superior de la chimenea.
Bajo los frescos de Miguel Ángel
Los 115 cardenales electores,
provenientes de 51 países, se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir al
nuevo Papa, que debe obtener 77 votos. La jornada comenzará con la misa Pro eligendo Romano Pontifice en la
basílica de San Pedro. Los cardenales desfilarán de la Capilla Paulina a la
Capilla Sixtina.
En la Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel, después de haber jurado
mantener el silencio so pena de excomunión, el maestro de ceremonias pronuncia
el Extra omnes (Fuera todos), que ordena que salgan aquellos que no tengan nada
que ver con la elección.
Los purpurados tienen prohibido
todo tipo de comunicación con el exterior. El último acto del cónclave es la pregunta que hacen tres cardenales al
elegido: "¿Aceptas tu elección como sumo pontífice?" A la respuesta
afirmativa, seguirá otra pregunta "¿Quo nomine vis vocari?" (¿Cómo
quieres ser llamado?).
Luego de ser congratulado por los cardenales, el sucesor del Papa alemán se
dirigirá a una habitación donde le esperan los hábitos papales (de tres tallas)
para vestirse. Suele ser llamada la “Sala de las Lágrimas” porque todos los
elegidos, sin excepción, lloran allí ante la magnitud de la responsabilidad que
acaban de asumir.
Se asoma al balcón de la basílica de San Pedro después de que el protodiácono
pronuncie el célebre Habemus papam para ser presentado al mundo.
Los papables
Sin un favorito claro, la lista
de papables incluye europeos, italianos, suramericanos, africanos y un
filipino. De los 115 príncipes de la
Iglesia con derecho a votar por ser menores de 80 años, 60 son europeos (28
italianos), 19 latinoamericanos, 14 norteamericanos, 11 africanos, 10 asiáticos
y 1 australiano.
En el abanico figura el brasileño
Odilo Scherer, de 63 años de edad, arzobispo de Sao Paulo. También incluye al
italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán, de 72 años. Otro papable es el
canadiense Marc Ouellet, ex arzobispo de Quebec, de 67 años de edad, conocido
por su rigor.
El cardenal de Ghana, Peter Tuckson,
de 64 años de edad, puede estar entre los elegidos, así como el argentino
Leonardo Sandra, de 69 años.