Opinión. Félix
Velázquez.
Ya
las cartas están echadas, el Domingo 14 de Abril, Venezuela se estará jugando
el futuro de casi 30 millones de habitantes. Se medirán dos visiones de país,
la del gobierno, que es la del culto a
la pobreza, el trueque, las regalías a otros países, los apagones, los
refugios, la devaluación, la inseguridad y por sobre todo las violaciones a los
Derechos Humanos.
El
otro modelo político es el de la inclusión, el reencuentro, la reconciliación,
fortalecer la inversión privada, dotar a los hospitales de insumos, aplicar
políticas de seguridad ciudadana que puedan disminuir o erradicar la delincuencia,
ver a nuestros barrios cambiando sus casas por complejos habitacionales dignos,
que se multipliquen los empleos, que nuestros jóvenes puedan tener futuro y por
sobre todo podamos vencer la pobreza.
Ver
a Venezuela desarrollándose como Brasil, Perú, chile, es el sueño de muchas
personas que se levantaran temprano a votar. Es por esta razón que no podemos
quedarnos en la casa viendo que pasa o quien gana, es la hora de estar
comprometido de cuerpo presente, espíritu alma y corazón en armonía con la
democracia y los valores democráticos.
Ya
se acabó el tiempo para gobernar a
Venezuela como un cuartel, para ver a los otros como traidores y, no como
hermanos, es el momento de frenar los atropellos a los medios de comunicación
para permitir que todos los medios de comunicación diga su verdad sin miedo a
represalias.
Es
de vital importancia que los empleados públicos que piensan diferentes voten
sin miedo, pensando en un cambio, que no te obliguen a marchar, que te valoren
por tus estudios o capacitación y no por pegar propagandas de un apartido o
ponerse franelas de un color. Los empleados públicos tienen en sus manos el
poder de cambiar el rumbo de las instituciones venezolanas, para que no siga
reinando la corrupción, la complicidad y el despilfarro de recursos en los
diferentes Ministerios.
En
este mismo sentido le hacemos un llamado a los sectores populares del país para
que se mantengan de pie como los árboles y no se dejen engañar con falsas
promesas, que se revelen ante la tiranía y le demuestren al mundo que vivir en un barrio no es para
condenarlo a la miseria, si no para ayudarlo a encontrar el éxito y la
superación.
Todos
a votar por Venezuela, porque Venezuela somos todos. Recuerden que tenemos más
futuro que pasado, las penas y las resignaciones se deben dejar en las urnas
electorales, para renacer de las cenizas como el ave fénix. En Venezuela más
nunca se puede permitir que se instauren revoluciones de odio, enfrentamiento y
dominación.
Dios
bendiga a todos los venezolanos de buena voluntad, que el voto consciente sea
quien defina el destino del país y no que un grupito de violentos secuestren la
voluntad de millones de electores que quieren un cambio.